Inmoral, deshonesto. |
Lo de la “Comisión”, es claramente una acción simulada. No tiene sustento legal ni jurídico y por lo tanto, es inmoral y contraria al quehacer legislativo. En primer lugar, porque Ochoa Gallegos es en realidad, secretario de Organización del CEN del PRI. Su actividad principal se centra en asuntos partidistas, lo que hipotéticamente convierte al Congreso del Estado de Chiapas, en una dependencia colegiada, bajo la tutela de un solo partido. Grave para la pretendida democracia y la pluralidad.
La existencia de un Reglamento Interno del Legislativo, no ha frenado la ambición de un aprendiz de política, que ha forjado su meteórica carrera en actos al margen de los principios éticos y morales de la sociedad chiapaneca. En éste hay reglas claras que, por angas o por mangas, no se ha querido aplicar.
Por ejemplo, en el artículo 38 se instituye con claridad que cada diputado debe asistir puntualmente —obligatoriamente—, a todas las sesiones del Congreso. En el artículo 40 dice que si la ausencia durase más de tres sesiones consecutivas (Willy Ochoa solo se presentó a tomar protesta ante el Pleno), “lo participará a la Cámara para obtener la licencia correspondiente”. Al no hacerlo, el diputado en cuestión, cae en inmoralidad y deshonestidad, de lo que hablaré líneas adelante.
Solo “una causa grave”, exime al legislador de su ausencia, se lee en el artículo 41, mientras que en el 43, especifica que gozará de licencia, quien acredite enfermedad, que esté comisionado por el presidente del Congreso para representar a éste en actos diversos o cuando asista a actos oficiales en ejercicio de su condición de diputado. Willy Ochoa se ausenta para atender asuntos propios de su investidura partidista, lo que debería valerle, como establece la ley, la pérdida de su remuneración económica y, consecuentemente, el retiro del fuero para que asuma su suplente.
¿Incurre el diputado en actos de deshonestidad? Por supuesto que sí. Cobra un sueldo como diputado sin devengarlo honradamente. Miente al resto de legisladores al ausentarse de las sesiones argumentando “comisiones” que no ha ordenado el Congreso. Cobra emolumentos como secretario de Organización del PRI. Simula ser “enlace” entre las Cámaras de Diputados…
El Sistema de Justicia Partidaria del PRI, órgano también colegiado de ese instituto político, tiene sus propias reglas y, precisamente, castiga con amonestación, suspensión temporal de la militancia y expulsión a quien, como el multicitado legislador, incurre en actos de deshonestidad. El artículo 226 de los Estatutos del PRI nos lo explica: las sanciones arriba descritas son aplicables a dirigentes y militantes que incurran en “desviaciones estatutarias, deshonestidad o ineficiencia política de sus dirigentes”. Mientras que en el artículo 227, párrafo décimo, se advierte que quien cometa “faltas de probidad o delitos en el ejercicio de las funciones públicas que se le tengan encomendadas”, también debe recibir las mismas sanciones.
Más aún: el PRI cuenta con una Defensoría de los Derechos de los Militantes, cuya función es la de vigilar la observancia del Código de Ética Partidaria que entre otras cosas, prohíbe que los militantes con cargos de dirigencia, desprotejan a los militantes. Ochoa Gallegos, con todo y que le dieron la diputación por caprichos cupulares y vendettas políticas, “representa” a un segmento de militantes de su partido. Los derechos de éstos a tener un diputado que legisle a su favor o realice gestiones diversas, están siendo vulnerados y por tanto, castigado debe ser.
Todo obra contra Willy Ochoa; no tiene defensa alguna. Pero todo —por desgracia y para mal de la sociedad— indica que se le va a seguir dando alas. Parte de la corrupción, la indolencia, la burla, la impunidad, la falta de democracia… y falta de respeto a los chiapanecos. Ochoa se ha convertido en el símbolo de la podredumbre política del estado y además, en el rostro de la canallada, la estulticia y la falta de oficio político.
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