Solo promueve sus negocios, no el turismo. |
Para terminar de pulir un proyecto personal, planee irme a alguna parte del estado para trabajar sin las presiones y ruidos de la ciudad. Intenté primero, irme a la ciudad de Villaflores; en lo que me dijeron es el mejor hotel, las restricciones para el huésped se parecen en mucho a las de un campo de concentración nazi: asignación de habitación, hasta las cinco de la tarde y hora límite de ingreso, hasta las once de la noche. Ni un minuto más, porque ya no abren las puertas de éste. En otro hotel de ahí mismo, 400 pesos la noche; habitación sin agua caliente ni clima y sin servicio de televisión por cable.
Cambio de rumbo: Puerto Arista. Es temporada baja, debe tener precios accesibles, creí. ¡Sorpresa! Habitación sencilla con vista al mar, 800 pesos y con vista al boulevard, 600. Era jueves. “Mañana viernes, los precios suben”, me advirtió el recepcionista del hotel “Bugambilias”. La habitación costaría entonces, mil 200 con vista al mar y mil pesos, con vista al boulevard. Las habitaciones en ése hotel, la verdad, no valen ni 300 pesos. Parecen más, cuartuchos de hotel de paso.
En otro hotel (“Agua”, creo se llama) mil 200 pesos la noche de jueves; para el viernes, sábado y domingo, mil 450. Y eso que, según el recepcionista, por ser jueves, había “promoción”. En “El Jardín” y otro llamado “Garden”, igualmente, desorbitantes cantidades por una habitación. Repito, habitaciones que no deberían costar más de 300 pesos, puesto que no son hoteles de cinco estrellas. Ni a dos creo que llegan.
Haciendo comparativos, sale más barato ir a Cancún, Huatulco, Acapulco o cualquier otro destino turístico del país. Revisando tarifas de hoteles en Cancún, encontré desde 797 pesos por noche, en hoteles de cinco estrellas. ¡Y no cobran por ver el mar! Opté, finalmente, por hospedarme en Tonalá, un par de días, en un hotel mil veces mejor, más cómodo, higiénico y seguro que los de Puerto Arista, a 350 pesos la noche. Central Parq (sic) se llama éste.
Insisto: no se puede promover el turismo en esas condiciones. Es como tender una celada a los turistas para que les roben descaradamente. Peor todavía si, en el caso de Puerto Arista, se revisan sus circunstancias como que como “centro turístico” posee. La suciedad impera por todas partes; sus playas son un auténtico depósito de desechos de todo tipo. La atención a los turistas es nula; tratan a la gente como pordioseros, no como visitantes a quien darle atenciones apropiadas. Y no hablemos de la comida que es cara y de mala calidad.
Mario Uvence Rojas, el titular de la cartera de Turismo, anda por todo el mundo promocionando a Chiapas, pero no se ha preocupado por concientizar a los prestadores de servicios para que atiendan al turismo como debe ser y ofrezcan servicios de calidad a precios módicos, accesibles, decentes. Si en otras atracciones turísticas del país hay más facilidades, mejor trato y precios razonables, el turista preferirá irse a otra parte y no venir a Chiapas. Con justa razón.
Debe haber una regulación de precios. Una revisión de los servicios y mayor capacitación para los prestadores de éstos. Pero no esperemos que suceda. A Uvence Rojas le interesa más viajar con dinero del Estado, que velar porque el turismo, se fortalezca de verdad. Mucho se ha ufanado del “repunte” en ese sector y es probable que sí venga gente de otras partes, pero son personas que ante los abusos, jamás regresarán a poner un pie en Chiapas.
Se dice, se afirma que somos potencia turística. No es cierto. No solo Puerto Arista está en esas condiciones de abandono y abusos. Algo debe hacerse; empezando con el cambio de secretario de Turismo. No está haciendo nada, absolutamente nada, para mejorar el turismo chiapaneco. Las cifras que eventualmente presenta, son sencillamente, increíbles, nada fiables. Lo único cierto es el descontrol y la falta de políticas públicas adecuadas para incentivar el turismo ofreciendo servicios y atención responsable, amable y adecuada. Si en temporada baja los precios en los hoteles son altísimos, no quiero pensar en temporada alta. Y eso, no ayuda a Chiapas. Por el contrario, contribuye a la merma de visitantes y por ende, al debilitamiento de la economía. Ojalá, se haga algo y cuanto antes, mejor.
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