El PREP, bajo sospecha. |
Angel Mario Ksheratto
@ksheratto
Ha sido un proceso electoral típico: acusaciones, inconformidades, sospechas, alegatos infundados, señalamientos a priori. Con todo, los fallos del sistema denominado PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares), marcaron la pauta para que hasta ayer, los resultados en los 14 estados donde se celebraron elecciones, siguiesen en el limbo jurídico que a su vez, soltó todas las lenguas y dejó en claro que los mecanismos para avalar los resultados electorales, son todavía ineficaces, insuficientes y totalmente abortables.
En Baja California y Veracruz, las inconsistencias de dicho programa fueron de tal envergadura, que hubo la necesidad de no tomar en cuenta las cifras que el fallido sistema generó.
Esto nos remite a la última elección federal: las cuentas que las encuestadoras presentaron a lo largo de todo el proceso, no se reflejaron en el resultado final. Sí, en cambio, se reveló la manipulación masiva que las empresas encuestadoras trataron de hacer, de acuerdo a los intereses de sus directivos y a la necesidad de los candidatos de fortalecerse con información chatarra.
De origen, el PREP y las encuestas, no han aportado nada significativo a la democratización electoral. Desde la famosa “caída del sistema” de 1988 hasta el pasado domingo, el PREP ha mostrado ineficacia e incluso, ha sido utilizado para “preparar” al ciudadano sobre un resultado final poco confiable.
Uno de los problemas clásicos del ese programa es el retraso constante en la información “en tiempo real”; a esto se une la lentitud y muchas veces, los llamados “errores de dedos” que han generado confusión, molestia y revueltas populares, por decir lo menos.
¿Es necesario el uso de ese programa y el de las encuestas? No. No porque le resta, en primer lugar, seguridad a la institución encargada de organizar las elecciones y contar los votos. Si los institutos electorales recurren a ese tipo de “ayuda”, nos está mandando un claro mensaje: no son capaces —solos— de cumplir con su obligación de mantener una democracia real y creíble.
En segundo lugar, porque ambas piezas de apoyo, son perfectamente manipulables. No existe un control serio sobre las cifras que manejan. Las encuestadoras, por ejemplo, venden al mejor postor los “resultados” de sus entrevistas. Nada les cuesta invertir los nombres de los candidatos y sus números para dar victorias ficticias que al final, incrementan las sospechas contra el órgano electoral.
En tercer lugar, la normativa para el funcionamiento de ambas instancias, es insustancial, ambiguo y sin visos de ser adaptado a la realidad democrática del país.
En esas condiciones, lo saludable sería la no utilización del PREP y encuestadoras en los procesos electorales, por lo menos hasta que existan leyes contundentes que limiten, especifiquen y sancionen las actividades de éstos. Si la legislación no fuere suficiente o no hay los elementos jurídico-legales para su manutención dentro del espectro político mexicano, sano sería erradicarlas por completo para que los mexicanos tengan elecciones verdaderamente libres y democráticas.
Todo país democrático —o que se precie de serlo— debe tener instituciones confiables para sus elecciones; programas o sistemas que solo sirven para hacer negocios entre funcionarios y empresarios, nos están llevando a la incredulidad y desconfianza absolutas.
Por lo pronto, los resultados no son de fiar. Ningún partido quiere dar su brazo a torcer; todos se declaran ganadores. Les asiste, en cierto modo, la razón, porque no tienen ninguna certeza. Habrá que confiar solamente en el conteo final… Y esperar a que las autoridades electorales y los congresos, estatales y de la Unión, legislen a favor de leyes más equitativas y transparentes.
Mientras persistan normas indeterminadas, programitas inservibles y empresas oportunistas, los procesos electorales seguirán siendo así de típicos, así de insustanciales, así de increíbles.
IMAGINARIO.- “Estos más de cuatro mil 200 millones de pesos en créditos son para cada una y cada uno de los productores agropecuarios de nuestro estado, sin distinción de colores partidistas y sin ningún condicionamiento a cambio”: pronunciamiento del gobernador Manuel Velasco Coello, durante la firma del Convenio con el FIRA, acto realizado en Villacorzo.
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