Fichero Político Angel Mario Ksheratto El PRI, sometido a un intenso jaloneo y bajo sospecha, otra vez, de simular su proceso interno. Para algunos, es la pachanga tradicional; para otros, carnaval de payasos y para muchos más, cena de negros. Es la “fiesta grande del priismo”, ésa donde de todas formas, las viejas mañas prevalecen y la simulación es la invitada de honor; es el proceso interno, una justa injusta donde gana el predilecto y se despotrica contra el que no ha sido de antemano elegido por una cúpula hipócrita y concupiscente, incapaz de ver más allá de sus propios intereses. Basta ver el trato preferencial que se da a los elegidos en los medios priístas (o de priístas) para darse cuenta de la jugarreta, del engaño, de la burla de todas las etapas de un proceso viciado desde su concepción. ¿Cuál democracia interna? Es por ello que los payasos y ambiciosos aprovechan la tiranía del desperfecto para incrustarse en un movimiento que a la larga, ahonda la tumba del PRI. No vaya
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