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Angel Mario
Ksheratto
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¿Promotor de la opacidad gubernamental? |
Ese discurso
ya lo habíamos escuchado; lo pronunció el exalcalde Fernando Castellanos
durante su campaña y el día que fue investido como tal: “me dejaron un
desastre; no hay dinero en las urnas. Se va a castigar a los responsables…”
Y nada pasó.
A la postre, sirvió para justificar el saqueo, el despilfarro y la
irresponsabilidad financiera que deja secuelas en el erario, pero que a la vez,
tapará las fosas que la malversación de fondos cause y que, por desgracia, se
ven venir por todas partes. Carlos Morales Vázquez, no se ha distinguido por
ser un funcionario responsable en el manejo de los recursos públicos; en los
cargos que ha tenido, ha dejado huellas preocupantes.
La amenaza
de castigar a Samuel Toledo y Fernando Castellanos, ha sido solo una especie de
bomba mediática; como para atraer la atención de la gente y llegar como un
alcalde serio y venido de un movimiento de auténtica “regeneración”. Porque la
realidad es otra. Hay muchas ligas suyas con el pasado reciente del
Ayuntamiento y las administraciones de Manuel Velasco y Juan Sabines, que le
atan las manos y le habrán de paralizar la lengua.
En todo
caso, de probar, comprobar y actuar penalmente contra sus antecesores (que sí
se enriquecieron a costa del erario), Morales Vázquez no quedaría exento de
responsabilidad, en virtud de haber sido partícipe de ambas administraciones de
una u otra forma.
Los
intereses económicos y políticos que encontrará en el Ayuntamiento, no son
menores; por ejemplo, anunció que cancelará todos los contratos de publicidad
con los medios de comunicación. Doble error. Primero, porque uno de los grandes
potentados empresariales de la capital de Chiapas, tiene entre sus haberes una
cadena de radiodifusión y medios impresos que, permanentemente, han sido
beneficiados con jugosos contratos de publicidad.
Buenos o
malos, creíbles o no, los medios propiedad del todopoderoso Simón Valanci, son
un monstruo mediático que ningún gobernante en Chiapas, se atreve a retar. Que
es una práctica nociva para el equilibrio en la distribución de los recursos,
sí; que esa cadena de medios abusa de su poderío, sí. Pero será, sin duda, la
piedra en el zapato de Carlos Morales quien, al primer zarpazo, estamos seguros
que cederá.
En segundo
lugar, es un error porque no publicitar las acciones del gobierno municipal, es
caer en la opacidad. Es no transparentar los gastos públicos. Es además, negar
a los ciudadanos, el derecho a estar debidamente informados. Está claro que una
cosa es la publicidad (que está en la ley municipal e incluso, en la ley de
egresos aprobada por el Congreso) y otra la información periodística que por
cierto, en el mismo acto de asunción, le fue negada a los medios y periodistas
que asistieron al evento.
No puede, el
alcalde recién ungido, borrar la ley de un manotazo y erigirse en censor y
rector de la información que deba llegar al público.
¿Cómo
detectar actos de corrupción si el edil va a ocultar los logros o desatinos de
su administración? Su anuncio tiene a la larga, dos intenciones: primero,
cubrirse las espaldas y segundo, cubrir la de sus antecesores a quienes amenazó
de cárcel en el discurso, pero en la práctica, pretende proteger.
La “cuarta
transformación” en ese caso, solo es blof. La transparencia, la rendición de
cuentas, la libertad de expresión, el derecho a la información, la libre
empresa y otras cuestiones relacionadas y de las que MORENA y sus santificados
se jactan, son apariencias que lesionan la credibilidad en las nuevas
autoridades y arrastran a las instituciones al descrédito absoluto.
Por otro
lado, el discurso del alcalde, deja muchas dudas con respecto a temas de gran
envergadura y que pusieron la loza sobre los hombres de sus antecesores. El
tema PROACTIVA/VEOLIA, los laudos, los enormes adeudos a trabajadores y los
despidos masivos e injustificados, la inoperancia de muchas “secretarías”
municipales, la inseguridad, la falta de insumos y medicinas en los centros de
salud, en fin, muchos asuntos pendientes para los que Morales Vázquez, no tuvo
una respuesta.
Es muy
probable que no se sienta identificado con la problemática de la ciudad; es
más, quizá no se sienta comprometido, puesto que no hizo campaña electoral.
Cierto. No tiene nada que cumplir, puesto que nada prometió. Pero ello no lo
exime de la responsabilidad de trabajar para todos los tuxtlecos y no solo para
el grupo de sabinistas y velasquistas que incrustó en su gabinete y que ha sido
motivo de muchas críticas por parte de la ciudadanía.
No es con
amenazas a sus exjefes, ni con valentonadas contra los periodistas y medios de
comunicación, como se gobierna; se gobierna con acciones reales. De palabrerío,
ya estamos hartos… ¡Hasta la coronilla!