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Angel Mario
Ksheratto
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Manipular para crear confusión e incertidumbre. |
Es bueno, de
vez en cuando, preguntarse si vale la pena opinar sobre el proceso electoral en
curso, principalmente el chiapaneco, que es el que verdaderamente nos interesa.
El federal, gane quien gane, de todas formas va a mantener a Chiapas al margen
del desarrollo y progreso; con que no nos fastidie el futuro presidente,
estaremos bien.
Debemos ser
francos: en torno al muladar electoral, originado por inconsistencias,
incongruencias y múltiples intereses mezquinos, los directamente involucrados,
son mucho más que indiferentes. Si la ley, que se supone, deben ponderar para
mantener el Estado de Derecho, es olímpicamente ignorada, la opinión ciudadana,
les tiene sin cuidado.
Es evidente
el abuso de poder de quienes han ensuciado el proceso electoral doméstico. Su más
alto interés va más allá de los excesos que recurrentemente, escuchamos que
cometen algunos de los actuales dictadores en el mundo. Nicolás Maduro, en
Venezuela y Daniel Ortega, en Nicaragua, son niñatos frente a la monstruosidad
que en Chiapas, se viene cometiendo en contra de la enclenque democracia.
De entrada,
ninguno de los candidatos está libre de culpa en cuanto a sus respectivas
nominaciones y tampoco están a salvo de sospechas, por su participación en la
administración de la que no pueden o no quieren deslindarse.
Ello ha
generado una campaña gris, carente de propuestas salvables, construibles. Lo
vimos en el primer debate; ninguno de los cuatro, otorgó calificación alguna a
quien deberán suceder. El silencio, mata. Y esa noche, mató cualquier esperanza
de justicia, de persecución legal contra quienes, para protegerse, han llevado
el proceso electoral a la bancarrota moral y democrática.
Los últimos
jugueteos, son reveladores; preocupantes. La manipulación de las leyes
electorales y la utilización de los órganos electorales para negociar cotos de
impunidad para el futuro inmediato, solo se había visto al final del sexenio
del exdictador Pablo Abner Salazar, quien impuso un sucesor que no le salió a
modo suyo… Terminó en la cárcel.
Hay que decir
que en ese perverso juego de intereses, se abarató a la institución que
representa el Ejecutivo. Desde casi el inicio del sexenio, se abrieron las
compuertas para la sucesión de éste año; en esa pasarela desfilaron los más inverosímiles
y destartalados personajes. Desde uno que se hizo llamar “potro”, hasta un
megalómano Enoc Hernández Cruz, pasando por un tal Rafael Güirao, que decía
haber sido escogido por Dios para gobernar Chiapas y otros, cuya capacidad
mental, es de pena.
Un cargo de
tan gran relevancia y responsabilidad, no debe exponerse al postor de gente con
nula capacidad intelectual. Y menos, de quienes han sido, reiteradamente,
acusados de saqueo a las instituciones, desvío de fondos públicos, mal uso de
recursos y pésimo desempeño en la administración pública. Es una falta de
respeto a los chiapanecos, ofertar tan alto cargo, a gente sin escrúpulos y sin
capacidad alguna.
Hoy el
proceso electoral, es incierto; a pesar que el árbitro ha sido embestido reiteradamente,
éste ha sido factor importante en el equilibrio que, si sigue en esas
condiciones, llevará a una ruptura total de la institucionalidad y tendremos,
al final, no una elección de Estado, sino una grosera y vulgar imposición que
ni Maduro, habría logrado en la convulsionada Venezuela.
¿Tiene
solución el asunto? Sí: dejar libre el proceso de manos externas e intereses de
grupos de poder. El problema es que no hay la menor intención de permitir una
elección libre. En eso, quién sabe si no, el distanciamiento entre MVC y RAG,
es fingido… esto, para dar al candidato priísta, el tinte de “opositor” y
atraiga los miles de votos de ciudadanos decepcionados con el actual gobierno.
Aunque hay versiones distintas, con su dosis de credibilidad.
Mientras
tanto, priva la incertidumbre, elemento clave para distraernos del verdadero
objetivo que sin duda, motiva la confusión que beneficia a unos cuantos, ávidos
de espacios para alimentar la impunidad.
El desaseo electoral,
debe llegar, ya, a un fin; Chiapas, no es de unos cuantos. Chiapas es de los
chiapanecos y por tanto, no pueden, dos o tres cínicos, apropiarse del derecho
de cada uno. Quienes tienen interés porque el proceso electoral se desvíe para
beneficiarse de eso, deben tener una sola certeza: que tarde o temprano, habrán
de estar en los tribunales, respondiendo por éstos excesos que ponen en riesgo
la estabilidad política y social de un estado empobrecido, a causa de políticas
fallidas.
No más
imposiciones. No más caprichos. No más rabietas. No más abusos. No más excesos.
No más burlas.