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Angel Mario
Ksheratto
Tragedia sobre tragedia... |
Dos
terremotos en 12 días, huracanes, temblores; el resultado: cientos de muertos,
miles de damnificados y un gobierno bajo la permanente sospecha de aprovechar
las recurrentes crisis para beneficio propio. Esa quizá sea la tragedia
silenciosa que corroe las estructuras del país, pero que no ha podido minar la
espontánea solidaridad de los mexicanos que, en los dos últimos eventos
violentos de la naturaleza, se han volcado a las calles para ayudar, para dar
palabras de aliento a los conciudadanos en desgracia mayor.
Lo que hemos
visto tras los dos devastadores terremotos que han sacudido al país, a veces
resulta inenarrable; imposible de asimilar, principalmente cuando hay niños y
niñas atrapados bajo toneladas de escombros. Difícil de comprender, cuando la
mayoría de víctimas, son gente pobre que ha luchado toda su vida para tener el
patrimonio digno, y lo pierde por un capricho de la tierra, a la que, por
supuesto, no debemos reclamar nada, en virtud que hemos sido nosotros, los
grandes contribuyentes para su deterioro.
Las
consecuencias de tales manifestaciones de la naturaleza, profundizan la marginación
y la pobreza; ensanchan la brecha entre pobres y ricos y facilita el
enriquecimiento ilícito e insultante de quienes ostentan el poder público, a
pesar que éstos, se rasgan las vestiduras en incontenibles negaciones, frente a
las notorias muestras de lo contrario.
No se trata
de una suposición; es un hecho, por desgracia, real. Recordemos los estragos
del huracán “Stan” en los primeros días de octubre del año 2005: diez mil
comunidades de Chiapas fueron afectadas por el meteoro, dejando a miles de
ciudadanos, sin hogar. Cincuenta personas murieron, 31 mil casas quedaron
inhabitables, 12 mil quedaron con daños parciales, 96 escuelas colapsadas por
completo (más de 300 con daños severos), 13 puentes colapsados y miles de
comercios, destruidos, entre otros daños.
El gobierno
federal dispuso de ciento once mil millones de pesos para la reconstrucción;
organismos internacionales como la Unión Europea, la ONU, la OEA, la UNICEF, el
FMI y otros tantos, enviaron miles de dólares en ayuda. El actor Mel Gibson,
donó un millón de dólares (al cambio de hoy, un poco más de 17 millones y medio
de pesos)… Nos preguntamos: ¿dónde está la reconstrucción?
Lo poco que
se hizo, fue insultante. Casas ridículamente pequeñas en cuya construcción, se
utilizó material de pésima calidad. Insisto: fueron obras solo para el
lucimiento del entonces gobernador, Pablo Abner Salazar, quien hoy, es un
hombre multimillonario, con propiedades escandalosas en varias partes del país,
e incluso, fuera de México.
¿Qué nos
garantiza que el dinero destinado para la reconstrucción de Chiapas y Oaxaca,
Morelos, Puebla y la Ciudad de México, no se lo roben los políticos y
gobernantes? ¡Nada! La desconfianza es brutal, espantosa. El razonamiento
colectivo para dudar, se basa, primero, en acciones como las ocurridas por el
huracán “Stan” y segundo, porque los mecanismos de “transparencia” anunciados,
no son confiables.
En Chiapas,
el gobernador Manuel Velasco Coello, ha dicho que pedirá a la Auditoría
Superior de la Federación y al Órgano de Fiscalización Superior del Congreso
del Estado, que vigilen y auditen los recursos públicos para la reconstrucción.
Ambas
instancias, han sido el más grande fracaso en materia de combate a la
corrupción y la impunidad. En el caso de la institución chiapaneca, no ha sido
capaz de auditar a los presidentes municipales y la federal, se ha negado a
ofrecer datos sobre las auditorías ejercidas a las delegaciones federales,
cuyos titulares se han quejado que todos los recursos financieros de la
federación, les son prácticamente, secuestrados por la Secretaria de Hacienda
de Chiapas.
El
encubrimiento de la ASF y el OFSCE, no se puede ocultar. Por lo tanto, sugerir
que éstos habrán de evitar el desvío del dinero para reconstruir las zonas
afectadas, es irresponsable. Porque no garantizan nada y porque no gozan de
credibilidad.
Diferente
sería si el señor Velasco Coello, propusiese la creación de una Comisión Mixta
Ciudadana de Vigilancia y Transparencia, formada por dirigentes sociales,
rectores, líderes religiosos, académicos, activistas y ciudadanos probos. Gente
que no permita que un solo centavo, una sola despensa, sea utilizada con fines
políticos o los recursos vayan a parar en manos de corruptos.
No se debe
encimar una tragedia sobre otra; eso es perfectamente evitable, si se tiene
buena fe, voluntad y capacidad para entender y atender a la sociedad. El México
y el Chiapas trágicos, deben encontrar una salida honorable. ¿Escuchará el gobernador
voces distintas a las de sus colaboradores?