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Angel Mario
Ksheratto
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Lalo y Ruti, ¿quién va atrás de quién? |
Muchas son
las conjeturas que han surgido tras el predicho “triunfo” del presidente del
Poder Judicial, en la invisible encuesta que lo coloca como el virtual
candidato al gobierno de Chiapas, según la lógica “democrática” del usufructuario
mayor de la franquicia política: quien gane la coordinación, es el que se
levantará con las siglas morenistas en las elecciones del 2018.
Es claro que
el método y sus resultados, no favorecen al agraciado en términos estrictamente
políticos; puede ser que, si en realidad se efectuó la dudosa práctica, haya
sido, el señor Rutilio Escandón, vencedor, pero al grupo político que
representa lo ubica justo en el terreno de la derrota absoluta y contundente.
Ha sido más
el repudio que se ha erigido en contra suya, que por lo menos, el beneficio de
la duda a favor. Los factores por los que don Rutilio ha caído en el
menosprecio generalizado, son muchos y muy razonables.
Se le acusa
con insistencia —desde las entrañas de MORENA, desde otros partidos y en no
pocos sectores sociales—, de estar en la línea de sucesión pactada para
consolidar el continuismo del actual sistema de gobierno. Es señalado de
utilizar recursos públicos para promover su imagen, asunto que está prohibido
por la ley electoral y que ha sido desoída olímpicamente por él.
El
presidente del Poder Judicial, no es un hombre carismático, que arrastre
multitudes; es más bien, parco, agrio, metódico, poco afable, exageradamente
serio y a veces, intratable. Carece de un discurso viable para los chiapanecos.
Su formación política estuvo, por muchos años, al amparo de un priísta de hueso
colorado, ahora su adversario al interior de MORENA, Plácido Humberto Morales
Vázquez.
Tiene el
perfil idóneo para perder las elecciones frente a quien sea ungido por Manuel
Velasco, como su sucesor. Esto nos indica que la verdadera lucha por el poder,
no está en los partidos ni entre éstos, sino en el fuero interno del
gobernador. La pelea estará entre los cercanos al mandatario que, como don
Ruti, se siguen promoviendo al margen de la ley.
Curiosamente,
los demás aspirantes morenistas, guardaron silencio o se alinearon gustosos,
como en los antiguos tiempos del PRI, cuando el presidente o el gobernador,
elegía a quien debía cubrirle la retaguardia. Aquí entra un nombre que nadie se
explica por qué apareció como aspirante a coordinar los trabajos de MORENA,
cuando su militancia no solo es distinta, sino que lidera al partido gobernante
y es el mandamás del Poder Legislativo: Eduardo Ramírez Aguilar.
¿Qué habría
pasado si “gana”, Eduardo Ramírez, la encuesta? ¿Sería presidente del PVEM y
coordinador de MORENA al mismo tiempo? No fue un error de cálculo y mucho
menos, una muestra de “democracia e inclusión” dentro del partido de López
Obrador.
Es sin duda,
una táctica bien estudiada; es enviarle un claro mensaje al elector: “el
candidato deseado de todos los chiapanecos, es Eduardo; lo quieren tanto, que
hasta en el partido más intransigente, le otorgan votos ‘de calidad’ en sus ‘elecciones’
internas.” La idea generalizada en el sentido que el señor presidente del
Supremo Tribunal de Justicia, se está prestando a un juego nada limpio, tiene
sentido, si lo vemos desde esa perspectiva.
Y caemos en
una pregunta: ¿Le interesa a AMLO ganar las elecciones presidenciales del
próximo año? Para ello, lógico es que necesita votos, votos que Rutilio
Escandón, no le garantiza de ninguna manera, en caso que al final, termine
siendo el aspirante formal. Si anduviese en busca de votos, con dedazo o
imposición directa, hubiese elegido a un precandidato con mayor fuerza,
credibilidad, honorabilidad y de querencias multitudinarias.
Paco Rojas, que
aparecía en la lista de “elegibles” —y que solo después de la “derrota” se
deslindó y acusó de corruptos a los de ese partido—, le hubiera garantizado,
sino el triunfo, por lo menos, una batalla electoral fuerte, consistente. Para
el caudal de sufragios que requiere para alcanzar la presidencia, los que Rojas
Toledo le podría dar un respiro electoral.
La sospecha
es que desde la cúpula de la empresa del señor López Obrador, se tomaron las
decisiones equivocadas. No en pos de una lucha genuina por el país, sino para
engordar un peculio personal que a los mexicanos, no les beneficia en lo
absoluto.
A MORENA, el
resultado de la encuesta no la favorece; tampoco a Rutilio Escandón, quien ha
sido blanco de todo tipo de críticas, especialmente porque con todo y la responsabilidad
otorgada a fuerzas de dedazo, no renuncia al cargo que ostenta, lo que habla de
su falta de probidad y congruencia.