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Angel Mario
Ksheratto
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Korrodi, amigo de los amigos. |
Hace unos
días, alguien me dijo que las campañas electorales se ganan “con buenos y malos”.
Tal percepción choca con la pretensión de alcanzar elecciones verdaderamente
democráticas, puesto que ésta debe pasar, obligadamente, por la legitimidad de
sus actores, más allá de las exigencias morales y éticas a tomarse en cuenta en
el momento de decidir quién o quiénes pueden ser parte de una agrupación que
busca el poder mediante el sufragio. Es lo idóneo, según los estándares.
Lo contrario
es restar credibilidad al ya demacrado sistema electoral del país, pero más, a
los partidos políticos que hoy por hoy, son solo siglas cuyo principal
distintivo ha sido la corrupción, el avasallamiento social y la indiferencia
absolutista en temas que deben ser atendidos por el bien de México.
En una
democracia, los “malos” deben estar en la cárcel o cuando menos, marginados de
toda acción que tenga como fin, lograr el bienestar de los ciudadanos. Permitir
su inclusión para efectos electorales, es corromper tales procesos. Es permitir
el continuismo de la impunidad y las malas prácticas en el ejercicio del poder
que ha llevado al país a la profunda crisis —en todos los sentidos—, de la que
no saldrá hasta que quienes le han hecho daño, paguen lo justo.
Lo anterior
viene a colación porque el fin de semana, un personaje de oscuro pasado, firmó
una especie de “acuerdo de unidad” con el virtual candidato de MORENA a la
presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador. Lino Korrodi, surgió
en el escenario político durante la campaña del expresidente Vicente Fox Quesada,
al frente de una organización llamada “Amigos de Fox”.
Bajo ese
nombre, recaudó decenas de millones de pesos para financiar la campaña del
panista, de tal manera que el entonces IFE, debió multar al Partido Acción
Nacional con millonarias cantidades, tras confirmarse que se rebasaron los
topes de gastos establecidos legalmente. A raíz de ello, Korrodi y Fox,
terminaron peleados.
En su momento,
López Obrador, que fungía como jefe del desaparecido Distrito Federal, opinó
que no era suficiente la sanción económica, exigió cárcel para el principal
financista del candidato del PAN y sugirió la renuncia del ya presidente en
funciones, a quien acusó de haber incurrido en un fraude electoral. No fue sino
cuando el operador financiero y el presidente (por presiones de la todopoderosa
ex primera consorte; Marha Sahagún) pelearon, que los ataques de AMLO contra Lino
Korrodi, cesaron.
Y el último,
se unió a la campaña contra el desafuero de López Obrador que promovía Vicente
desde Los Pinos, derivado de la desobediencia del gobernante de la ahora Ciudad
de México, a una determinación judicial por el despojo de un predio a un particular.
Ya antes, en
la década de los 90’s, Korrodi y López Obrador habían tenido algunos
encuentros; cuenta el mismo empresario tamaulipeco que, siendo candidato a la
gubernatura de Tabasco, AMLO pidió la intervención del expresidente para
financiar su campaña frente a Roberto Madrazo, quien finalmente, ganó la
gubernatura de ese estado.
La adhesión
del Korrodi, es un claro indicio que el dueño de MORENA, busca ganar la
elección con más “malos” que “buenos”, lo que es lo mismo, alcanzar el poder por
el poder, no para sacar a México de la crisis. Curiosamente, muchos foxistas y
orquestadores de fraudes electorales de escándalo, son los que ahora componen
su planilla de “salvadores”:
Manuel
Bartlett, orquestador del megafraude de 1988 que llevó a la presidencia de la
república a Carlos Salinas de Gortari, elección que ganó, legalmente,
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Alfonso Romo, también financista de las campañas
de Fox y Felipe Calderón, a quien se le señala de haber corrido con los gastos
del fraude que obligó a AMLO a declararse “presidente legítimo”.
Fernando
González, reconocido mapache del PRI, experto en elaborar fraudes electorales,
yerno de Elba Esther Gordillo; Alfonso Durazo, exsecretario particular de
Vicente Fox, acusado de presionar a las autoridades del IFE para alterar
boletas en el año 2006, a favor de Calderón Hinojosa. La lista de malosos es
larga, muy larga.
Todo ello
arrastra al electorado a la desconfianza. Puede que AMLO sea buen prospecto,
pero la gente de la que se rodea, no goza de ninguna credibilidad. Puede que
AMLO sea bienintencionado, pero sus asesores y financistas, no son confiables…