¿Cuánto costó al erario la "distinción"? |
El último fiasco es el “certificado” entregado por el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo) al director del SMAPA, Alfredo Araujo Esquinca, por supuestos méritos que la verdad, no vemos por ninguna parte. Araujo Esquinca, lo asumió como un “premio” personal y así lo dio a conocer a sus corifeos.
Motivos aparte, sorprende el hecho que un organismo de talla internacional, otorgue “certificados” a una dependencia que ha incumplido sistemáticamente con su obligación primaria: dotar de agua potable a los habitantes de Tuxtla Gutiérrez. No solo eso: tampoco ha cumplido con los estándares de calidad del vital líquido, con lo que se ha puesto en riesgo la salud de los tuxtlecos.
Algunos apartados de las Naciones Unidas, consideran como un crimen de lesa humanidad, la no distribución de agua. Atenta contra la seguridad de las personas, cualquier acto inhumano que intencionalmente, cause sufrimientos o atente contra la integridad física o mental. El derecho a recibir agua de manera fluida en la capital de Chiapas, ha sido reiteradamente violado por el SMAPA.
¿Bajo qué oscuros criterios otorgaron ese “premio” o “certificado” a quien no lo merece? Supuestos galardones entregados a alcaldes y otros funcionarios de Chiapas en los últimos meses, ha tenido el distintivo de haber sido adquiridos con recursos del erario público. La sospecha que fueron comprados para acrecentar el ego de los “galardonados”, poco a poco ha ido quedando al desnudo, lo que nos obliga a, por lo menos, desconfiar de un organismo, otrora prestigiado.
EL Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Tuxtla Gutiérrez, ha sido un organismo fallido. La corrupción ha sido la constante, al grado que para su actual director, Araujo Esquinca, una de las soluciones más viables, es la privatización de éste. Y no porque sea una solución acertada, sino porque como negocio, es bueno. Tan bueno que durante décadas, ha sido la caja chica de gobernantes y alcaldes.
El SMAPA, es sinónimo de ineficiencia. Desde el sexenio pasado, se dijo que éste funcionaría de tal manera que toda la capital tendría agua potable todos los días. Ha sido la gran estafa, la gran mentira, puesto que el desabasto de agua, es cada vez más preocupante. Existen colonias donde el servicio se corta hasta por meses enteros, pese a que los recibos llegan sin falta ni demora, lo que constituye un fraude a gran escala. ¿Por qué entonces lo premian? Nadie alcanza a entender las razones de un acto que más, parece una burla. Una bofetada que no debemos permitir por nada del mundo.
Y más, porque al no haber motivaciones de fondo y confiables, surge la sospecha como elemento insustituible. Si ya otros “galardonados” compraron premios, ¿por qué no habría de hacerlo Alfredo Esquinca que busca a toda costa quedarse con un negocio como el de la distribución del agua potable? Nadie del PNUD estuvo en Tuxtla para verificar las condiciones de una de las empresas menos productivas de la entidad. O por lo menos, no lo dieron a conocer, lo que hace que la sospecha, sea aún más grande.
Para que una dependencia, alcalde, funcionario, juez, diputado o lo que sea, sea merecedor de un premio, falta mucho. Se les paga para que trabajen y entreguen buenos resultados, no para que reciban premios inmerecidos. Y más, porque tienen más desaciertos que aciertos. Antes que “premios” exigimos eficiencia, honradez, resultados. No más engaños ni mentiras. No más galardones de cartón que a los ciudadanos, no nos sirven de nada.
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