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Angel Mario
Ksheratto
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Peña Nieto, abandonó la neutralidad de México. |
Cuando
chaval, me tocó presenciar una riña entre dos compañeros escolapios. Era la
época en que el bullying se resolvía a trompadas y los maestros tenían
autorización para castigar severamente a los mal portados. (Y cuidado con
quejarse con los padres porque se recibía una nueva ronda de latigazos.) Es el
caso que los pequeños titanes, se trenzaron en un largo abrazo, sin lanzarse
golpes.
Un metiche
cualquiera, intervino para separarlos y obligarlos a pelear “como machos”. Uno
de los rijosos, se olvidó del rival, sacó una hoja de afeitar de sus bolsillos
y arremetió contra el entrometido, causándole heridas notorias por el
escandaloso sangrado.
Es la misma
escena que estamos viendo en el plano internacional. Dos locos presidentes —Kim
Jong-Un y Donald Trump—, en acalorada discusión por los constantes lanzamientos
de misiles por parte de Corea del Norte; los dos picapleitos, suben y bajan el
tono de sus alegatos, pero no se atreven, aún, a hacerse daño.
Y ahí va el
metiche: Enrique Peña Nieto, el desabrido presidente mexicano que, días antes,
en un acto de sumisión frente a Trump, ordenó la expulsión del embajador
norcoreano, un tipo que ni olía ni hedía, ni nada. Un embajador como
cualquiera. El pretexto fueron los últimos lanzamientos de misiles que sobrevolaron
territorio japonés, acción condenable desde cualquier punto de vista, pero que
no correspondía al gobierno mexicano tomar como suyo.
La
tradicional política exterior de neutralidad y no intervencionismo de México,
fue rota por mero capricho personal y lo peor: para congraciarse con un tipo
que no ha ocultado su odio por los mexicanos… para llamar la atención de Trump,
que sostiene su menosprecio con medidas unilaterales dolosas y claramente
violatorias de los derechos humanos de millones de mexicanos en Estados Unidos.
Aunque Peña
Nieto podría proponer algunos puntos de acuerdo para proteger a los migrantes
en USA, se prevé que los puntos medulares de su discurso ante la Asamblea
General de la ONU —a la que asistirá, desde luego, Trump—, se enfoquen en el tema
de Norcorea. Se ha planteado que el presidente mexicano externe una condena al
presidente Kim Jong-Un y, por supuesto, una declaración de respaldo al gobierno
estadounidense.
Si bien la
reunión es la mejor plataforma del líder estadounidense para obtener apoyo
internacional y doblegar al rijoso presidente de Corea del Norte, parece ser
que el más interesado en el asunto, es Peña Nieto, quien por cierto,
recientemente recibió en el palacio nacional a Benjamín Netanyahu, primer
ministro de Israel, el otro gran interesado en lanzar un ataque definitivo contra
los coreanos.
Como
metiche, Peña Nieto parece hacer un buen papel, a cambio de nada. Porque hasta
éste lunes, Trump mantiene su discurso antiinmigrante y antimexicano. “No puede
ningún país, cargar con la carga de migrantes y gastos militares”, dijo casi llegando
a Nueva York, lo que augura que desde la ONU, abofeteará a los mexicanos.
Ojalá y
México, como país, no pague las facturas que el presidente está adquiriendo
para congraciarse con el enemigo número uno de los mexicanos. ¿Qué tiene que
meterse en el pleito entre Trump y Jong-Un? ¿Qué beneficios obtiene el país?
Llama la
atención que a la convocatoria de la ONU, no hayan asistido los presidentes
Vladimir Putin de Rusia y el de China, Xi Jinping. Para empezar, Peña Nieto no
debió acudir a esa asamblea. La emergencia tras el terremoto, debió ser
pretexto para excusarse y la razón para atender la gravedad de la crisis que
pasa el país.
De Peña
Nieto se ha dicho siempre que suele ser candil de la calle y oscuridad de su
casa; hoy lo vuelve a reiterar. Mientras su contraparte estadounidense
mantendrá su política contra nuestros paisanos, él llegará a ponerse de
rodillas y ofrecer todo el apoyo para atacar a un país que ni nos va ni nos
viene. ¡Ah, presidentito que nos cargamos!
Como el
metiche de la historia que inicia éste artículo, corremos el riesgo que uno de
los dos, se voltee y nos dé una buena tunda. De hecho, el defendido del señor
presidente, ya nos está porraceando. Y todo, por metiches.
México debe volver a su política de neutralidad. En los niveles en que gringos y coreanos se están agarrando, no es aconsejable meterse. Eso no lo entiende Peña Nieto. No ha medido la dimensión de las consecuencias que podría traer para el país, meterse en lo que no le importa. Ojalá, recapacite, lo cual, por desgracia, lo dudamos.
México debe volver a su política de neutralidad. En los niveles en que gringos y coreanos se están agarrando, no es aconsejable meterse. Eso no lo entiende Peña Nieto. No ha medido la dimensión de las consecuencias que podría traer para el país, meterse en lo que no le importa. Ojalá, recapacite, lo cual, por desgracia, lo dudamos.