Angel Mario Ksheratto
Fanáticos y trogloditas al mismo tiempo; incapaces de entender que el fútbol es solamente un juego, un deporte en el que se gana y se pierde. Incivilizados, los miembros de la llamada “porra” del equipo Jaguares, arremetieron el sábado pasado contra los hinchas del cuadro visitante. Armaron el caos y sembraron el miedo y el terror en cientos de aficionados que solo llegaron a divertirse al Víctor Manuel Reyna.
Inadmisible, desde todo punto de vista; los testigos aseguran que los de la barra chiapaneca, andaban exageradamente ebrios… Unos quizá, hasta drogados. ¡Por favor! ¿Y el espíritu deportivo?
Culpa es de los directivos de ése equipo; permiten la venta libre y sin control de bebidas alcohólicas y sobre eso, dejan que cualquier patán forme parte de lo que debería ser un cuerpo de apoyo moral al equipo.
La violencia futbolera debe parar; en esa misma jornada, dos jugadores de las Chivas del Guadalajara, emularon una ejecución durante la celebración de un tanto. ¿A dónde vamos a parar?
La exigencia es que los directivos del Jaguares, echen de la porra a los rijosos; no representan a los chiapanecos. Son una vergüenza, un mal que debe ser cortado de tajo.
Son un ultraje a la armonía. Un ultraje a la sana convivencia. Un ultraje al deporte. Un ultraje a Chiapas y los chiapanecos, que no se caracterizan por ser groseros y prepotentes con los visitantes. ¡Ya basta de violencia!