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Angel Mario
Ksheratto
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La urgencia: rectificar el rumbo. |
Por altas
que sean las expectativas; por elocuentes que sean los discursos, la realidad
es apabullante, desastrosa. “Herencia del pasado”, es la apresurada explicación
que al final, solo explica que a la par de la impunidad, están la ineficacia de
las estrategias y la incapacidad de las autoridades que insisten en lavarse las
manos en la pila donde yacen los desperdicios de un régimen que solo cambió de
personajes.
A Manuel
López, le eligieron para resolver los problemas de un país que ha vivido
pesadilla sobre pesadilla; nunca, nadie le ha nombrado como fiscal acusador,
sino como ejecutor efectivo de las leyes. El nombre de su encargo, lo dice
todo.
La
repartición de culpas, no surte efectos cuando la responsabilidad es institucional.
Cuando se debe cumplir la Constitución, que garantiza la seguridad de los
ciudadanos, en constante riesgo. Bajo fuego permanente que nos obliga a ver
sangre a donde quiera que volteemos.
En algunas
ocasiones, la violencia se dispara cuando los criminales ven disminuida su
capacidad de poder. Se les compara, entonces, con las fieras heridas de muerte.
En el México de la malograda Cuarta Transformación, los criminales actúan con
excesiva violencia, porque se sienten empoderados. Porque su poder ha rebasado
al Poder Público formalmente constituido y ha cooptado a muchos de los que lo
ejercen.
Tanto, que
la comparación de cifras —recurrente en las peroratas oficiales de cada mañana—,
es una práctica ociosa que choca cada vez más con la realidad. Mientras desde
las entrañas del gobierno se pretende maquillarlas, en las calles, las balas
matan lo mismo a una estudiante dentro de su aula, que a un niño que se
desploma a los pies de su abuelo.
Hoy mismo,
en Cuernavaca, capital de Morelos (estado gobernado por un exfutbolista) cuatro
personas fueron abatidas durante una manifestación-conferencia de prensa. Un
camarógrafo, entre las víctimas. Dos de los ponentes, asesinados por un joven
que tras su captura, no mostró signos de preocupación. Sabe que en poco tiempo,
estará de nuevo en las calles matando gente.
En otras
partes del sangrante país, los muertos caen por montones. Los datos oficiales
los niegan, los ocultan. De hecho, cada vez que el mismo presidente López es
confrontado sobre el tema, su respuesta ya clásica es: “Yo tengo otros datos”.
Es obvio que tal respuesta, no le ayudan en nada. No, hasta que reconozca la
realidad y rectifique el rumbo.
Puede ser
que AMLO tenga buenas intenciones, pero eso no es suficiente; se tiene que ir
al fondo y se debe actuar acorde con la realidad del país. Seguir culpando al
pasado, está empezando a ser una pesada loza que más temprano que tarde, podría
obstruirle el camino a la ratificación de medio sexenio.
Y será
complicado convencer, porque entre expectativas, las más importantes están
siendo las que más alejan a López de la gente y de sus promesas de campaña. A
Andrés Granier, exgobernador de Tabasco de donde también es originario el Jefe
del Ejecutivo, le otorgaron la absolución definitiva, luego de haber sido
acusado de sendos delitos de corrupción, que habían sido probados.
A Granier se
suman Elba Esther Gordillo, Napoleón Gómez y los procesos contra otros
exgobernadores y líderes sindicales, cuyos resultados apuntan al indulto
extrajudicial.
No hay
defensa alguna para un presidente que trata de imponer sus ideas a un pueblo
que desde hace cinco sexenios, ya no es fácil engañar. De hecho, la figura de
AMLO, creció por el hartazgo contra un régimen que perdonaba y permitía todo.
Del otro
lado del mostrador, las cosas son distintas. Nada le beneficia, todo le lleva
al descrédito. Debe, urgentemente, cambiar de rumbo.
Transitorio
No hay que
dejar de insistir en el tema del gravamen de impuestos a la luz, como pretende
Carlos Morales Vázquez, alcalde capitalino. El Congreso debe echar atrás esa
ignominiosa pretensión, por ser absurda, abusiva y atentatoria. Muchos
diputados querrán reelegirse o figurar como candidatos a alguna alcaldía. Votar
a favor de esa ley, les restará votos en las urnas. Y serán factor para
disminuir le fuerza de su jefe máximo. Allí que lo vean. Por su parte, Morales
Vázquez, debe ir pensando en su renuncia, toda vez que está minando, con su
ineptitud, el empoderamiento de AMLO. Así de fácil.