El PRD, perdió el rumbo desde que lo asaltaron sus tribus. |
Angel Mario Ksheratto
@ksheratto
Salvo la opinión equilibrada y autocrítica de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, para el resto de la cúpula perredista, la izquierda mexicana “ha cumplido” con las expectativas planteadas hace 25 años. Es un discurso apegado a la ortodoxia priísta que no ve más allá del interés mezquino, cuya simulación es evidente.
Lo cierto es que la izquierda mexicana, ha perdido todos sus valores y principios; de ser contestataria sistemática, pasó a ser sumisa y complaciente cuando no, entreguista sin reservas, muy distante del planteamiento socialista y el proletariado que en su momento, fueron el eje rector de sus andanzas, principalmente en América Latina.
Cuando a finales de la década de los 80’s —después de fraude electoral fraguado por ahora uno de los más “distinguidos” perredistas, Manuel Bartlett Díaz—, se fundó lo que desde entonces se llamó la izquierda moderna, las condiciones para ésta, eran distintas a las de los años 20’s, cuando en México se dieron los primeros movimientos socialistas, auspiciados por la extinta Unión Soviética.
Más aún, la fundación del PRD, si bien se dio bajo terribles condiciones de persecución y severas campañas de desprestigio, éstas no fueron peor que las que se dieron en las décadas de los 60’s, 70’s y principios de los 80’s, donde los militantes de la izquierda eran perseguidos y exterminados de manera violenta e indiscriminadamente. Todo aquel que optaba por esa ideología, vivía en la más absoluta clandestinidad.
Hace 25 años, los fundadores de ese partido, gozaron de respeto tanto del pueblo mexicano, como de sus autoridades, al grado que como organización política, recibieron las prerrogativas económicas a que todo partido político tiene acceso (que no debería ser derecho) en el país. Esa fue su perdición.
De ser una organización con grandes y reales posibilidades de acceder al poder público, se convirtió en un mercado de intereses, en una reunión de tribus que poco a poco, convirtieron al PRD en cantina de barrio, en el drenaje por donde siguen flotando los mismos priístas que antes, intentaron desaparecer a la izquierda.
La intolerancia a la crítica, los empujones por acceder a los recursos financieros, las vendettas, las traiciones, los pleitos y los errores crasos en las administraciones a que han tenido lugar, arrastraron a ese partido a una debacle inminente. Los orígenes izquierdistas que le dieron vida, permanecen en el olvido, que cada día dan más muestras de perennidad, que de un retroceso sano para retomar el camino.
De hecho, en la actual coyuntura, el signo predominante es el de una ruptura permanente; y no entre izquierdistas moderados, extremistas, liberales o tradicionalistas, sino entre jaurías de hambrientos politiqueros que se disputan el honor de hacer alianzas con el partido en el poder y obtener así, más ganancias que las que podría reportar su estancia fuera de la vista del amo en turno.
Para muchos perredistas, ser de izquierda, es una moda. No es para ellos, una ideología, un grito de libertad como lo fue para los grandes izquierdistas de décadas pasadas. Y no me refiero a Fidel Castro, a Daniel Ortega, a Cristina Fernández, Evo Morales, Rafael Correa y mucho menos, a Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Me refiero a aquellos que tenían claro el concepto de la izquierda; los que no pelearon por un cargo público, los que velaron siempre por los derechos de sus compatriotas, los que no alcanzaron un coto de poder para perseguir a sus críticos, fusilarlos y corromperse. Los demás, son historia más que juzgada, aun cuando ostenten el poder absoluto.
“Al país de nada le sirve una izquierda dócil y dizque a la moda, le sirve una izquierda firme en sus principios, respetuoso ante quienes piensan distinto, con ética y capaz de dar ejemplo en su vida interna de lo que quiere para el país”, dijo, por cierto, Cárdenas Solórzano, y no le falta razón.
Para muchos, la izquierda es algo así como el rincón de los vagos insatisfechos, que buscan la oportunidad para desahogar sus frustraciones. Criticar a esa corriente, conlleva el riesgo de ser atacado por hordas sin control; y todo, porque desde Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Heberto Castillo, Ifigenia Martínez, Pablo Gómez, Amalia García, ese partido no ha tenido un liderazgo honrado, digno y consecuente con los ideales de la verdadera izquierda.
De hecho, desde la presidencia de Rosario Robles, la corrupción y 4el cinismo han hecho presa de esa institución. Es más, la debacle la inicia, en 1996, Manuel Andrés López Obrador; Pablo Gómez y Amalia García, enderezaron un tanto el barco, pero ya era casi insalvable. Y ahora, no se diga. Exgobernadores corruptos, expriístas resentidos y tribus internas, dan muestra de la podredumbre en que se revuelca a 25 años de haberse fundado lo que fue y no será nunca más, una esperanza para los mexicanos.
Digo que nunca lo será porque con todo y el figurón que es el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, intenta que lo impongan como líder, echando por tierra la democracia interna y por otro lado, los presuntos “líderes morales” se pelean un puesto, acompañados de ladrones, saqueadores y tiranos.
¿Logrará revertir el PRD su actual condición? Francamente, lo dudo. No tienen capacidad para el entendimiento.
Tarjetero
*** Del enfrentamiento entre cioacistas y zapatistas, quedó un muertito. Asegún, parte del grupo responsable ya fue detenido. Eso creemos, eso esperamos. Apenas se supo del enfrentamiento, no faltó el quisquilloso sistemático que bautizó a los presuntos autores del crimen como “oficialistas”. ¡Por favor! En esa zona sin control (eso sí, ni como negarlo porque todo mundo anda atareado en campañas electorales y no en hacer su chamba), los grupos se pelean hasta por una gallina. Lo que hace falta ahí, es diálogo; personeros gubernamentales serios que vayan a poner paz, no a meter discordia como lo hace Mario Carlos Culebro, a quien acusan de provocar olas aún en medio del desierto. Ojalá se haga algo, antes que las cosas empeoren, porque, insisto, es una zona donde no existe el perdón. *** Que en Tapachula, “limpiaron” el centro de la ciudad de vendedores ambulantes. Que mal para el alcalde Samuel Chacón. Mal, porque se queda, dicen, sin percibir, libre de paja y polvo, cerca de dos millones de pesos mensuales que el Ayuntamiento les cobraba sin que ese dinero pasase a la Tesorería. Menos recursos para su campaña apara la diputación federal. *** La institución encargada de vigilar y sancionar a los precandidatos, sigue felizmente dormida. No la vayan a despertar, por favor. *** Las estaciones de radio comunitarias (espero que no sean piratas, porque estarían entonces, violando la ley) dejaron de transmitir en Palenque, en protesta por amenazas que han recibido por parte de funcionarios, aparentemente, estatales. La cosa, es grave, pues se coarta deliberadamente la libertad de expresión y más, si ésta viene, según los denunciantes, de personeros de la radio oficial. Habrá que investigar a fondo el asunto para que se sancione a quien se tenga que sancionar y no vuelvan a ocurrir ese tipo de aberraciones. *** Luego nos leemos.
amksheratto@hotmail.com