Peña Nieto y Moreira Valdez, imposiciones bajo la mesa. Fichero Político Angel Mario Ksheratto El Partido Revolucionario Institucional está resuelto a no modificar las actitudes que lo llevaron a la derrota en el año 2000; la soberbia, la simulación, las imposiciones y las decisiones cupulares arbitrarias, siguen siendo el elixir que los mantiene en la prehistoria de la política moderna mexicana. El caso Chiapas es la mejor prueba de ello. Si un partido mantuvo su capital político y social tras el descalabro frente a un pragmático Vicente Fox Quesada y una negociación de alto nivel en cuanto a la gubernatura en ese mismo año, ha sido el PRI de Chiapas. La “derrota” del 2000, como ha quedado históricamente probado, fue un acuerdo bajo la mesa entre el entonces saliente Presidente Ernesto Zedillo y líderes de la izquierda que juraron aceptar el cómputo final de votos, a cambio del gobierno chiapaneco, encabezado por el tirano Pablo Abner Salazar, quien había amenazado con des
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