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Angel Mario
Ksheratto

Los videos
son abrumadora evidencia que Eva Cadena —la recaudadora de fondos,
supuestamente para la campaña de MORENA—, recibió hasta en tres ocasiones,
cientos de miles de pesos. “Lavado de dinero”, es por lo pronto, el delito que
podría enfrentar y que le obligará a revelar el nombre de los donantes y desde
luego, la procedencia de dicho dinero.
Quien —según
los patrocinadores hasta hoy desconocidos—, debía recibir esos recursos, era el
dirigente nacional de ese partido, mismo que se ha defendido de una y mil
formas. Como el “Santo cachón”, hasta ahora dice estar cayendo en cuenta que su
recaudadora, venía recibiendo dinero a su nombre… O exigiéndolo, según consta
en una de las pruebas documentales en las que hace, Eva, algunas amenazas
veladas a sus proveedores.
Un buen
líder, debe estar enterado hasta de lo que comen o dejan de comer sus
seguidores. Ignorar lo que hacen, es admitir que no se tiene control o que de
plano, no hay interés genuino para establecer modelos políticos alejados de
prácticas nocivas y vergonzantes.
¿Engañaba
Eva Cadena a AMLO? ¿Sabía éste de los recursos que obtenía su otrora
incorruptible defendida? Lo conducente para el líder de ese partido, será aclarar
varios puntos: si sendas cantidades de billetes llegaron a su poder, ¿en qué y
cómo los gastó? ¿Cadena le informaba, puntualmente, su procedencia y donantes?
¿Por qué la defensa a ultranza de ella?
Si lo
recibió y cree que tanto la recaudadora como el abastecedor han incurrido en el
delito de lavado de dinero, extorsión o soborno, ¿lo devolverá para evitar la
terrible mancha que, según él, tienen los miembros de la “mafia del poder” que
tantas veces ha criticado? Recordemos los discursos de AMLO. Que no se junta
con corruptos y ladrones; que los rateros son los de la tienda de enfrente, que
él limpiará al país de sinvergüenzas.
¡Como el
“Santo cachón”! Todos conocen la precedida mala fama de su equipo de trabajo,
menos él. No hay duda que le están poniendo una y mil trampas, pero no hace lo
necesario para evadirlas.
O es o
parece o finge ser inocente o de plano, es tan descarado como sus adversarios,
a quienes suele culpar de su mala dirección partidista. El hecho de no
reconocer a los propios, indica que tampoco conoce a los ajenos y por lo tanto,
su argumento contra éstos, se debilita. Es entendible que no pueda controlar
todo, pero para eso, quiero presumir, tiene asesores, amigos leales que le
adviertan sobre tal o cual conducta que pudiera atraerle descrédito.
¿Acaso es
tan dictatorial que cree que solo él puede con todo? ¿Se cree “todopoderoso”?
No es la primera ocasión que se le relaciona con ese tipo de escándalos. Ahí
está el caso Bejarano; el de su tesorero cuando fue jefe del DF, y otros más,
de escasa relevancia.
Si Andrés
Manuel quiere llegar al 2018 impoluto, tiene que hacer una limpia interna
urgente. Deshacerse de expriistas, expanistas y experredistas corruptos que,
por lo hasta ahora visto, llegaron solo para obstruirle el camino. Y, en caso
de haber recibido dinero de procedencia ilícita, lo devuelva o acuda a las
autoridades correspondientes para denunciar tales hechos.
Ello, si
quiere mantener la poca confianza que el electorado tiene en la clase política
actual. Porque él es parte de esa clase que tanto critica, quiera o no
admitirlo.
Por lo
pronto, Eva Cadena ha mentido al respecto; primero dijo que sí conocía al
donante. Luego que no, que solo habló con él por teléfono. Posteriormente juró
que había devuelto el dinero y después, que no, porque el que se lo había
entregado, no respondía sus llamadas. Pero antes, dijo que se lo había
entregado “al equipo de campaña” de López Obrador. ¿En qué parará ese enredo
del Santo cachón?