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Angel Mario
Ksheratto
Obligados a presentar propuestas viables y eficaces. |
Gobernar una
ciudad complicada como Tuxtla Gutiérrez, no es cosa fácil. No es de
ocurrencias, sino de proyectos que vayan más allá de una sola visión o un
interés meramente personal. Históricamente, la ciudad ha tenido alcaldes de
ornato. Son, en apariencia, electos por el pueblo, pero impuestos por el
gobernador en turno. Es decir, los exalcaldes solo han administrado las
ocurrencias del Jefe del Ejecutivo Estatal.
Esa dinámica
ha sido nociva para una ciudad cuyo crecimiento ha sido caótico. Los polos de
desarrollo citadino, han sido arbitrariamente contrastantes con estrategias
exitosas aplicadas en otras ciudades del país. En parte, por la falta de
capacidad de quienes han gobernado a la ciudad y en gran parte, por lo anotado
arriba: la intromisión inconstitucional de los gobernadores.
Por ello,
para el trienio en puerta, justo será que los electores, sopesen su voto,
analicen las propuestas y elijan a un alcalde que muestre disponibilidad y
amplia visión, con respecto a un proyecto global que incluya a todos los
ciudadanos y que sobre todo, sea serio, eficaz y viable. Uno que haga valer el
Artículo 115 de la Constitución.
No se trata
de tener un alcalde en permanente pleito con quien resulte ganador en las
elecciones para gobernador, sino de uno que dialogue, negocie y convenga con el
mandatario estatal, ponderando por encima de todo, la autonomía y libre
determinación del municipio. Solo de esa forma, se podrá tener elementos
necesarios para, en primer término, reordenar la ciudad y de ahí, retomar el
control adecuado del que partirán temas como la seguridad, empleo, desarrollo…
Una ciudad sin control ni orden ni respeto, está perdida.
Muchos son
los que se preguntan, ¿quién de los tres más fuertes aspirantes a la alcaldía,
tendría las capacidades para gobernar a los tuxtlecos? Es obvio que para ello,
se requiere que los actuales candidatos, reúnan, no solo las cualidades pertinentes,
sino que, en campaña, presente proyectos realizables.
Ahora bien,
si hacemos un análisis, sin apasionamientos, de los que tienen mayores
posibilidades de ganar la contienda electoral, vemos a Francisco Rojas Toledo, Carlos
Morales Vázquez y Carlos Penagos Vargas. Paco, como le conocemos, ya ha sido
alcalde, diputado local y diputado federal; Carlos Morales, ha sido diputado
federal, diputado local, regidor y secretario de Estado. Penagos Vargas, es el
que menos experiencia en la administración pública tiene.
En ese orden,
podemos ver la colocación de los actuales aspirantes. De hecho, la candidatura
de Paco Rojas, es más para atracción de los votos capitalinos a la candidatura de
José Antonio Aguilar Bodegas, que a la intención de ganar. Hay que recordar
que, con sus errores y excesos durante el tiempo en que fue alcalde, Rojas
Toledo sigue siendo bien visto por los ciudadanos; muchas veces, por el
hartazgo que hay por los malos resultados en el gobierno local, pero es un
activo poderoso que no hay que perder de vista.
Carlos
Morales, con independencia de las acusaciones que algunos grupos enderezan en
su contra, es de los menos cuestionados en materia de transparencia y resultados.
Por otro lado, tiene a su favor, la edad: ya es un político maduro, es un poco
más serio y muy probablemente, entienda a fondo la crisis y pudiera tener
algunas soluciones.
Cierto es
que Carlos Penagos, ha recorrido intencionalmente toda la ciudad y ha logrado meterse
en el ánimo de la gente; tiene en contra a la alianza que representa. Las
fisuras al interior de la alianza por la fuerza bruta con que se conformó,
tiene a muchos priístas trabajando en su contra e incluso, muchos militantes
del PVEM, que se fueron al lado de Eduardo Ramírez, hoy candidato de MORENA.
Si lo vemos
con seriedad —sin arrebatos—, hoy, la pelea podría darse entre los dos primeros.
Esto, porque desde el año 2004, Tuxtla, a excepción de María del Rosario
Pariente Gavito, ha sido gobernada por jóvenes, cuyos resultados han sido
desastrosos.
Puede ser
que estos factores no cuenten en ciertos sectores de la sociedad; viejas
prácticas que aún se mantienen, pueden incidir a la hora del sufragio. Dependerá
de los candidatos, de sus estrategias y de los proyectos que presenten. Los
tres están obligados a la seriedad, al profesionalismo, a presentar plataformas
realistas, promesas cumplibles. Más demagogia, ya no queremos.
Los “independientes”,
francamente, no tienen nada que hacer. Simplemente, pareciera que no existen.
Del único que se sabe algo es de un tal Jorge Martínez y lo que se sabe que
está demandado por adeudos laborales y que a sus empleadas las maltrata, además
de promover los vicios. Nada más.