Por desgracia, comienza en casa. |
Angel Mario Ksheratto
@ksheratto
El problema del feminicidio no debe verse con frivolidad ideológica, ni con ligereza circunstancial. En ambas posturas vemos signos acusatorios que no reflejan la realidad de fondo, sino el interés superfluo que denota una cosa más grave que el feminicidio mismo: la incapacidad para plantear soluciones certeras a corto plazo.
En la vorágine de acusaciones encontramos algunas que no concuerdan con el origen de la violencia contra las mujeres. Culpar a la globalización, el capitalismo, el militarismo y otras cuestiones ajenas al entorno familiar donde se genera la violencia, es inutilizar las acciones de presión para que las autoridades ejerzan su obligación.
Ante el alarmante índice de feminicidios ocurridos en Chiapas, se debe presionar al Congreso del Estado y a la Secretaría de Hacienda para que asignen más recursos —humanos y financieros— al Ministerio Público, los cuerpos de seguridad y el Poder Judicial, para que agilicen las investigaciones, por un lado y por el otro, para que se capacite más y mejor al personal para que ofrezca resultados tangibles.
Así mismo, presentar iniciativas de reforma al Código de Procedimientos Penales para que los funcionarios tanto de la Procuraduría como del Poder Judicial, cumplan efectivamente con lo que el Código Penal establece.
Personalmente conozco infinidad de casos en que el mismo Ministerio Público, alerta al agresor para que se dé a la fuga, no sin antes, propinar otra golpiza a su víctima. O sencillamente, el MP, pide determinada cantidad de dinero al agresor para no consignar la Averiguación Previa.
Las iniciativas que pudieren presentarse, deben ir en el sentido de sancionar severamente al servidor público que incurra en ese tipo de prácticas.
Debe al mismo tiempo, tenerse un censo específico de las víctimas, haciendo de cada caso, un diagnóstico profundo para de ahí, extraer experiencias que podrían servir para prevenir futuros feminicidios.
Pugnar porque desde la primaria hasta la universidad, se introduzcan materias relacionadas con la equidad de género, el respeto y la tolerancia, sería otra medida efectiva que se tendría qué impulsar desde ahora. Porque la violencia contra las mujeres, por desgracia, comienza en el hogar.
Culpar a las autoridades del aumento del fenómeno, no me parece sensato; se necesitaría un policía por cada pareja de novios y por cada matrimonio, para evitar los feminicidios. Creo que es cuestión de educar, de culturizar a todos. En uno de los últimos casos, los padres de la víctima tenían pleno conocimiento que la pareja de ésta, la golpeaba constantemente y jamás intervinieron.
De ahí la necesidad de exigir al Estado, como garante de las leyes, que éstas se apliquen adecuadamente y que a la par, garantice las adecuaciones necesarias para sancionar cada vez con mayor severidad, a quienes atenten contra la integridad física de las mujeres.
Porque no es solo el feminicidio; se ejerce violencia cuando se discrimina por su condición social o estado físico. Se ejerce violencia cuando se les secuestra para ser prostituidas. Son miles de formas que deben evitarse.
¿Cómo? Adecuando y fortaleciendo el marco jurídico legal. Pero esa, ante la tibieza de los legisladores, debe lograrse con la presión social, con ideas claras y acciones conjuntas.
¿Se puede? Claro que se puede. Si todos nos unimos y dejamos atrás protagonismos estériles.
Les dejo el link de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, de la ONU, sobre la eliminación y prevención de todas las formas de violencia contra la mujer y la niña. Está muy interesante:
http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=E/CN.6/2013/L.5&referer=/english/&Lang=S