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Angel Mario
Ksheratto
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La violencia en Chiapas, en incremento. |
Muchos
estados están padeciendo el desabasto de gasolina; esto, a raíz del cierre de
los ductos de distribución, en un intento por evitar el escandaloso robo de
combustibles, cuyos principales responsables, ya han sido plenamente identificados
por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La medida,
obviamente, no surtió los efectos deseados; por el contrario, provocó una
profunda crisis de desabasto que, de no enmendarse adecuada y oportunamente, provocará
una crisis mayor: inflación y consecuentemente, una crisis alimentaria de
graves repercusiones. Fue, en pocas palabras —cerrar los ductos— una medida
errónea y poco inteligente.
Si bien el
mandatario ya se ha comprometido a revertir la medida para contrarrestar los
efectos negativos de tal determinación, las secuelas van a ser catastróficas si
a la par, no se toman medidas adicionales para sortear viejas prácticas que a
la postre, justificaban abusos y excesos, que se fueron quedando para agobiar,
permanentemente, a la población.
No hace
muchos días, López Obrador dio pelos y señales de los responsables del llamado “huachicoleo”;
incluso, señaló contundentemente, nada más y nada menos que a los tres últimos
presidentes de México, a funcionarios de PEMEX y a dirigentes sindicales. Ello
significa que tiene no solo las pruebas y los nombres de los delincuentes, sino
la obligación moral, política y constitucional, de ejercer todo el peso de la
ley contra éstos y así, detener el flujo ilegal de combustibles.
También lo
hace responsable de la impunidad, si teniendo los elementos necesarios para
actuar, se constriñe al escándalo mediático y no a lo que establecen las leyes.
Dícese que el que acusa, está obligado a probar y en el caso del presidente, a someter
al Estado de Derecho, a quienes desoigan el estatuto federal, en materia de
seguridad.
La intención
ha sido “cambiar” los métodos de distribución de los hidrocarburos. Ya no
repartirlos mediante el sistema de ductos, sino por medio de cisternas. Es lógico
que esa modalidad, retrasa las entregas y provoca desabasto. La flota de
cisternas de PEMEX y las particulares, son insuficientes para repartir gasolina
en todo el país. Ello, además de retrasos, a la larga, provocará alzas en los
precios. ¿Por qué?
Sencillo:
Uno de los factores que inciden en los precios de la gasolina, es la
transportación. Los costos de distribución vía terrestre, genera impuestos y
los impuestos, alzas. No está de más recordar que los otros factores que
regulan los precios, son la calidad de ésta (octanaje), precio real del crudo,
refinación y —¡ojo!— la ubicación geográfica.
Pongamos un
ejemplo: si Chiapas se abasteciese de gasolina de la refinería Madero, en
Tamaulipas, la cisterna transportadora, deberá recorrer mil 10 kilómetros,
mientras que a la Ciudad de México, 472 kilómetros, aproximadamente.
Obviamente, sería más cara en Chiapas, que en la CDMX.
Lo idóneo es
que se actúe contra los responsables. Que se les aplique la ley
Y que no se
castigue a millones de mexicanos, con medidas insuficientes y burdas.
Transitorio
Oigo el
llanto
que atraviesa
el espacio,
para llegar
a Dios;
es el llanto
de los niños que sufren,
que lloran
de terror.
Es el llanto
de las
madres que tiemblan,
con desesperación;
es el
llanto,
es el llanto
de Dios.
Violencia,
¡maldita violencia!
¿Por qué te
empeñas en teñir de sangre
la tierra de
Dios?
¿Por qué no
dejas que en el campo
brote nueva
afloración?
¡Violencia!
¿Por qué no permites
que reine la
paz,
que reine el
amor…
Que puedan
los niños
dormir en
sus cunas
sonriendo de
amor?
En Chiapas,
el “sicariato motorizado”, tristemente, se ha puesto de moda. Como en los años
tumultuosos, aciagos, oscurantistas de Colombia durante las guerras contra el
narcotráfico y las guerrillas, aquí, se mata gente como matar zancudos. Gabriel
Romero, escribió las coplas de arriba, versos cantados a ritmo de cumbia que
hoy, aplican en nuestra enlutada entidad. ¿Hasta cuándo dejarán de matarnos
desde la complacencia gubernamental? ¿Hasta cuándo se frenará la violencia?