Salarios máximos

Vínculo

Fichero Político

Angel Mario Ksheratto

La respetabilidad de un órgano que, si no ha hecho muy bien las cosas que digamos, por lo menos ha mantenido cierta distancia objetiva de los demás Poderes del Estado, puede terminar en cualquier lodazal si sus miembros, los Ministros de la Suprema Corte, mantienen su comprensible postura frente a la iniciativa de bajar los sueldos de los funcionarios de todos los niveles y Poderes. Decimos “comprensible” porque si de algún escándalo han sido víctimas los integrantes del Poder Judicial es de los altísimos salarios que devengan, aún cuando en muchas ocasiones, los resultados por su trabajo dejan mucho qué desear. Con todo y eso, la mayoría de los mexicanos sigue considerando que es una de las pocas instituciones que gozan de buena salud en medio de las epidemias de diversa índole que atraviesa el resto de órganos de gobierno.

Pero es

a respetabilidad está ahora en riesgo. La terquedad de los ministros a que no les bajen el sueldo y que por el contrario, se busquen las formas de ser mejor pagados, empieza a ser un tema de controversia, no por las cantidades, sino por la férrea oposición de la SCJN que ve en la medida, un ataque, no a su robusta economía, sino a sus muy particulares intereses, pues de aprobarse en el pleno del Senado, en los sueldos de los altos funcionarios irán incluidas otras percepciones mediante las cuales algunos se despachaban con la cuchara grande. Ése es el meollo del asunto, pues aunque los ministros se pasan rascando la barriga en sus lujosas y elegantes oficinas, “viatican” como si cada semana dieran mil vueltas alrededor del mundo. Eso es lo que extrañan.

De ahí, la medida es elogiable; resulta insultante que hasta algunos alcaldes tengan percepciones salariales más altas que el mismo Presidente de la República. O q

ue los diputados de cualquier legislatura, se gasten enormes cantidades de dinero en viajes y eventitos de pacotilla con dinero de los ciudadanos. El asunto ahora es dónde van a invertir lo que logre ahorrarse de esos importantes recortes; y también debemos saber cómo se aplicarán tales recursos. No vaya a ser que le quiten a unos para darlo discrecionalmente a otros que no lo necesitan o que de plano, tengan intenciones de quedarse, a la malagueña, con lo que pertenece a los mexicanos. Y que los ministros ya se dejen de burradas. Ya se hicieron millonarios y es tiempo que piensen en el país y no solo en ellos, puesto que no son una casta de privilegiados, sino simples ciudadanos con deberes y obligaciones con México y los mexicanos. ¿O qué? ¿Están en contra de los mexicanos más jodidos?

Escupitajo en la cara

Dos meses después de haber asumido formalmente como rector de la UNACH, Jorge Ordóñez denunció un faltante de 40 millones de pesos y dejó entrever que su antecesor habría hecho mal uso de esos recursos; también justificó su posterior fracaso y encubrió de una vez por todas, el multiplicado desfalcó que él llevaría a cabo durante su gestión y que hoy se sabe, asciende a varios cientos de millones de pesos. En aquella ocasión, el entonces flamante rector acusó a su antecesor de haber pagado un sinnúmero de “aviadurí

as” y se comprometió a que durante su estancia en la rectoría, no permitiría esa vieja práctica. Sin embargo, tuvo sus “aviadores” y no fueron poca cosa. Un informe interno de los últimos días de Ordóñez, revela que entre los que cobraban sin presentarse a trabajar, figuran familiares suyos y del exgobernante Salazar Mendiguchía, así como parientes y compadres de algunos funcionarios de primer nivel del gobierno pablista. Eso explica por qué el sucesor de Ordóñez ha intentado incluso, recular su denuncia pública respecto al escandaloso fraude.

Ángel René Estrada Arévalo, fue parte del gabinete de Salazar Mendiguchía y es muy posible que más de un familiar o amigo suyo tuvo parte del botín universitario, razón sufici

ente para esconder, como lo hizo con el asesinato de más de una treintena de niños en un hospital de Comitán, cuando el fungía como secretario de Salud en los inicios de ésa dictadura. En otras palabras, los coyotes de la misma loma, ahora intentan recomponer las cifras para no salir manchados. Pero el daño está hecho, hagan lo que hagan y digan lo que digan. La corrupción es un hecho que no pueden esconder y que por tanto, no debe quedar impune.

Porque ahora resulta que el encubridor de aquellas lamentables muertes de niños, anda pidiendo a la iniciativa privada “una ayudadita” para resarcir el fraude de su antecesor. Eso no va a solucionar la severa crisis de la UNACH. Que Ordóñez devuelva centavo por centavo y que los demás funcionarios universitarios que están involucrados en ese descomunal robo, también paguen por sus malos actos. ¡Qué bonito! Ahora los empresarios, el gobierno y cuantos se dejen, van a pagar lo que un mal ciudadano disfrutará. Si hoy se deja en total impunidad a Jorge Ordóñez, Ángel René hará lo mismo. Eso que nadie lo dude. Ya vieron el caminito y por ahí se van a ir. Lo justo es que antes de andar pidiendo dinero a empresarios y productores para pagar las deudas del exrector, debe Estrada Arévalo pedir perdón (con eso que está de moda) por los crímenes cometidos contra aquellos niños comitecos y por supuesto, llevar el caso Ordóñez a los Tribunales. No hacerlo significará un acto de complicidad directa que restará confianza en la rectoría.

Tarjetero

*** Para Doña Martita, que ayer cumplió años, un abrazo y el agradecimiento por su generosidad. *** La ineptitud del recién nombrado encargado de dirigir al destartalado ISSTECH, dicen, será determinante para que éste cometa error tras error, como los que ya se empiezan a ver. Y todo, porque el pablista Arturo Velasco intenta manipularlo. ¡Cómo no!, si ambos trabajan por el regreso del pablismo. *** Ayer se conmemoró un aniversario más de la muerte de Juan Sabines Gutiérrez, padre del actual gobernador. *** En Acala los calientes por alcanzar la alcaldía ya empiezan a sacar la cabeza. Alonso Román Vargas del PRD, dicen es uno de ellos y con algo de delantera entre los electores y frente a los demás. *** Luego nos leemos.

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