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Angel Mario
Ksheratto
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Le facilitan su defensa. |
Enredos,
versiones encontradas… Simulaciones y sospechas tras la captura del
exgobernador veracruzano, Javier Duarte de Ochoa; hay, por lo menos, tres adaptaciones
mediáticas que no surgieron de la imaginación, sino de fuentes oficiales, cuya
confiabilidad queda en entredicho. Manuel Noriega, subjefe de la INTERPOL en
Guatemala, señaló que, minutos antes de la detención, el imputado habría
recibido una llamada telefónica desde la Ciudad de México, tras la cual, bajó
al lobby del hotel para prácticamente, entregarse.
Stu
Velázquez, subjefe de la policía guatemalteca, por su parte, declaró que el implicado
fue sorprendido cuando en el bar, pretendía adquirir una copa de licor. Otra
versión indica que la administración del hotel, intentó alertar a Duarte sobre
la presencia policial, lo que obligó a los agentes a cerrar todas las salidas
del complejo hotelero, logrando su captura en uno de los pasillos, por donde
deambulaba Duarte, con claras intenciones de fugarse.
Los distintos
ajustes al hecho consumado, podrían pasar desapercibidos, de no ser porque en
cada uno, se esconden verdades a medias que alimentan la desconfianza en el
discurso oficial respecto al tema del combate a la corrupción y la impunidad.
Es decir,
todo se está pareciendo más a un show mal montado; un circo que no busca
aplicar criterios de justicia, sino procurar la tabla de salvación de un
sistema de gobierno prepotente, burdo, pero sobre todo, corrupto y promotor
incansable de la impunidad. Nadie pone en duda la debacle moral y política del
partido que postulo a Javier Duarte como gobernador de Veracruz,
principalmente, en los tres estados en los que en breve, habrá elecciones y
donde el PRI, no tiene ventajas aseguradas.
En Coahuila,
los escándalos de corrupción de los hermanos Moreira Valdez, han mermado
ostensiblemente la credibilidad en el PRI; Humberto, el antecesor cuasi
inmediato de Rubén, estuvo preso en España por delitos relacionados con el
tráfico de drogas, en tanto que en México, ninguna denuncia por casos de
corrupción en su contra, han prosperado. En cuanto al actual mandatario de esa
entidad, Rubén Moreira, sus opositores han hecho públicas infinidad de pruebas
en su contra, pero todas han sido desoídas por el gobierno de ese estado y el
gobierno federal, precisamente por la impunidad de la que gozan los
gobernadores mexicanos.
En Nayarit,
el fiscal general, Edgar Veytia, fue detenido en Estados Unidos, bajo cargos de
tráfico de drogas en ese país. Veytia, según medios nayaritas, era quien en
realidad gobernaba, puesto que Roberto Sandoval, el gobernador, se sometía a
sus mandatos. Su aprehensión en USA, debilitó las estructuras priístas, de tal
manera que en las encuestas oficiales, ese partido bajo hasta el tercer lugar.
Las malas
decisiones de Enrique Peña Nieto y los catastróficos resultados de su gestión
al frente del Ejecutivo, han sido un lastre para su partido en el Estado de
México, su estado natal. Pese a que Eruviel Ávila, su actual gobernador, se ha
esforzado por invertir millones de pesos en propaganda partidista, ésta no ha
permeado en el ánimo de los electores, muy a pesar que ese estado, ha sido, por
más de 80 años, el bastión electoral del PRI.
La urgencia,
no parece ser el ataque a los fundamentos de la corrupción en el país, sino,
rescatar algunos votos para el gobernante Partido Revolucionario Institucional,
cuya confianza del electorado, casi se ha diluido en ése y otros escándalos.
Todo es un
espectáculo mediático; basta ver la irresponsabilidad de la PGR y la Secretaría
de Relaciones Exteriores del país, para darnos cuenta del embuste. No haber
enviado formalmente la solicitud de extradición (solo copia simple anexaron al
expediente, según el propio Javier Duarte durante su audiencia judicial), es
una clara muestra de lo arriba mencionado y es un mal augurio, puesto que
cualquier abogado medianamente instruido, podría derrumbar las pretensiones del
gobierno mexicano.
En otras
palabras, las mismas instituciones del Estado están facilitando la defensa del
implicado; recordemos los elogios presidenciales a los gobernadores y exgobernadores
señalados de corrupción… Y veamos los sucesos actuales.
En ese
contexto, es fácil predecir que, una vez pasados los procesos electorales en
los tres estados que elegirán gobernador éste año, Duarte, Tomás Yarrington y
otros acusados, podrán salir libres. Son, en pocas palabras, la moneda de cambio
para la obtención de votos. La pregunta es: ¿Quién, según la INTERPOL, habló a
Duarte de Ochoa y qué negociaron? ¿La impunidad para Karime Macías? ¿Solo unos
meses de prisión? ¿La intocabilidad de los recursos robados…?