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Angel Mario
Ksheratto
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Su ser indígena, no le ayuda en nada. |
En el
círculo íntimo del gobernador Velasco, se empieza a respirar un clima de
orfandad inducida, aunque algunos de ellos, son menos discretos y hablan de
traiciones e ingratitudes por parte del mandatario, a quien por debajo de la
solapa, acusan de haber buscado el fuero constitucional solo para él y no para
quienes operaron cuentas sucias a su favor.
Sucede que
los principales ayudantes del mandatario, incurrieron en acciones nada probas
para satisfacer las exigencias de éste, esperanzados en dos cosas: si retenían
el poder, gozarían de libertad y olvido los próximos seis años, para luego,
disfrutar las migajas que habría de dejarles el jefe y si —como ocurrió— perdían
las elecciones, éste conseguiría espacios de impunidad legislativa para los más
embarrados.
En el segundo
escenario, los cercanos a Velasco, esperaban curules que por tres años,
obligaran a la indiferencia colectiva en torno a los desfalcos y vivieran en
santa paz el resto de sus vidas; pero las truculentas maniobras fracasaron.
Quienes pretendieron irse a una curul, se quedaron con los brazos en cruz y
para ellos, es el final de una vida libre de persecuciones judiciales.
El más
visible de todos, Humberto Pedrero Moreno, fue desechado por los tribunales
electorales, en virtud de haber incurrido en un fraude a la ley, cuya sanción
es la privación de la libertad, toda vez que se cometió con todas las
agravantes y a sabiendas que provocaba un daño irreparable a la sociedad y las
instituciones.
Cayó además,
en usurpación de identidad, al hacerse pasar como indígena y haber coaccionado
a más de un líder comunal para obtener documentos falsos y lograr así, un
beneficio personal. Solo por esos delitos, Pedrero Moreno, si de verdad ya no
habrá impunidad, deberá purgar pena carcelaria de entre tres y doce años, pero…
Resulta que
el exsecretario de Hacienda —en funciones subrepticias— llevó a cabo una serie
de acciones fraudulentas contra el erario que llevaron al Estado a una severa
crisis económica, de tal manera que los adeudos actuales, son estrafalarios e
impagables, según reportes internos de esa secretaría. El impago a proveedores,
prestadores de servicios y particulares, ha acaparado la atención, incluso, de
organismos internacionales, dada la magnitud del daño patrimonial causado a los
chiapanecos.
Era,
entonces, Humberto Pedrero, el más urgido de obtener un cargo legislativo para
escapar a las investigaciones de rigor, si es que el gobernador entrante tiene
la intención de castigar la corrupción. Pero le dejaron solo. Y ello ha
desatado a los demonios cercanos al gobernador; le acusan de no haber negociado
con AMLO, como negoció su senaduría. Y peor aún, le señalan de ingrato.
Según han
filtrado algunos de los cercanos, MVC, no tiene la menor intención de dejar la
gubernatura; solicitará licencia para separarse del cargo de gobernador, unas
horas antes de acudir al Senado, para tomar protesta como senador tras lo cual,
solicitará licencia al Senado para retomar sus funciones como gobernador. La
ambición de poder, dicen sus íntimos, ha rebasado toda lógica política.
Pero la
preocupación de éstos, no es por las intenciones del mandatario, sino porque
cobijaban la esperanza que, una vez ido Velasco, intentarían una negociación
independiente con Rutilio Escandón y salvar así el pellejo. El sentimiento de
traición que albergan, alimenta su desconfianza en quien antes fue su jefe y
protector. De portentosos defensores del mandatario, empiezan, tímidamente, a
convertirse en delatores. ¡Y vaya que tendrán muchos secretos que compartir!
Desprotegidos
y con el fantasma de investigaciones por corrupción (alguien tendrá que ser el
chivo expiatorio), los inquilinos del poder en Chiapas, tratan desesperadamente
de medio sanear las cuentas. Pero ya les es demasiado tarde. Miles de millones
de pesos, no aparecen por ninguna parte; algunos dicen tener pruebas del
destino de ese dinero y otros, se afanan en esconder, por lo menos, lo que a su
cargo corresponde.
Mientras
tanto, fingen seguir la ruta de la obediencia ciega, quizá para no acelerar su
futuro inmediato. Pedrero, el encargado de las arcas, por lo pronto, nos
cuentan, hurga la lista de países con los que México no tiene tratados de
extradición; otros, han empezado a traspasar los bienes adquiridos durante el
sexenio a nombre de amigos y familiares y unos más, empiezan a convocar a los
espíritus de la resignación, toda vez que, frente a lo que llaman “la traición
de Manuel”, no tienen escapatoria.
Triste
panorama para quienes, de buena o mala fe, por complacencia o complicidad,
ayudaron a llevar a Chiapas a la bancarrota absoluta. Sin protector, ni amigo
leal, ven sus días amargos por delante.