Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Las autoridades piden no cargarse de
miedo. ¿Cómo, si la violencia se ha
instalado en la intimidad de todos
los hogares mexicanos?
Imposible negar el calificativo de “acto terrorista” a la matanza de inocentes en plenas fiestas patrias; no fue un mero accidente, fue un acto premeditado que sin duda, lleva mensajes claves que no pueden ser desoídos pretextando luchas internas entre bandas rivales. De los veinticuatro cadáveres encontrados en La Marquesa, los doce decapitados en Mérida y decenas más de ejecuciones a lo largo del país, se ha dicho que la mayoría de las víctimas estaban ligadas al crimen organizado; el resto, eran policías en combate de éstas. Pero las de Morelia, nada tenían qué ver con sus ejecutores. Solo eran ciudadanos con ganas de vivir, sin nada qué pagar a nadie. Y les cobraron con la vida, cuando no, con la mutilación de sus cuerpos, a juzgar por los reportes de prensa que indican que a muchos heridos, les han tenido qué amputar las extremidades inferiores con tal de salvarles la vida.
Llama la atención que el atentado terrorista haya sacudido la tierra del Presidente Felipe Calderón, gobernada por un perredista que no ha ocultado su simpatía con el mandatario, de extracción panista. ¿Es un mensaje de amenaza? ¿La confirmación del imperio del terrorismo? Lastimosamente, ese acto nos recuerda la época amarga de narcoterrorismo que vivió Colombia recientemente y que aún sigue azotando al país sudamericano con la complicación de una guerrilla violenta e intransigente. No es la primera vez que ocurre un acto de esa naturaleza pero que no ha sido dimensionada como corresponde; se ha limitado a una guerra entre pandillas, lo cual ha restado responsabilidad de las autoridades para frenar la violencia. En la lógica de un gobierno pasivo, el exterminio mutuo de las bandas rivales, resulta un buen negocio que le ahorra recursos y esfuerzos. Pero cuando el enfrentamiento entre éstas toca a la sociedad, es obligación ineludible del Gobierno, implementar todas las medidas para garantizar la seguridad del resto de los ciudadanos.
Hasta ahora, los llamados de los políticos es a “no caer en el miedo”; inadmisible sugerencia cuando el terror no solo ha tocado la puerta sino que se ha instalado en la intimidad de todos los hogares mexicanos. Cómo no caer en pánico cuando ya no se está seguro en ninguna parte; el llamado, por ejemplo, del dirigente nacional del PAN –que en entrevista con El Universal, se negó a calificar de “terrorista” el atentado de Morelia– aumenta la inconformidad nacional frente a la violencia, pues Germán Martínez Cazares, no solo intenta reducir los efectos del artero crimen, sino que defiende la ineptitud oficial para atender la urgente demanda de seguridad. El dirigente del PAN, probablemente no tenga miedo porque anda rodeado de guaruras, pero los millones de mexicanos que no tienen ni para comer tres veces al día, están expuestos no solo al terror de las bandas criminales, sino a la inaceptable pasividad de las autoridades. Nada justifica la violencia contra civiles inocentes. Nada exime a las autoridades de su responsabilidad en las acciones de terror. Más aún cuando horas después de la masacre, el gobernador michoacano, Leonel Godoy, informó que habían tenido amenazas de un acto de esa naturaleza. ¿Por qué no alertó a sus cuerpos de seguridad? ¿Por qué no suspendió los festejos septembrinos? ¿Por qué no extremaron las precauciones? Según se sabe, la gente ingresó a la Plaza Central de Morelia, sin pasar ninguna medida de seguridad. ¿Hubo negligencia? ¿Valemadrismo puro, quizá?
Hoy ya nada se puede hacer por las víctimas; honores póstumos y promesas de agarrar a los responsables, es lo que queda para ellas. Para los deudos y decenas de heridos, la secuela permanente y la pena de ser ahora, parte de las estadísticas de una guerra que no les corresponde y que tienen qué asumir como propia ante la ineficacia de las autoridades. ¿Qué sigue después de aquella matanza? ¿Cuántas víctimas más habrán de surgir para que por fin veamos una acción contundente de los cuerpos de seguridad?
El paso que se lleva en el derrotero de la violencia, nos está conduciendo al callejón sin salida de la anarquía. Se ha retado al Estado Mexicano por un lado y por el otro, se ha dado un claro mensaje de superioridad por parte de quienes han optado por la violencia como método para implantar el estado de terror. Vemos a partir de las últimas matanzas, a un Estado debilitado, vulnerable y sin estrategias confiables para combatir al crimen organizado. Los discursos que se va ganando la guerra contra la delincuencia, han perdido fuerza y credibilidad. Los delincuentes por su parte, han ignorado a la sociedad que en masa, recién les dio la espalda y exigió fin a sus atrocidades. Mientras ello sucede, los políticos siguen su orgía de malentendidos. Pero nadie ofrece una solución concreta, firme y determinante. Falta mucha cultura de solidaridad para dejar atrás los enconos ideológicos y luchar juntos por restablecer el orden y el respeto en México. Lástima.
Tarjetero
*** Dirigidos por un sujeto de nombre Rodrigo, un comando de custodios de “El Amate”, intentó embarrancar un vehículo particular donde viajaban familiares de internos que regresaban de una visita a ese lugar. Según las víctimas, desde la salida del penal, la camioneta de custodios, inició una serie de insultos contra éstas. Posteriormente, las siguieron y en varias ocasiones los rebasaban obligándolos a salirse de la cinta asfáltica. ¿Quién dio la orden para atentar contra éstas? Ojalá, el Secretario de Seguridad Pública, Daniel Roque Figueroa, tome cartas en el asunto, se investigue a fondo ése atentado y se ponga tras las rejas a los criminales con uniforme. Estaremos muy pendientes de ese caso. *** Una señorita con todas las ganas de vivir, murió atropellada por una combi del servicio colectivo. Una víctima más que pasa sin pena ni gloria para las autoridades del transporte. Preguntamos públicamente a éstas: ¿cuántos cafres están presos por causar lesiones y muertes a los usuarios? A ver si nos responden. *** Luego nos leemos.
http://ksheratto.blogspot.com
ksheratto@gmail.com
ksheratto@hotmail.com
Angel Mario Ksheratto
Las autoridades piden no cargarse de
miedo. ¿Cómo, si la violencia se ha
instalado en la intimidad de todos
los hogares mexicanos?

Llama la atención que el atentado terrorista haya sacudido la tierra del Presidente Felipe Calderón, gobernada por un perredista que no ha ocultado su simpatía con el mandatario, de extracción panista. ¿Es un mensaje de amenaza? ¿La confirmación del imperio del terrorismo? Lastimosamente, ese acto nos recuerda la época amarga de narcoterrorismo que vivió Colombia recientemente y que aún sigue azotando al país sudamericano con la complicación de una guerrilla violenta e intransigente. No es la primera vez que ocurre un acto de esa naturaleza pero que no ha sido dimensionada como corresponde; se ha limitado a una guerra entre pandillas, lo cual ha restado responsabilidad de las autoridades para frenar la violencia. En la lógica de un gobierno pasivo, el exterminio mutuo de las bandas rivales, resulta un buen negocio que le ahorra recursos y esfuerzos. Pero cuando el enfrentamiento entre éstas toca a la sociedad, es obligación ineludible del Gobierno, implementar todas las medidas para garantizar la seguridad del resto de los ciudadanos.
Hasta ahora, los llamados de los políticos es a “no caer en el miedo”; inadmisible sugerencia cuando el terror no solo ha tocado la puerta sino que se ha instalado en la intimidad de todos los hogares mexicanos. Cómo no caer en pánico cuando ya no se está seguro en ninguna parte; el llamado, por ejemplo, del dirigente nacional del PAN –que en entrevista con El Universal, se negó a calificar de “terrorista” el atentado de Morelia– aumenta la inconformidad nacional frente a la violencia, pues Germán Martínez Cazares, no solo intenta reducir los efectos del artero crimen, sino que defiende la ineptitud oficial para atender la urgente demanda de seguridad. El dirigente del PAN, probablemente no tenga miedo porque anda rodeado de guaruras, pero los millones de mexicanos que no tienen ni para comer tres veces al día, están expuestos no solo al terror de las bandas criminales, sino a la inaceptable pasividad de las autoridades. Nada justifica la violencia contra civiles inocentes. Nada exime a las autoridades de su responsabilidad en las acciones de terror. Más aún cuando horas después de la masacre, el gobernador michoacano, Leonel Godoy, informó que habían tenido amenazas de un acto de esa naturaleza. ¿Por qué no alertó a sus cuerpos de seguridad? ¿Por qué no suspendió los festejos septembrinos? ¿Por qué no extremaron las precauciones? Según se sabe, la gente ingresó a la Plaza Central de Morelia, sin pasar ninguna medida de seguridad. ¿Hubo negligencia? ¿Valemadrismo puro, quizá?

El paso que se lleva en el derrotero de la violencia, nos está conduciendo al callejón sin salida de la anarquía. Se ha retado al Estado Mexicano por un lado y por el otro, se ha dado un claro mensaje de superioridad por parte de quienes han optado por la violencia como método para implantar el estado de terror. Vemos a partir de las últimas matanzas, a un Estado debilitado, vulnerable y sin estrategias confiables para combatir al crimen organizado. Los discursos que se va ganando la guerra contra la delincuencia, han perdido fuerza y credibilidad. Los delincuentes por su parte, han ignorado a la sociedad que en masa, recién les dio la espalda y exigió fin a sus atrocidades. Mientras ello sucede, los políticos siguen su orgía de malentendidos. Pero nadie ofrece una solución concreta, firme y determinante. Falta mucha cultura de solidaridad para dejar atrás los enconos ideológicos y luchar juntos por restablecer el orden y el respeto en México. Lástima.
Tarjetero
*** Dirigidos por un sujeto de nombre Rodrigo, un comando de custodios de “El Amate”, intentó embarrancar un vehículo particular donde viajaban familiares de internos que regresaban de una visita a ese lugar. Según las víctimas, desde la salida del penal, la camioneta de custodios, inició una serie de insultos contra éstas. Posteriormente, las siguieron y en varias ocasiones los rebasaban obligándolos a salirse de la cinta asfáltica. ¿Quién dio la orden para atentar contra éstas? Ojalá, el Secretario de Seguridad Pública, Daniel Roque Figueroa, tome cartas en el asunto, se investigue a fondo ése atentado y se ponga tras las rejas a los criminales con uniforme. Estaremos muy pendientes de ese caso. *** Una señorita con todas las ganas de vivir, murió atropellada por una combi del servicio colectivo. Una víctima más que pasa sin pena ni gloria para las autoridades del transporte. Preguntamos públicamente a éstas: ¿cuántos cafres están presos por causar lesiones y muertes a los usuarios? A ver si nos responden. *** Luego nos leemos.
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