Fichero Político Angel Mario Ksheratto Andrés Manuel López Obrador, llama al diálogo pero no deja su discurso apantallante y agresivo. ¿Cómo le gustaría a Usted el diálogo entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón? ¿O cómo imagina una charla de política entre el tabasqueño y el madrileño Juan Camilo Mouriño? –“Joder Manolete que estáidz plenamente equivocado, que yo no he hecho negodzios con PEMEX”. “¡Al diablo con tus chachalaquerías, coño!”–. Interesantísimo. Un diálogo de altura, entre adversarios coyunturales surgidos, el de aquí de una derrota electoral y el de allá, de un capricho unipersonal que marcó el inició de la decepción nacional por Calderón. Andrés Manuel, fiel a su estilo de gallito peleador, propuso el domingo pasado una apertura que incluye un “diálogo con los adversarios” a quienes, de paso, volvió a embarrar con acusaciones de cualquier calibre, peso y dimensión. Los culpó de la extrema pobreza, los volvió a acusar de bandoleros y remachó su proverbial le
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