ksheratto@gmail.com Imprudencia, error y ambiciones personales. S i alguien le insulta, veja a sus hijos, avergüenza a su pareja, sea mofa de su casa, le acusa de ladrón, asegura que usted es drogadicto, le llama asesino y amenaza con quemar su casa con gasolina y cerillos pagados por su familia, ¿lo invitaría a sentarse a su mesa? ¿Abriría las puertas de su casa para que el majadero en cuestión se regodee y en su propia cara repita cada insulto y amenaza? Las reglas de convivencia (buena o mala) aconsejan, por lo menos, una sana distancia. “Diplomacia de alto nivel”, han llamado los defensores a priori de la invitación presidencial e inmediata respuesta de Donald Trump, a la visita que éste miércoles hizo el aspirante republicano a un vilipendiado Enrique Peña Nieto, urgido de reflectores internacionales, de cara a un cuarto informe de gobierno que acusa tintes de mentiras repetidas. El descarado magnate, sin embargo, no le sirve al presidente mexicano para
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