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Angel Mario
Ksheratto
Los "independientes" un mal que pudo evitarse. |
Cuando desde
hace años se empezó a deliberar sobre el tema de los “candidatos ciudadanos” o
“independientes”, se presumió que ésa podría ser la fórmula perfecta para
desechar por completo y de manera definitiva al anquilosado y corrupto sistema
partidista mexicano. Se discutieron las reglas, se pusieron candados y se
adelantaron expectativas alentadoras.
Ahora,
cuando la ocasión nos ha alcanzado, vemos con preocupación que el remedio, no
funcionará; no, porque se basa en reglas complacientes, carentes de sentido
democrático y por mucho, obsoletas frente a una realidad mucho más allá de la
cortedad de visión de quienes tienen en sus manos la tarea de organizar el
proceso electoral.
Se
esperaban, cuando mucho, dos o tres candidaturas fuertes, confiables;
aspiraciones depositadas en ciudadanos con la suficiente estatura moral pero
además, con un proyecto de nación sustentado en la experiencia nacional y de
acuerdo a entornos sociales, comerciales, económicos, políticos y financieros,
adversos para un país que entre muchos retos, debe hacer frente a la xenófoba
presión y ataques del presidente estadounidense que, quiérase o no admitir,
influye de todas formas en la vida doméstica local.
Las
candidaturas “independientes”, surgieron como hordas por todas partes. Ochenta
y cinco personajes se inscribieron para lograr la nominación a la presidencia
de la república y cientos más —quizá miles—, para cargos en el Senado y la
Cámara de Diputados Federales. La depuración del Instituto Nacional de
Elecciones, dejó a 45 como probables candidatos a la presidencia.
Es una cifra
impresionante y exagerada pero también, poco confiable, puesto que de todos
ellos, uno o dos son reconocidos y no por su calidad moral y compromiso ético
con México, sino por corruptos desligados de partidos con la misma filosofía: acceder
al poder para robar.
El hecho
mismo de pelear por una “candidatura”, es una muestra de la falta de compromiso
real. Si revisamos las cifras con respecto al financiamiento que habrán de
recibir para sus respectivas campañas electorales, la suma entre todos, es
multimillonaria. Justo cuando la discusión se recalienta por el excesivo
financiamiento a partidos políticos formales y se exige a éstos, reducir costos
y aceptar la reasignación presupuestal para ayudar a la reconstrucción del país
tras los terremotos, ¡surgen cientos de candidaturas independientes que suponen
un gasto extraordinario y abusivo!
Todo se
deriva de falta de reglas contundentes pero sobre todo, claras. Los requisitos
para obtener el permiso para una candidatura de esa naturaleza, son mínimos,
risibles. Por mucho que digan que los reglamentos son rígidos y exigentes, son
éstos, insuficientes para, por lo menos, garantizar cierto ahorro,
principalmente ahora que el país se encuentra en una severa crisis económica y
en emergencia.
Seamos
francos: que nadie se escude en la “democracia participativa”, porque ésta al
final, no existe. De hecho, ganará la presidencia quien sea impuesto por las
cúpulas de poder empresarial, económico y político. Aun así ganare Manuel
López, no estará exento de manipulaciones poderosas, contra las que ninguno de
los actuales aspirantes podrán hacer nada.
Los casi 43
millones de pesos que aprobó el INE para las candidaturas independientes, se
distribuirán en un 33 por ciento para cada uno; aparte, podrán recaudar fondos
privados. ¿Fondos privados? ¿Y los candados para evitar que reciban dinero
proveniente de fuentes criminales?
La
normatividad es ambigua en ese sentido. Aun cuando los métodos de fiscalización
fueren efectivos, la trampa es evidente, lo que nos augura candidaturas que más
que otra cosa, serán lavaderos de dinero ilegal, amparados en una presunta
democracia.
En todo
caso, estamos ante un derroche excesivo de recursos públicos y privados que, en
una democracia plena (que, insisto, no existe) no debería suceder, al menos en
la mente de los manipuladores políticos que pretenden engañar a los mexicanos.
Hay que agregar,
por tanto, que tales candidaturas, no garantizan un proceso impecable, sino por
el contrario, son una muestra de irresponsabilidad que afecta directamente el
gasto público del país. Todos los “independientes”, saben a ciencia cierta que
van a perder. Lo único que ganarán son los miles de pesos que el INE les
otorgará. Buen negocio, ¿no?
El alegato
que éstos pulverizarán el voto a favor o en contra de determinado político, es
pueril e insulso. Muchos, a la hora, por un billete extra, declinarán a favor
de uno u otro de los candidatos fuertes. Lo que era esperanza, terminó siendo negocio
redituable… A costa del empobrecido y violentado pueblo de México.