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El Estado, sin autodefensa

Las autodefensas derivaron en paramilitarismo criminal en Guatemala.
Fichero Político

Angel Mario Ksheratto
@ksheratto


En la mayoría de países donde se han instalado, han degenerado en bandas rivales poderosas, dejando una secuela de muerte y destrucción. Los casos de Colombia, Guatemala y Nicaragua, son los más notorios. En los tres países, los grupos de autodefensa terminaron en grupos paramilitares de exterminio étnico al servicio de potentados económicos y empresas trasnacionales con fuertes intereses en esos países.
En los estados mexicanos donde se han formado células de autodefensa, la violencia no ha disminuido; por el contrario, ésta se ha enraizado de tal manera que se puede decir, sin reservas, que ahí, se vive una guerra civil no admitida por las autoridades, lo cual es per se, grave para un país que tampoco admite que en su territorio, se libra una batalla que pertenece a los Estados Unidos.
Los pesimistas apuestan a que más temprano que tarde, los grupos de autodefensa y otras organizaciones ligadas al crimen organizado, se conviertan en el brazo armado de la inconformidad social, derivada de acciones del gobierno federal que no han sido bien vistas por grupos de anarquistas y opositores recalcitrantes.
Los optimistas en cambio, ven el fin de esas agrupaciones en la determinación gubernamental de someter a quienes están al margen de la ley, y en todo caso, en la regulación de sus actividades y la limitación de sus acciones. Parece fácil, pero la verdad es que la ausencia de autoridad moral y la falta de voluntad para hacer valer los preceptos y normas que rigen a la sociedad, imposibilitan el desistimiento de actitud por parte de quienes encabezan a esos grupos.
Desde el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, la sociedad ha tenido que hacerse justicia por mano propia. La debilidad del Estado ha sido factor determinante; la corrupción, el influyentismo y la impunidad han arrastrado a las instituciones al descrédito absoluto y han dejado a los ciudadanos en total indefensión.
Durante la administración de Vicente Fox, el Estado cayó en desgracia irreversible. Se incrementó la violencia de tal manera que las dependencias encargadas de velar por la seguridad de los mexicanos, dejaron de ser efectivas y respetables. Miles de ciudadanos fueron víctimas de un Estado atontado e incapaz de hacer valer las leyes. Vino la “mano dura” del calderonismo y solo acentuó la violencia.
Los seguidores de Felipe Calderón lo siguen calificando como “un presidente valiente”, pero no han reparado en que el expresidente, inició una guerra sin estrategias ni objetivos certeros contra el llamado crimen organizado que por cierto y a juzgar por los resultados del sexenio pasado, han demostrado tener, en efecto, una organización impenetrable.
No fue así con las instituciones que fueron infiltradas una y otra vez por los grupos armados.
Hoy parece que la violencia en varios estados de la República, es irreversible, incontrolable, por mucho que el gobierno trate de matizar la realidad. La sola existencia de grupos de autodefensa, revela la debilidad e inefectividad del Estado frente a un problema que podría ser el detonante de un estallido de gran envergadura. Lamentable.
El gobierno Federal tiene la ineludible responsabilidad de garantizar la estabilidad social en México. Debe hacerlo con estrategias inteligentes, no con discursos elocuentes. Tampoco con acciones al margen de lo que establece la Constitución ni con mayor violencia. El diálogo debe ser el arma para combatir cualquier efecto de malas administraciones pasadas.
El Estado debe recuperar su eficacia y autoridad sobre todos. Y ese “todos”, implica la necesaria y urgente depuración de las dependencias obligadas a garantizar que la justicia sea una realidad en México. Mientras sigan existiendo jueces corruptos y una policía ineficiente e incapaz, van a seguir surgiendo grupos armados que pondrán al país de rodillas, lo cual nadie quiere.
Para ello será necesario que los funcionarios, pongan todo su empeño… Los que quieran el bien de México; los que no, bien harían en renunciar a sus cargos y sueldos para que en su lugar, entren ciudadanos bien nacidos y bien intencionados. Toda enfermedad se cura extirpando el mal. Y el país requiere, urgentemente, de una cirugía mayor. No hay alternativa.

Tarjetero


*** Para muchos, es un político al que le hace falta madurez; sin embargo, ha mostrado tenerla, aunque físicamente, parezca no estar en condiciones de lidiar con las responsabilidades que le han conferido. Ha cometido ciertos errores, sí. Es natural que todos nos equivoquemos. Seríamos dioses o semidioses, si no cometiésemos pifias en la vida. Fernando Castellanos Cal y Mayor, me parece un muchachito bien intencionado. No está tan maleado como otros que a su edad, no cometen errores por inexperiencia, sino por maña. Eso lo salva en cierta manera. Su trabajo en el Congreso ha sido aceptable, aunque como ya he dicho, con algunas fallas. En general, puede decirse que se ha conducido dentro de los cánones normales. Habrá mucho por aprender, sin duda alguna y para ello, necesario será meter sus aspiraciones al tiempo para que, transcurrido éste, la sociedad lo valore en su justa dimensión. Es lo correcto. *** Ya hay campanas al vuelo para la rectoría de la UNACH. El actual rector, simplemente, no ha dado el ancho. A pesar de presumir su ascendencia, poco o nada ha logrado. Desde hace años, la UNACH no ha tenido un rector de altura. Ya fue rector un albañil, que nada tuviera que ver su oficio, a no ser porque el susodicho, ignoraba de todo, ¡todo! Ahora, se dice, busca la rectoría cualquier mediocre. De todos los que suenan para dirigir a la máxima casa de estudios, ninguno llena el requisito de por lo menos, saber leer y escribir. Desde cantineros hasta usureros y huizacheros, andan tras ese cargo. ¿Tan mal está la UNACH que cualquier ignorante pelafustán quiere dirigirla? Ojalá no impongan a cualquiera, sino a un rector de verdad, inteligente, sabio, comprometido. Es lo menos. *** Y el tal Rafael Guirao, alcalde del municipio más pobre de Chiapas, nadie lo para en su adelantadísima campaña para “gobernador” de Chiapas. Según sus allegados, Guirao les ha asegurado que en una muy, pero muy remota ausencia de Manuel Velasco, él lo sustituiría. ¡Joooo! Y en todo caso, él va a ser candidato a la gubernatura. Nos preguntamos dónde diablos están las instituciones electorales y las de control del gasto público, pues Guirao, está gastando dinero del erario para autopromocionarse. En fin. *** Al alcalde de Tapachula, le llueve sobre mojado. Algo debe estar haciendo mal… Bueno, no algo, dicen los tapachultecos. Todo lo está haciendo mal. *** Ya salió el peine: Vicente Fox, va a invertir en acciones petroleras en México. Con razón se tendió de alfombra ante el actual presidente cuando andaba en campaña electoral. *** Luego nos leemos.
amksheratto@hotmail.com

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