Ligar a terroristas con sicarios, la estrategia. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
A los enredos en territorio mexicano en la lucha contra el crimen organizado, el oportunismo descarado de Estados Unidos, cuya pretensión es no solo entrometerse en decisiones nacionales, sino controlar territorialmente a México. Un republicano lo dejó entrever hace unos días al asegurar que de ganar la presidencia de ese país, no dudaría en enviar tropas norteamericanas al nuestro.
Pocos días después, ambos gobiernos se regodearon con la detención de un supuesto terrorista iraní que fue regresado del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México a tierras del tío Sam, donde quedó prisionero; las versiones oficiales indicaron con bombo y platillo que aquel hombre ingresó a México con la intención de coordinar con sicarios locales un atentado en Washington, contra un diplomático árabe.
Hasta ahí, los analistas especializados han elogiado la acción conjunta y la cooperación de México para combatir el terrorismo internacional. Pero a la luz de los hechos, las interpretaciones no deben quedar solamente en el aplauso a una acción de aparente prevención, sino que deben ir hacia la intención desconcertante: relacionar a los narcotraficantes mexicanos con Al Qaeda.
No es casualidad que la inteligencia gringa tenga bajo la manga ese as. Al gobierno de Estados Unidos, poco ó nada le importan las consecuencias de la guerra contra el crimen organizado en México. Les interesa protegerse a sí mismos y al mismo tiempo, buscar el control territorial de un país que ahora, frente a las consecuencias de sus intervenciones ilegales en otros estados, les resulta estratégico.
Una posible conexión de terroristas de Al Qaeda con sicarios mexicanos, puede no ser una realidad; pero sí, un pretexto para incursionar militarmente en México, bajo el subterfugio de “liberarnos” de sicarios y terroristas. Es el discurso preferido de aquel gobierno para ocupar países que son de su interés político, económico y militar. Sucedió en Irak y en Afganistán recientemente. Ocurrió en Panamá, Nicaragua y Guatemala, en el pasado.
En Colombia y Honduras, la presencia encubierta y de manera abierta, fue una realidad. En el primer país, fue con la excusa de rescatar a ciudadanos norteamericanos secuestrados por las FARC; en el segundo, para proteger a los ciudadanos de los riesgos de las pandillas conocidas como “maras”. Pretextos no les han faltado a nuestros vecinos del norte.
Ya dieron los primeros pasos: el anunció soterrado y la acción disfrazada. No tardarán en decir que sus cuerpos de inteligencia comprobaron no solo nexos afectivos entre terroristas y sicarios, sino que los primeros, asesoran, entrenan y financian a los segundos. Será entonces que empecemos a ver tropas del norte en las principales plazas donde se supone, opera el crimen organizado.
Ante eso, el gobierno doméstico ha sido sumiso. Los escándalos de introducción oficial de armas a México, nos mostraron a una diplomacia fría, concomitante con los organizadores del envío y el asunto no pasó de ser una anécdota poco inteligente.
Para el colmo, algunos gobiernos estatales no están a la altura de los intereses soberanos del país. En Veracruz, el gobierno estatal ha presionado a los medios a no difundir la gravedad de la violencia. No ha justificado su aberrante acto de censura y tampoco ha explicado razones confiables para creer que ocultar la verdad le hace bien a la ciudadanía.
En Nuevo León, los nexos de las policías son tan evidentes, que casi el 80 por ciento de los miembros de las fuerzas del orden han sido apresados bajo cargos de cooperación con los delincuentes. Ni censurar, ni ocultar la verdad, son soluciones a un problema de fondo. Es mentir y es arrastrar a todos a los riesgos de quedar en medio de un fuego cruzado, por mencionar lo menos.
El desbarajuste, las acciones poco honorables para enfrentar una guerra sin sentido, son factores que Estados Unidos ha analizado profundamente y es lo que está sirviendo de pretexto para, eventualmente, organizar una incursión militar. No es lo deseable, por supuesto. Es grave para nosotros, puesto que el sometimiento, traería más problemas.
De ahí la urgencia que el Gobierno Federal, replantee su estrategia. Deberá ser una propuesta decorosa e inteligente, contundente y efectiva. Es evidente que la actual estrategia es equivocada; sus sangrientos resultados así nos lo indican. Con todo y eso, la prioridad debe ser proteger los intereses nacionales y privilegiar la soberanía de México. Sería un grave error dejar en manos gringas, una solución que, con un poco de voluntad, se puede encontrar aquí mismo. Ya lo dijimos: los vecinos norteños, están como zopilotes, a la espera del menor de los errores para caer sobre nosotros.
Ya lo han anunciado; no necesitamos más para reconocer en sus acciones, otras que verdaderamente, nos van a llevar al abismo.
Tarjetero
*** A raíz de la denuncia hecha en éste espacio recientemente y relacionada con Juanito Pablo Méndez Martínez, director de la Contraloría Social del Gobierno del Estado, muchos han sido los ciudadanos que se han acercado para hacer una serie de denuncias contra éste pésimo funcionario. Le acusan de todo: acosador sexual, acosador laboral, deshonesto, prepotente, descarado, abusivo, ladrón… En fin, lo pintan de cuerpo entero, lo cual es muy preocupante, pues hace algunos días, cuando el Gobierno firmó un convenio de cooperación con instituciones federales encargadas de combatir la corrupción, el propio mandatario instó a todos a hacer las denuncias pertinentes. Las denuncias contra Méndez Martínez, son graves y lo mejor, están documentadas. De tal manera que quienes estén en Chiapas encargados de velar por la transparencia, tienen elementos de sobra para proceder contra éste rufián que dicen, se siente protegido por los doce apóstoles y las 33 vírgenes. ¿Desoirán al gobernador Sabines? Esperemos que no; el gobernador ha dado claras muestras de pulcritud en el servicio público y todos están obligados a seguir su ejemplo. *** Hablando de corrupción, el alcalde de Tonalá, David Aguilar Solís, está en la cuerda floja. Hace unos días, un grupo de pescadores se perdió en alta mar. La razón fue que no tenían un faro para guiarse durante las noches. Sucede que Aguilar Solís, se comprometió en campaña a instalar uno y sencillamente no ha cumplido. El problema no es ese, sino que en sus cuentas, ya aparece esa construcción, por lo visto, inexistente. Y es que a David, le gusta meter las manos. Todavía andan bailando 50 millones del sindicato magisterial que él dirigió. Fue en su trabajo como secretario general que esa cantidad desapareció. *** Luego nos leemos.
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