Cuatro aspirantes a la gubernatura, de pacifistas. |
En primer lugar, habrán de derrumbar los muros de desconfianza que han generado el distanciamiento que a su vez, ha desembocado en violencia extrema. La construcción de un diálogo franco, abierto y honrado, debe pasar por varios procesos; no será fácil en el caso de Chamula, como no lo será en otros municipios indígenas donde los conflictos sociales se han agudizado en los últimos meses.
Ello nos obliga a algunas
preguntas de rigor: ¿Es suficiente una Comisión para resolver de fondo, forma y de manera permanente la grave situación de San Juan Chamula? ¿Los resolutivos a que llegaren garantizarían la paz duradera? ¿Son, los integrantes de esa Comisión, los personajes idóneos para conformarla?
Es de suponerse que parte del trabajo de la Comisión de Reconciliación, será el de investigar las causas y origen de los sucesos que llevaron a la muerte al alcalde y a cuatro personas más. Aunque ello compete exclusivamente a las autoridades judiciales, la Comisión estaría para coadyuvar y encontrar la verdad. Es evidente que la falta de recursos para obra pública en varias comunidades, detonó la violencia del sábado pasado.
Por lo mismo, se espera que tanto el Ministerio Público como la ya multicitada Comisión, interroguen a funcionarios de la Secretaría de Hacienda para determinar si en efecto, se hizo entrega de los recursos que reclaman los comuneros de Chamula. Y si no se entregaron, que explique su titular, por qué no lo había hecho. Obvio es que deben investigar otras líneas para no dejar cabos sueltos.
¿Por qué deben hacerlo? Porque una de las formas para crear un vínculo de confianza con las comunidades de ese municipio, es hablarles con honradez, con la verdad. Toda negociación se presta para ceder y conceder. Es la fórmula perfecta para que ninguna de las partes pierda. Imponer criterios y forzar admisiones, sería solo una pérdida de tiempo; tampoco sería recomendable tomar decisiones simplistas como la de ir y entregar los recursos exigidos, para calmar los ánimos.
No. Se requiere compromiso real, contundente. Y esto, principalmente de los componentes de la Comisión para la Reconciliación. Ahí, debemos decirlo con franqueza, hay una falla: algunos de los miembros de ésta, son funcionarios de gobierno que, de una u otra forma, tienen cierto grado de responsabilidad en la crisis política y social que vive Chiapas. Por otro lado, están parlamentarios que tienen claras intenciones de postularse para la gubernatura en el 2018.
Eso los deshabilita. Porque estarían ante la tentación, los primeros, de desviar el curso real de las investigaciones y los segundos, porque aprovecharían la coyuntura para fortalecer su imagen pública, por encima de los intereses del pueblo de San Juan Chamula y de Chiapas en general. Una Comisión de esa naturaleza, debieron conformarla ciudadanos sin ningún interés de protagonismo.
Debemos recordar que si bien para la construcción de un diálogo serio debe haber plena inclusión, también deben existir criterios de exclusión para quienes pudieran poner en entredicho los resultados de toda conversación. Esto, principalmente porque entre los mencionados para esa Comisión, resaltan adversarios políticos que buscan la gubernatura para el siguiente sexenio.
Por último, preguntémonos cuál es la agenda prioritaria de la Comisión y cuáles serán las estrategias que habrán de poner en marcha para lograr el objetivo común, que es la pacificación de Chamula. No puede ser una Comisión de ocurrencias y actos desesperados; debe ser de mesura, de alta cooperación y de respeto mutuo. De otra forma, será un cadáver más.