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Angel Mario
Ksheratto
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Exigencias que ponen en riesgo a los ciudadanos. |
La
generosidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, es ilimitada. Infinita.
Ofrecer 80 mil empleos en Chiapas a los migrantes centroamericanos, es un gesto
que ni Australia o Canadá, podrían ofrecer. Todo, muy hermoso en lo que a palabras
se refiere; un discurso atemperante frente a la tozudez y demás bravuconerías
de Donald Trump, que busca reelegirse a costa de amenazas y actitudes racistas
y xenófobas.
¡80 mil
plazas laborales! Es una cifra que no refleja, ni por asomo, la realidad del
estado más pobre del país.
Veamos: Con relación
al desempleo, el INEGI dio a conocer apenas el mes pasado, que la tasa de desocupación
laboral en Chiapas, creció al 3.5 por ciento, con relación a los años 2017 y
2018. Es decir, hace uno y dos años, teníamos el 2.5 por ciento de desempleo;
con las nuevas cifras, alcanzamos el primer lugar, a nivel nacional en esa
materia. O el último, si lo prefiere.
Frente a los
80 mil empleos ofrecidos en Chiapas por el presidente López, tenemos que, más o
menos, 184 mil 800 chi-a-pa-ne-cos, no tienen ninguna ocupación laboral,
precisamente porque no hay fuentes en todo el estado. Y lo peor: la estimación
del INEGI es que la tasa de desocupación vaya en aumento. Esto, porque de
acuerdo a esa misma fuente, en diciembre del año pasado, el porcentaje estaba
en 3.3 y para enero de éste año, subió a 3.5.
La misma
subsecretaría de Empleo y Productividad Laboral, dependiente de la Secretaría
de Trabajo y Previsión Social (federal), ubicó en 3.6 el desempleo en Chiapas,
hasta el pasado mes de febrero. Y un dato que llama la atención: de 4 mil 383
chiapanecos que en los últimos meses acudieron a esa dependencia para buscar
empleo, solo 754 lograron colocarse en un puesto laboral.
De los 5
millones 468 mil 889 habitantes en la entidad, solo un millón 899 mil 923
ciudadanos, gozan de una ocupación laboral, con salarios paupérrimos, por
cierto. De éstos, 892 mil 68, perciben un salario fijo; 700 mil 170, trabajan
por su cuenta y no se tienen datos sobre sus remuneraciones y 203 mil 109,
aparecen como “sin pago”.
Surge la
inevitable pregunta: ¿Cómo y dónde va a emplear el presidente a 80 mil
migrantes centroamericanos en Chiapas, si acá no hay una sola condición para
ofrecerles un empleo bien remunerado? Debe saber AMLO que aquí, por ejemplo y a
pesar del aumento salarial reciente, el 73.8 de los asalariados, ganan menos de
un salario mínimo. Y no lo digo yo, lo dice la propia secretaría de Trabajo y
Previsión Social.
No hay, no
existe una sola condición para ofrecer lo que no se tiene. El presidente debió,
antes de hablar, informarse, conocer la crítica situación laboral de Chiapas.
Lo único que va a lograr, es acrecentar el nivel de pobreza, desempleo y
consecuentemente, de violencia e inseguridad.
Los
chantajes del presidente estadounidense, chantajes son. Recién, retiró la ayuda
financiera a Honduras, El Salvador y Guatemala, medida que no soluciona el
problema de fondo. Al contrario, estimula la emigración y, como siempre, México
resiente más sus efectos; principalmente Chiapas, a quien el gobierno federal,
suele abandonar.
Es claro que
a AMLO, le hacen falta estrategias, planes y propuestas sensatas, firmes y
realizables, frente a un rabioso Trump y a los pasivos y torpes presidentes de
El Salvador, Honduras y Guatemala.
La queja de
Estados Unidos —que en cierto modo es cierta—, es que el dinero enviado, no se
utiliza para contener la migración. La pobreza y violencia, crecen y los
recursos para frenar ambos fenómenos, no se ven por ninguna parte. Igual pasa
en México. Hace unos meses, el propio presidente anunció que Estados Unidos
enviaría 4 mil 500 millones de dólares para apoyar en la frontera sur, ¿dónde
está ese dinero? ¿A quién se lo dio AMLO? ¿Quién lo administra?
Parece que
no tiene idea de lo que hace y lo que ofrece. Mejor sería que, si USA quiere
frenar la migración, consulte a la ONU y se cree una Comisión multinacional, que
administre, por ejemplo, la asistencia financiera, para que realmente se
invierta en el combate a la pobreza y se garantice la seguridad en la región. De
otra forma, solo se lo van a robar y la región quedará en condiciones
deplorables. Ojalá lo hicieren.
Transitorio
Nos cuentan
que Gabriela del Socorro Zepeda Soto, titular de Seguridad Pública y Protección
Ciudadana, tiene exigencias raras en esa dependencia; ello, en más de una
ocasión, ha sido factor para que se cometan crímenes en sus narices. Es decir,
retrasa las reacciones inmediatas de la policía. Muy mal.