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Angel Mario
Ksheratto
Ha tenido en sus manos 388 mil 430 millones 496 mil 627 pesos. |
Las
cobranzas públicas al gobierno del Estado, se han vuelto cotidianas. La deuda
contraída con proveedores y prestadores de servicios, es incuantificable, de
tal forma que, en el universo de cifras y datos, la sospecha de un megafraude al
erario, gana… Y por mucho. Desde el inicio de la actual administración, se dijo
que las finanzas públicas estaban robustas, discurso que se mantuvo hasta
finales del 2014, cuando los adeudos oficiales, ya tenían a muchos empresarios
al filo de la bancarrota.
Conforme
pasaron los meses y los años sucesivos, la catástrofe era inocultable y ahora,
irreversible. La recesión se hizo evidente y caótica, lo que obligó al gobierno
de Manuel Velasco a reducir la carga burocrática, dictar medidas de austeridad
y recortar la inversión pública en porcentajes que terminaron siendo
insultantes.
Ninguna de
esas medidas ha surtido efectos favorables; frente a la realidad, se
construyeron discursos paralelos multidireccionales que tuvieron resultados
nulos: se anunció la reactivación económica mediante programas de impulso a
diversos sectores productivos, se ofreció reanudar la obra de infraestructura,
se abrieron nuevos frentes de incentivación hacendaria, se hicieron promesas de
combatir la corrupción en la administración pública y se amplió la asistencia
social. Pero la crisis no amainó.
El pretexto
para no pagar los estratosféricos adeudos, tomó cuerpo: “no hay fondos”. No obstante,
los gastos superfluos se mantuvieron. Por ejemplo, la contratación de afamados
artistas para las ferias pueblerinas, cuyos emolumentos son millonarios; la manutención
—a espaldas del pueblo—, de un equipo de fútbol que tras descender de categoría
debió desaparecer y el pago de costosa publicidad en otros estados y medios de
comunicación nacionales, principalmente en los dedicados al chisme arrabalero,
por citar solo algunos gastos onerosos e innecesarios.
La cantaleta
de la falta de dinero para saldar contratos de servicios y el pago a empresarios,
no ayuda a la pretendida honradez y transparencia oficial; si revisamos los
números en cuanto al presupuesto, encontraremos que recursos financieros, sí ha
habido y a raudales. Por otro lado, está la obligatoriedad del gobierno a
pagar, en virtud de estar, el dinero retenido, debidamente presupuestado. No
hacerlo, será una falta a la ley y, desde luego, un robo con todas las
agravantes.
Veamos las
cifras: del año 2013 al 2017, la administración de Manuel Velasco Coello, ha
tenido en sus manos, nada menos y nada más que 388 mil 430 millones 496 mil 627
pesos. Su presupuesto anual ha ido en notorio aumento, en comparación con el de
su antecesor (Juan Sabines), que rondó entre los 55 mil millones y 62 mil
millones anuales.
Así tenemos
que en el 2013, el Congreso aprobó al actual mandatario, 66,869’989,698.00; en
el 2014, 78,061’572,475.00. En el 2015, su presupuesto fue de 80,393’124,585.00;
en el 2016 alcanzó los 81,214’666,503.00, mientras que en éste año, ha sido de 81,891’143,366.00.
La
multimillonaria cantidad, no es para echarse en saco roto. Como ya se ha dicho,
son números etiquetados que no deben retenerse bajo ningún pretexto. Y solo
estamos hablando del presupuesto estatal; solo en el año 2016, para el ramo 33,
la federación envió a Chiapas, 37 mil 34 millones de pesos; para el ramo 28, se
asignaron a la entidad 26 mil 140 millones de pesos. Aparte, otros rubros
etiquetados, como por ejemplo, para el tema carretero, la federación destinó a
Chiapas, 3 mil 479 millones de pesos, para ese mismo año.
Ahora súmele
los recursos del FONDEN por los desastres ocurridos, el dinero extraordinario
para la reconstrucción, la ayuda externa por el terremoto, las aportaciones de
otros gobiernos por el desastre, ¡y el, o, los préstamos (endeudamiento, más
bien) que recién autorizó el Congreso del Estado!
Como podemos
ver, dinero ha habido y hay; lo que no ha habido, es voluntad para cumplir con
los acreedores. Lo que hay es un descarado robo por parte de la Secretaría de
Hacienda, que el gobernador Velasco solapa, ya por placer, ya por complicidad, ya
por desconocimiento o ya por valemadrismo.
El gasto en
promoción personal y publicidad institucional, ha sido exagerado; de los 240
millones 893 mil 319 pesos etiquetados en los últimos cinco años para tal
rubro, el triple —tomado de otros fondos—, se han erogado en medios nacionales,
mientras que a los locales, les han recortado la partida o de plano, han rescindido
los contratos de publicidad oficial.
Si ha habido
recursos y no se pagan las deudas, es de sospechar que alguien se está haciendo
millonario. Todos nos preguntamos dónde está todo ese recurso. ¿A quién está
beneficiando generosamente? Esa pregunta, sin duda, solo sabrá responderla uno:
el número uno.