Fichero Político Angel Mario Ksheratto Sol Corzo, hijo putativo del dictador, pretende poner nombre a las culebras. Pablista por sumisión, funcionario por conveniencia, protagónico hasta incitar la vergüenza pública; en los mejores tiempos del pabliato, optó por hacer el triste papel de chocarrero, lo que le valió que, en pago por sus gracejadas histriónicas y menguados dotes de cervantino perdido en la modernidad, el mismo Pablo Salazar –su “padre”, como él mismo lo definía cuando los sumos del licor invadían su diminuto cerebro– le pagase la grabación de uno o más discos musicales en los que, dicen los masoquistas que le han escuchado, despedazó algunas canciones y vomitó desgarradores gritos que crispan hasta los vegetales. Ése es David Sol Corzo, frustrado candidato a una diputación y exfuncionario bajo sospecha que, una vez asentado en la soledad del ocio al que siempre se ha dedicado, decidió saltar a los Medios, ya no como trovador ni como pescador sin redes, sino como defensor
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