Fichero Político Angel Mario Ksheratto En el Instituto de la Mujer, se privilegian los chismes de lavadero y no las políticas sensatas. Suena casi a mandato, orden que pareciera ser la manda irresistible de uno de los organismos creados precisamente para alimentar la equidad de género pero también, para que las mujeres atiendan por sí mismas las exigencias que por años fueron desoídas y que ahora, encuentran una forma para la diversidad. Antes de seguir debo aclarar que Deysi Castillo, la actual titular del Instituto de la Mujer, no es santa de mi devoción; tiene sus mechas que prenden la pólvora debido a su agrio carácter y su fea forma de asumir sus relaciones públicas. Pero a la vez, es una mujer exigente con su trabajo, que es, desde mi modesto punto de vista, la raíz de los “males” que han generado una andanada de críticas cuya matriz está ahí mismo y se alimentan de envidias, fobias, haraganerías, chismes y ambiciones personales que no ayudan en nada a las mujeres mismas. Hay, po
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