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Angel Mario
Ksheratto
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Otro diputado chapulín. |
Como en los
viejos tiempos de gloria priísta, el recién estrenado diputado verdista, Omar
Molina Zenteno, hizo uso de músicos y mujeres indígenas para dar un anuncio que
refleja su oportunismo y sed de poder: salirse del partido que hizo el favor de
postularlo, para, seguramente, afiliarse a la bancada de MORENA, el partido que
la fallida Cuarta Transformación ha puesto de moda y al que han huido todas las
ratas del viejo régimen.
No es la
primera vez que el ahora legislador, cambia de camiseta; desde los tiempos de
Patrocinio González —siendo aún chamaco—, sirvió a los intereses de la cúpula
priísta. Pasaron Elmar Setzer Marseille, Javier López Moreno, Eduardo Robledo,
Ruiz Ferro y Roberto Albores y Molina Zenteno, aparecía en cualquier oficina
pública, como funcionario de cualquier nivel.
Ya sea como
Ministerio Público, maletero, secretario, policía, subprocurador, subsecretario
o presidente de alguna organización afín al gobierno, el hombre se aseguró de
tener un espacio laboral. Es válido.
Pero para
ello, perdió el sentido de la institucionalidad, la ética y la lealtad. Ayer
mismo, durante el evento donde anunció su reciente traición, negó su pasado
priísta y solo a regañadientes, admitió haber militado en el PRD, partido al
que llegó cuando el PRI empezó su declive entre los años 1999 y 2000.
Cuando el
partido amarrillo se vino a pique y el PVEM se perfilaba apara ganar las
elecciones del 2012, corrió a buscar cobijo en ese partido y buscó varias
postulaciones sin éxito, hasta que, de último momento, fue inscrito como
suplente de Eduardo Zenteno, quien se fue del cargo hace unas semanas.
Ahora,
abandona ese partido y deja abierta la posibilidad de afiliarse a MORENA. No
cabe la menor duda que así será. Porque le asegura, por lo menos, seis años de
dinero fácil y de cargos públicos. Chambista, pues. Un oportunista con todas
las agravantes.
Nada de
rescatable hay en Molina Zenteno; en cada partido en el que ha militado, ha
aprendido todas las mañas posibles. En el PRI, el acarreo y la utilización de
grupos vulnerables para presentarse como el salvador de éstos y para hacerse
sentir un político amado, aclamado. En el PRD, aprendió el arte del chantaje
político y la corrupción. En el Verde, el cinismo y la frivolidad.
—¿Cuánto les
están pagado para venir a éste evento? —le pregunté a uno de los músicos
indígenas que fueron llevados al Congreso para “amenizar” el “gran anuncio”—.
—Nada…
Bueno, lo ofrecieron 200 peso cada uno, pero saber si lo van a pagar —respondió.
—¿Por qué cree
que no le van a pagar?
—Todos los
político son un mierda; así lo hacen siempre, lo van a engañar a uno y no lo
cumplen.
—¿Ya les
dieron de comer?
—Poquito
pues. Taquito con refresco.
—¿Conoce
usted al diputado?
—¡Saber quién
verga es!
Transitorio
El alcalde
capitalino no tiene intenciones de seguir las reglas que el jefe de la 4T ha
puesto sobre la mesa. AMLO juró y perjuró —en campaña, en su toma de protesta y
en sus alucinantes conferencias de prensa mañaneras— que no impondrá un solo
impuesto. Carlos Morales, hace lo contrario.
Ahora,
pretende imponer el dos por ciento para el alumbrado público. Ese, se incluirá
en los recibos de luz. Un abuso. Un exceso. Por ley, los ayuntamientos deben
correr con ese gasto. No el pueblo.
Por tanto,
es inaceptable el gravamen y responsabilidad del Congreso es, rechazar una
propuesta que atenta con la ya de por sí, disminuida economía de las familias.
No hace muchos días, el periodista Sergio Melgar, reveló los millonarios gastos
de Morales Vázquez en publicidad personal y asesorías, lo cual refleja el gasto
oneroso e irresponsable que ahora, pretende cubrir con dinero de los
ciudadanos.
Los
diputados tienen ahora el tema en sus manos; esperemos que voten a favor del
pueblo y no de una iniciativa que fomentará la corrupción y hará millonario a
un político insensible, corrupto y abusivo.