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Angel Mario
Ksheratto
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No se puede administrar finanzas que no existen. |
Desde hace
meses, los recursos para financiar a los partidos políticos en Chiapas, no
fluye como debería ser. Retrasos y entregas incompletas; incluso, demandas
públicas e institucionales formales, se han presentado para exigir al
secretario de Hacienda de Chiapas, Humberto Pedrero Moreno, las ministraciones
puntuales y completas. No ha habido respuesta. De hecho, funcionarios del
Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana, han dicho que el proceso
electoral ha estado en constante riesgo ante la falta de recursos financieros.
En México,
se ha vuelto tendencia la exigencia de quitar el financiamiento público a los
partidos políticos. Es oneroso, perverso e insultante, mantener a instituciones
políticas que solo han servido para engordar a la corrupción. De ahí han salido
quienes han votado leyes contrarias al beneficio del pueblo. De ahí han salido
quienes, en el ejercicio del poder, han saqueado los recursos públicos a
placer.
Ha sido la
magnitud de los terremotos, lo que avivó la exigencia y obligó a los políticos
a desprenderse de un porcentaje del dinero público con el que viven como reyes,
principalmente sus dirigentes.
No es por
supuesto, una “donación”; debe pasar, esa reasignación presupuestal, por los
congresos de los estados y el Congreso de la Unión, puesto que tales recursos
están etiquetados dentro del presupuesto federal y los presupuestos estatales.
Ahora bien,
si revisamos las condiciones en que se encuentra esa parte del presupuesto, al
menos en Chiapas, es caótica. Líneas arriba, se menciona la falta de
ministración de esos recursos, a lo que hay que agregar el desaseo con que se
está haciendo y desde luego, la ausencia de transparencia.
Para nadie
es secreto que las finanzas públicas de Chiapas, están profundamente dañadas.
Desde deudas millonarias a proveedores, hasta desvíos de recursos, pasando por
gastos superfluos que no benefician para nada al desarrollo de la entidad, son
los continuos señalamientos que indican la pésima administración, especialmente
por parte de Hacienda del Estado.
Reasignar
recursos de los partidos políticos, en realidad, da un respiro a la actual
administración; primero, porque se quitan el compromiso de pagar adeudos
anteriores y segundo, porque los pagos venideros, quedarán en las mismas manos
que han hecho mal uso del dinero de los chiapanecos.
Por lo
mismo, nada garantiza que ese dinero vaya a servir para la reconstrucción. Si Haciendo
no tuvo capacidad para entregar las ministraciones correspondientes y ha
adelantado, en corto, a funcionarios del IEPC y a algunos dirigentes
partidistas, que la problemática financiera va en aumento y podrían no entregar
los recursos como marca la ley, tampoco habrá esa capacidad para reconstruir
los daños de los terremotos.
Para el
colmo, se ha anunciado que, a través del Órgano de Fiscalización Superior del
Congreso del Estado y otras instancias que no han cumplido con su obligación de
combatir la corrupción y la impunidad, se buscará la conformación de una
“comisión ciudadana”, para que vigile la transparente reconstrucción.
El OFSCE, de
ser una esperanza para acabar con la dilapidación y el saqueo del dinero
público, se ha convertido en la gran tapadera de corruptos; por lo tanto, no es
confiable y no es recomendable que se encargue de armar una comisión ciudadana
de transparencia. ¿A quiénes llamará? ¿A familiares del secretario de Hacienda?
El Congreso
del Estado, ha puesto un ejemplo de la clase de comisiones que se están
conformando para “evitar la corrupción”. Willy Ochoa, un diputado que nunca
llega a sesiones, que el mismo día de la instalación de esa comisión cameral
llegó tarde, que ha sido acusado de actos de corrupción, que ha mostrado
desprecio por los chiapanecos, no garantiza absolutamente ninguna
transparencia.
En ese
tenor, vemos que el gran beneficiado directo, es el gobierno del estado; a más
recursos financieros en sus manos, más saqueo y más corrupción, a menos que se
nombre a una verdadera comisión ciudadana, compuesta por gente desligada de
funcionarios y diputados. Lo contrario, será solamente tapar el ojo al macho.
Todo, por
desgracia, nos lleva una penosa conclusión: se ha fraguado un fraude descomunal
so pretexto de la reconstrucción. Nos queda la sensación que una exigencia
ciudadana en torno al escandaloso financiamiento partidista, será utilizada
para fortalecer al Estado corrupto y hacer más rico al secretario de Hacienda,
que no explica el destino del dinero de los chiapanecos. ¿Podrá la autoridad
superior frenar esa operación catastrófica?