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Angel Mario
Ksheratto
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A los maestros mejor preparados, los castiga. |
¿Bajo qué
burdos criterios, los directivos del rimbombante Colegio de Estudios Científicos
y Tecnológicos (CECyTE), dictan las políticas de esa institución? La pregunta
salta de pronto, porque desde que fue nombrado como director Sandro Hernández
Piñón, las reglas internas son totalitarias, absurdas, atentatorias al derecho
laboral y claramente diseñadas para beneficiar a los sumisos y a los
recomendados de la afamada Cuarta Transformación, mientras que el tema
académico, ha quedado muy atrás.
Sandro, que
del área administrativa del Colegio de Bachilleres, pasó a la dirección de un
colegio, cuyo prestigio ha venido en caída desde hace dos sexenios, llegó con
el látigo dispuesto a castigar a los docentes con mejor preparación y que, por
angas o por mangas, tomaron los cursos de capacitación y actualización,
contemplados en la reforma educativa que MORENA quiere echar abajo.
Así como lo
lee; haber recibido los cursos de evaluación contenidos en las modificaciones
introducidas por Enrique Peña Nieto al modelo educativo, es suficiente para
que, a través de Usley López Martínez, Director Académico, el CECyTE, cambie de
plantel a los maestros, a modo de sanción y “escarmiento”, para que no vuelvan
a capacitarse para enseñar mejor… Y por considerar que quienes se evalúan, son
seguidores del “viejo régimen”, que estuvo en manos del PRI y el PAN.
Curioso.
Sandro Hernández Piñón, no es hijo natural de MORENA, el partido en el poder
que usufructúa el discurso democrático y de respeto a las instituciones y las
formas de pensar de cada ciudadano. Antes fue distinguido militante de los
partidos mencionados.
De hecho, su
ascenso en el COBACH —donde primero cobraba una plaza como intendente, pero no
se presentaba a trabajar—, se dio en pago a su habilidad para organizar porras
a favor de los candidatos priístas y armar grupos de choque para atacar a la
oposición, compuesta entonces, por el PRD, donde militaban el gobernador
Escandón y el presidente López. Posteriormente y cuando el PRI perdió fuerza y
poder, se pasó al PAN, cuando gobernaron Fox y Calderón.
Como
entonces, solo ha utilizado los cargos para beneficio propio. Para afectar a
los demás.
Tanto, que
desde que asumió el cargo en el CECyTE, se ha negado a recibir a los maestros
afectados por la misma política de revancha, instaurada por dos antecesores
suyos: Shadai Sánchez Osorio y Julio César Domínguez Márquez, quienes en tan
poco tiempo, acumularon acusaciones de corrupción y que al final, fueron
cesados por presiones de Hernández Piñón.
Cuentan
decenas de maestros afectados por las determinaciones de Sandro, que Usley
López, ha sido claro con ellos: entre mejor evaluados estén, serán castigados,
enviándoles a los planteles más lejanos de sus lugares de residencia. Esto,
sospechan, con la intención de obligarlos a renunciar y meter en su lugar, a
presuntos maestros morenistas.
No es
descabellada la desconfianza que tienen en Sandro y su pandilla; pese a la
política de austeridad y la orden de reducir direcciones, departamentos y otras
áreas ociosas, los directivos de esa institución, han aumentado
desmesuradamente, el gasto burocrático. Por ejemplo, sólo el área a cargo del
verdugo de Sandro —Usley López—, cuenta con seis departamentos, doce direcciones
y una subdirección. La Dirección Administrativa, tiene seis departamentos y
trece direcciones, conocidas solo como “oficinas”.
Para el
colmo, Hipólito Ruiz Casanova, líder del Sindicato del CECyTE, ha logrado un
buen negocio con Sandro y se ha convertido el aliado suyo y verdugo de la platilla
de docentes que se niega a ser parte de la política de saqueo e implementación
de la ignorancia. Políto, nos cuentan, ha criminalizado a sus propios
compañeros, por uno que otro peso que le avienta el Director General.
En esas
circunstancias, no tarda en que la bomba explote; y cause estragos. Y todo, por
incluir corruptos y ladrones, en el intento de regenerar al país. ¿Actuará el
gobernador Rutilio Escandón? ¿Sabe de tales abusos?
Transitorio
Seamos
serios: ¿en verdad Alfonso Cuarón, el afamado cineasta mexicano, quería que la
representativa de la mujer indígena mexicana ganare la preciada estatuilla del
muñeco de oro? No. La utilizó; aprovechó su potencial en las tendencias y se
colgó de su repentina y efímera fama, para abrazar él y solo él, la cosa esa.
Porque sabía que la señorita en cuestión, actriz, no es. No interpretó a Thatcher,
a Cleopatra, a Golden, a la Malinche, a María Elena Velasco, a Frida Kahlo, a
la señora de Calcuta, a Evita Perón. ¡Se interpretó a sí misma! Y eso, dicen
los que saben, no es actuar. El asunto es que si no te explota el patrón, te
explota Cuarón.