Una alianza por debilidad partidista. |
Revolucionario Institucional.
Por donde se le quiera ver, la fusión de las dos instituciones políticas, deja varios mensajes muy claros. El primero, que el PRI ha dejado de ser el partido de las mayorías en Chiapas. No es ya, la maquina arrolladora, la que aplastaba a todos sus rivales en donde quiera que contendiesen. Buscar y aprobar, de manera apresurada, la alianza con el PVEM, es una muestra de extrema debilidad, de vulnerabilidad y de falta de una dirección adecuada.
El segundo mensaje tiene qué ver con las decisiones cupulares del más alto nivel. Ni a Fernando Castellanos Cal y Mayor, ni a Roberto Albores Gleason, se les pudo ocurrir, voluntaria y espontáneamente, una alianza de esa naturaleza para hacer frente a un PRD vilipendiado, un PAN inexistente y una pléyade de partiditos sanguijuelas que no sirven ni de estorbo.
La orden fue superior. Esto deja maniatados a varios operadores políticos que pretendían imponer candidatos en varios municipios y distritos. Basta ver cuántos aspirantes se han presentado en éstos, para determinar cuántas manos tendrán que salir del proceso interno del PVEM y del PRI. Eduardo Zenteno, Roberto Rubio, Guzmán Leyva, Eduardo Ramírez, el hijo de Fidel Herrera, el llamado “amigo” Migue, y otros más del Verde, tendrán que esperar órdenes de muy arriba y habrán de decir a sus amigos que será para una mejor ocasión. En el PRI, había otro tanto de éstos que ya aseguraban candidaturas a sus seguidores.
Un tercer mensaje es que, ante lo desbocado del proceso, debía ponerse un orden para ver las prioridades, no de ambos partidos, sino del gobernador y del equipo leal que está cerca de él. Para efectos de garantizar la gobernabilidad y dar continuidad a los proyectos de gobierno, Manuel Velasco requiere de candidatos que estén en la misma sintonía de su administración.
Ninguno de sus operadores, le garantiza, hasta hoy, candidatos confiables y leales. Sus operadores mismos, no han dado muestras de lealtad institucional al mandatario. El hecho de pelearse las plazas electorales, es una clara muestra de la descomposición que le están poniendo a la institución gubernamental.
La anunciada alianza, aparte de ofrecer una expectativa más confiable al gobernador, pone candados a quienes, por las razones e intereses que sean, pretendían apoderarse del espectro político local, lo que sin duda, podría desembocar en violencia municipal y distrital.
Como ya mencioné, la debilidad partidista y el desorden organizacional del PRI, queda al desnudo; pero abre la oportunidad para que ese partido, se refuerce y tanto en las elecciones estatales como en las federales, den una pista de mayoría parlamentaria a Enrique Peña Nieto, urgido de un Congreso de la Unión favorable.
De tal manera que, desde un punto de vista coloquial, no tendrá, Albores Gleason, mano libre para imponer a candidatos de su selecta preferencia, sino que habrá de esperar instrucciones precisas e inatacables.
La debilidad del PRI, ha sido notoria. Abandono, displicencia, indiferencia y falta de imaginación y talento, han sido los venenos que han arrastrado a ese partido a un agotamiento sin parangón en su larga historia. Aunque el senador Roberto Albores afirma que ha trabajado arduamente a favor de su partido, el reflejo ante la ciudadanía es contrario. Y si, como asegura, se ha trabajado honradamente para fortalecer a su partido, les ha faltado visión y estrategias para cacarear el huevo, de tal manera que de eso, ni ellos mismos se han enterado.
Otrora, el PRI aceptaba alianzas de partidos urgidos de votos para no desaparecer. Hoy es lo contrario: busca alianzas para no caer en lo más profundo del pozo. Significa que el PVEM, en un acto de reciprocidad, acepta una alianza para rescatar al PRI de la debacle absoluta, del despeñadero.
Así las cosas, los candidatos comunes que presenten, pasarán por un filtro que no admitirá reclamos y quizá, ni siquiera sugerencias. Y no solo la dirigencia local del PRI tendrá que atenerse a tales disposiciones, sino también los operadores oficialistas, quienes la misma noche del anuncio, consolaban a quienes habían entusiasmado con promesas de cotos de poder al amparo de lo que falsamente creyeron, era la fuente del descontrol político en la entidad.
Irán en alianza; una alianza que, vistas las posiciones de los demás partidos, se antoja triunfadora, aunque en el fondo, los politiqueros autonombrados “operadores”, pierdan todo. Será una alianza con motivaciones más allá de lo que hasta antes del anuncio, se esperaba. Los precandidatos serios, parecen tener la sartén por el mango. Los oportunistas, habrán de esperar más tiempo para cumplir sus caprichos. Hay control.
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