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La pobreza del PRD

Fichero Político

Angel Mario Ksheratto


Pugnas irreconciliables, grupos de poder desquiciados, tribus salvajes fuera de control y una dirigencia poco convencida de su papel, son los factores que tienen al Partido de la Revolución Democrática en Chiapas en un callejón sin salida, pese a que de una u otra forma, su dirigente a encontrado rendijas para escapar, aunque solo sean rutas ilusorias, pues el pantano en que se revuelcan los engulle cada vez más decididamente. La prueba de ello es la última reunión del Consejo Político que determinó buscar alianzas. Lejos de haber sido un espacio de discusión inteligente para treparse a un proceso electoral competitivo, resultó un tormento para Carlos Esquinca, quien hubo de soportar reproches y regaños de la militancia debido a su nula presencia como dirigente y a su falta de capacidad para guiar a las hordas por un camino, por lo menos, de relativo éxito. Con poco conocimiento de las necesidades y exigencias de la desorientada militancia, Esquinca apenas esbozó un discurso de tres minutos en los que reflejó su total indiferencia hacia los problemas de un partido que no ha podido ser más que franquicia al mejor postor o, como se dice con sobrada razón, el drenaje por donde circulan, orondos, los priístas resentidos que no han encontrado formas de hacer política en el también destartalado Partido Revolucionario Institucional.

Por si fuera poca la incapacidad de Carlos para dirigir lo que queda de aquella izquierda contestataria y digna, se suma la airosa queja de decenas de dirigentes municipales que le exigieron sacar las manos de los procesos locales internos y le impusieron como condición para su permanencia, dejar de imponer dirigentes afines a la tribu que enjaretó al dirigente estatal en la silla que no calienta debido a su constante ausencia en las oficinas perredistas. Si el dirigente perredista ha sido señalado de tratar de imponer dirigentes, en el asunto de las candidaturas, las cosas se están poniendo difíciles, puesto que en la pretendida sesión del Consejo Político, hubo quienes de plano, amenazaron a éste si persistía en imponer candidatos sin capacidad competitiva. A ese paso, lo más seguro es que Carlos Esquinca pase a la destartalada historia del PRD local, como uno de los dirigentes más grises que haya tenido ese instituto político. No tiene ninguna excusa para hacer mal las cosas ni para decir que no se puede ser un buen dirigente. Y es que no es lo mismo lidiar con sindicalistas que con tribus desvencijadas que pelean a brazo partido por el poder dentro de un organismo incapaz de encontrar la ruta de su propio futuro.

Personeros pablistas


Las quince organizaciones de periodistas activos que nos reunimos el pasado 16 y 17 de febrero, alcanzamos un acuerdo sustancial: mantener la unidad frente a cualquier embate externo que pretendiese atacarnos sin justificación alguna. Una semana después de ese único e importante acto –atestiguado por autoridades y periodistas de varios estados y representantes de organismos internacionales– surgió la iniciativa de los voceros pablistas para tratar de desbaratar esa unidad. La intención es defender a los funcionarios de esa dictadura que aún siguen incrustados en el gabinete de la nueva administración y por supuesto, limpiar la imagen del exgobernante, bajo sospecha por muchas razones y motivos. David Tovilla y Norberto Chamé, con el auspicio de Alfredo Palacios, Reybel Santos y Carlos Cruz Coutiño, entre otros, han sido los encargados de planear una feroz campaña de desprestigio y amenazas contra los críticos de ésa dictadura, lo cual, desde luego, rechazaremos con energía, puesto que no estamos dispuestos al sometimiento y menos, al de una banda de forajidos que pretenden constituirse en dueños de los chiapanecos.

Mi colega y amigo Alberto Ramos denunció ayer que ha sido conminado a dejar de criticar al gobierno de Pablo Salazar, lo que llevó al prestigiado columnista a solicitar protección debido a que teme por su vida; otros periodistas han empezado a ser coaccionados o amenazados. De la oficina clandestina de Salazar y Tovilla, salió hace unos días la versión en el sentido de presionar a un periodista local haciéndole recordar que un familiar de éste, cobró 35 mil pesos mensuales durante la dictadura recién terminada y ello era suficiente para someterlo. No me consta si así fue, pero hay indicios claros de los que muchos periodistas nos hemos dado cuenta. En otras palabras, Tovilla y Chamé, aparte de coaccionar a sus antiguos aliados, los exhiben, en un acto de estupidez y deslealtad. Quienes hemos criticado los abusos de Pablo Salazar y su pandilla, lo seguiremos haciendo hasta encontrar justicia para las miles de víctimas que dejaron tirados a su paso. Eso que quede claro. Por supuesto, lo que por esa razón pudiera sucedernos, es responsabilidad de esa banda, especialmente de Pablo y su familia, que son los que están luchando porque no se sepan los actos de aberrante corrupción que cometieron al amparo del poder.

En cuanto a la unidad del gremio, llamo a todos los colegas a mantenernos firmes, a no permitir que una chusma de ésa índole, pretenda someternos. Si soportamos las presiones cuando detentaban el poder, ahora no nos van a vencer, a menos que recurran a la violencia, como parece ser que planean. ¿O no David? ¿O no, Pablo?

Tarjetero


*** Trascendió que el gobierno de Estados Unidos donó dos millones de dólares sólo para reconstrucción de escuelas devastadas por el huracán Stan, pero nadie sabe dónde quedó ése dinero; igual ocurrió con la millonaria donación del actor y director cinematográfico Mel Gibson. A ver si los pablistas, en lugar de estar creando campañas de desprestigio, explican dónde quedó tanto efectivo. *** Al parecer, Joel Salazar sigue emitiendo órdenes en Chiapas. Resulta que ayer fue detenido el abogado de una ciudadana muy honorable a la que Antonio Córdoba Cordero encarceló en contubernio con el hermano del exgobernante. Es una historia de violaciones graves que le tendré completa aquí y en el libro “Palabra bajo arresto” que, espero, muy pronto salga a la venta. *** Luego nos leemos.

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