Artículo
Único
Angel Mario
Ksheratto
![]() |
Apadrinado por Zoé Robledo. |
Tal ha sido
la indignación por la inclusión del exalcalde de Tuxtla Gutiérrez, Samuel
Toledo Córdova Toledo, en la administración de Andrés Manuel López Obrador, que
el mismo presidente ha salido para advertir que se investigará el pasado
corrupto del funcionario, a quien en Chiapas, le reclaman para que dé cuentas
del multimillonario desfalco al erario.
De Chiapas,
no solo Toledo Córdova se ha logrado incrustar en la llamada “Cuarta
Transformación”; tampoco ha sido el área ejecutiva la única a la que se han infiltrado
personajes ligados a la corrupción del pasado inmediato del país. En el
Legislativo, el 95 por ciento de los representantes populares, alcanzaron curules
federales, gracias al desvío de importantes cantidades de dinero público y a
fraudes electorales, de los que por cierto, el “Movimiento de Regeneración
Nacional”, nada dijo, a sabiendas que tarde o temprano, éstos le serían de
utilidad.
Y así ha
sido; un ejemplo vergonzante es el de Humberto Pedrero Moreno, exsecretario de
Hacienda, quien falsificó su identidad y origen étnico (además de malversar
casi todo el presupuesto de cinco años), para usurpar el cargo de diputado
federal, haciéndose pasar por indígena y representar un distrito al que
jurídica y electoralmente, no ha pertenecido jamás.
Se postuló
por el Partido Verde y ya sentado en la curul, anunció que todos los acuerdos,
minutas, propuestas, iniciativas y demás acciones legislativas de MORENA, habrá
de votarlas a favor. Esa y no otra, es la razón por la que el partido
gobernante, ha sido silente ante la intrusión de “sabandijas”, como ahora los
califica Yeidckol Polevnsky. Son, sin interpretaciones profundas, sabandijas
útiles.
La bandera
fuerte del presidente López, ha sido la lucha contra la corrupción. Créame que
esa parte de su proyecto, yo sí se la creo. Lo que no creo es que lo logre, si
para tan urgente necesidad, se recurre a los mismos corruptos. Es un claro
contrasentido; es nadar a contracorriente y es dar palos de ciego.
El caso de
Samuel Toledo Córdova Toledo, junto con los últimos alcaldes y gobernadores de
Chiapas, ha sido emblemático en cuanto a la corrupción se refiere. El saqueo ha
sido desmesurado, insultante y bajuno. A ninguno de ellos se ha castigado por
llevar a la entidad a la bancarrota. Por el contrario, la 4T, se ha empeñado en
defenderlos, protegerlos e incluso, premiarlos con cargos de alto rango, lo que
resulta aún más insultante, principalmente porque la decisión final de su
inclusión en el gabinete del “cambio”, la toma el mismo Presidente de la
República.
No
pretendamos que el presidente López lo sepa todo; abonemos en su favor el hecho
que algunos, son recomendados por quienes se creen empoderados dentro del
gobierno federal. Otros, por su hermano Pío, que en Chiapas, goza de malos
antecedentes.
A Samuel
Toledo, por ejemplo, lo incrusta en el Bansefi, el subsecretario de Gobernación,
Zoé Robledo Aburto, quien tiene una larga historia de complicidades con
Rabindranath Salazar Solorio, director de esa institución; ambos han encabezado
actos de supuesta lucha contra la corrupción. Los dos han orquestado campañas
de desprestigio contra sus contrincantes, para sacar a unos corruptos y meter a
otros.
Claramente, no
están interesados en combatir el flagelo que tiene al país en profunda crisis,
sino en apoyar a ladrones afines a sus intereses y así, beneficiarse ellos, sin
meter las manos. No hay que olvidar que Robledo Aburto y Salazar Solorio,
quieren ser gobernadores de sus respectivos estados y qué mejor fuente de
financiamiento que el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, para
recaudar fondos para una eventual campaña de proselitismo.
Para ello es
bueno Toledo Córdova; lo demostró en Chiapas, no solo cuando fue alcalde
capitalino, sino en todas las dependencias a donde lo mandaba el gobernador en
turno, para saquear sin que, aparentemente, nadie se diese cuenta.
Con esa
presentación, la Cuarta Transformación, camina de prisa a su desprestigio; de
hecho, los dimes y diretes en el fuero interno del máximo líder de ésta, la
tienen entre la espada y la pared. Y si a eso agregamos que los aliados del Presidente
no le ayudan mucho, no dudemos que todo termine siendo un horripilante cuento
de hadas. Ojalá, rectifique López Obrador.
Transitorio
La
inseguridad en Chiapas, se puede combatir si se pone mano firme. Dura. Igualmente,
la gobernabilidad se recuperará, si se mete en cintura a todo aquel que
desvirtúe sus demandas. No represión, claro está, pero sí, aplicación efectiva
y determinante de la ley, contra quienes la infrinjan.