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Angel Mario Ksheratto
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Un alcalde malo, es suceido por otro peor. |
La
ignorancia, la soberbia y la ambición, son una combinación letal en la
empobrecida mente de algunos políticos sedientos de poder y dinero; la pretensión
de someter a todos a un régimen de absoluta obediencia, se funda,
principalmente, en la falsa creencia que los cargos públicos, son eternos y que
al ejercerlos, obtienen facultades plenipotenciarias para abusar —en nombre de
sus dioses imaginarios—, de los más vulnerables. En éste caso, de las ficticias
bondades de una “Cuarta Transformación”, desdibujada y decadente desde su
concepción.
Tuxtla
Gutiérrez ha tenido el infortunio de ser gobernada por la peor ralea desde hace
varios trienios. Así, el que sucede a uno corrupto e incapaz, le aventaja por
mucho y, si de una competencia fuese el asunto, el alcalde nuevo, supera al
anterior en excesos, frivolidades e injusticias. Gana en torpezas.
De las pocas
tradiciones semanasanteras prevalecientes en la capital de Chiapas, está la de la
bendición de las palmas, el Domingo de Ramos, día en que la iglesia Católica,
conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Que en algunas parroquias es
negocio altamente lucrativo, también hay que decirlo.
Pues bien,
Carlos Morales Vázquez, alcalde con algunas semanas en el cargo, determinó
cobrar “impuestos” a los indígenas y artesanos que, cada año, venden hojas de
palma y objetos religiosos elaborados con esa planta.
Que se sepa —y
eso lo pueden corroborar los mismos artesanos y vendedores estafados por el
Ayuntamiento—, nunca en la historia capitalina, se había cobrado impuesto
alguno por la venta de palmas. Tampoco se ha sabido, por boca de los regidores,
que ese gravamen absurdo, haya sido considerado en alguna sesión previa del
Cabildo, a menos que hayan hecho pacto de silencio para no embarrarse.
Asunto de
preocupación es, por otro lado, la ignorancia del alcalde Morales Vázquez, en
el tema de fondo en cuanto a la producción de la hoja, conocida comúnmente como
“palma de cera”; se da esta en climas tropicales y subtropicales y debe pasar
un año para su recolección que, dicho sea de paso, lleva un proceso de extremo
cuidado, para evitar su extinción.
Sí, así como
lo lee. En países sudamericanos y parte de la costa atlántica de Estados
Unidos, la palma de cera está declarada en peligro de extinción, debido a la
sobreexplotación y falta de cuidados a la hora de recolectarla; en Chiapas, los
productores siguen una serie de procedimientos, que han permitido que México,
sea uno de los pocos países en el mundo, que no corre el riesgo de ver
extinguidas dichas plantaciones.
Ignora
también el alcalde que en muchas parroquias, una vez terminada la Semana Santa,
los feligreses llevan las palmas secas para quemarlas y utilizar sus cenizas,
en la siguiente cuaresma y que, en muchos hogares, los ornamentos religiosos
elaborados con ésta, son sacramentales, a pesar que la iglesia, no apoya del
todo esa creencia.
Lo peor:
ignora que los productores, artesanos y vendedores, obtienen muy pocas
ganancias de ese producto. Y si sobre lo poco que ganan, deben pagar a un
alcalde insensato, un impuesto hasta ahora ilegal, no les es conveniente seguir
con la tradición y consecuentemente, dejarán de producir la palma, con lo que
terminará por extinguirse.
Vergonzante,
que Carlos Morales, utilice el cargo para estafar a los más pobres entre los
pobres. Mientras su jefe político anuncia que en la 4T se ayudará a los
pequeños productores y comerciantes, él los castiga, persigue, roba, encarcela
e impone altos costos por su trabajo honrado. ¿Acaso está contra todo buen
propósito (incumplible, pero promesa al fin) del presidente López? Todo indica
que sí. En ese contexto, don Andrés, no necesita enemigos… Los tiene en casa.
Transitorio
Una mujer
dio a luz a su bebé, en el baño del hospital de Ocosingo, ante la negativa de
los médicos y enfermeras de atenderá; un hombre murió en la sala de emergencias
de otro hospital en la zona norte, por las mismas razones. Al secretario de
Salud, Manuel Cruz, le va a venir bien, una depurada de personal ineficiente,
prepotente y haragán. ¿O se hará de la vista gorda?