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Pinot Villagrán, acusado de prepotente y abusivo. |
Angel Mario Ksheratto
Es la ya vergonzante y repetida historia de corrupción y abusos; en ésta participan funcionarios de todos los rangos y como siempre, las víctimas son los más vulnerables, los que no aportan para engordar a la corrupción. La violación a los derechos humanos y de las leyes que, se supone, rigen al sistema penitenciario, es la constante en una acción que como he dicho, es tan repetitiva que a veces, da flojera sobrescribirla, pero a falta de congruencia, es necesario patear la misma piedra.
Como en todos los penales, un chisme, “un dedo”, es suficiente para que dos o más reos sean alejados de sus familias y obligados a pagar “fajina” en otras cárceles que además, constituye una lucrativa ganancia para los funcionarios encargados de éstas en el estado.
Osman Alberto Espinales Rodríguez y Pascual Fernando Pérez Pérez, con nueve años de proceso (se presume que la ley debe aplicarse de manera pronta y expedita) fueron sacados del penal número 5 con sede en San Cristóbal de las Casas para ser trasladados al penal de Huixtla. Sin notificación oficial de por medio, a ambos los sustrajeron con engaños de sus celdas. Con lujo de violencia, fueron subidos a una camioneta, con solo la ropa de dormir que tenían encima.
El pretexto que les fue notificado una vez en aquel penal lejos de sus familiares, fue el de seguridad. Otro reo había enviado al director de ese penal, Wenceslao Urbina Gutiérrez, una especie de carta en la que acusa a varios internos de estar planeando una fuga y la obtención de un arma de fuego. Los dos trasladados no fueron mencionados como parte del grupo que planeaba la fuga, sino como testigos de la golpiza que recibieron éstos de manos de policías y un puñado de presos.
Durante tres días, los implicados en el asunto, se negaron a notificar a los prisioneros las razones del traslado; solo a base de presiones, lograron que por fin, comunicasen al penal de San Cristóbal para tener noticias del asunto. Se les dijo que habría sido por seguridad. Las autoridades penitenciarias locales, en la justificación presentada oficialmente y cuya copia obra en nuestro poder, arguyen que los internos en mención, trataban de evadir la prisión.
Si revisamos las condiciones de ambos penales, el de Huixtla es el más vulnerable y fácil de evadir por cualquier preso novato. La argumentación, por donde se le quiera ver, cae por su propio peso y deja entrever que en ese traslado, hay más que un simple chisme. Según la normativa interna, debe llevarse todo un procedimiento legal y jurídico que debe seguirse a la par de investigaciones serias, responsables y profesionales.
Tan es así que la madrugada del traslado, los policías que los ejecutaron, se estacionaron frente al penal de Tonalá para recibir instrucciones. Los reos alcanzaron a escuchar que por radio, se les ordenó llevarlos al penal más lejos. Todo esto indica dolo, mala fe, corrupción, abuso, estupidez. Eso sucedió hace dos meses.
Desde el lunes, los dos reos se declararon en huelga de hambre y se han cocido los labios en protesta por los abusos y la violación a sus derechos humanos.
Esta misma semana, el subsecretario de Ejecuciones Penales y Medidas de Seguridad de la Secretaría de Protección Civil y Seguridad Pública, pasó a darse una vueltecita por el penal de Huixtla; los reos en mención, trataron de acercársele para entregarle un documento en el que relatan su situación.
—No vine a dar audiencias públicas, ¡hazte a un lado, pendejo!” —gritó el funcionario.
Su actitud, desde luego, deja mucho que desear y más, cuando todos saben que el traslado de dos reos, es solo una especie de mensaje al resto de presos; habrá qué peguntarle a Wenceslao Urbina por qué se esmera tanto en que entren camiones cargados de madera al penal, misma que así como entra, vuelve a desaparecer. Y no estamos hablando de negocio maderero sino de otro más grande y mejor redituable. Ese y no otro, es el fondo del meollo. ¿Capiscas, hai capito, comprendere Giuseppe Luigi Pinotte Gran Villa?
Tarjetero
*** Es una escuela de lujo, de mucha paga; sus colegiaturas son quizá, las más cara en Tuxtla Gutiérrez. Se trata del Colegio “Miguel Alemán Valdez”. Desde hace años, los estudiantes se infestan de piojos. La directora Romeli C. Grajáles, lo niega. Pero es una lamentable y vergonzante realidad. Y no son dos o tres piojos sobre la testa de los escolapios. ¡Son cientos! ¿Cómo es posible que en un colegio “de paga”, donde le sacan los ojos a los padres de familia, existan plagas de bichos? Es inconcebible. Ojalá las autoridades sanitarias realicen una revisión a fondo y metan en cintura a las autoridades de ese dizque “colegio”. *** Hoy se celebra el famoso “Día de la libertad de expresión”. Nunca hemos tenido un motivo real para festejarlo: normalmente, es para reclamar, porque es el único día en que nos dejan patalear. Curiosamente, estamos en el llamado “año de Belisario Domínguez”, reconocido por su heroismo en el Senado contra Huerta, de donde nació la idea de la libertad de expresión. Y es el año en donde no podemos ser muy críticos. Tenemos qué escribir con dedos de plomo para no afectar a nadie. Es, en cierto modo, autocensura para no perder el espacio... Porque quienes somos periodistas de hace años, tenemos la chamba, así nos lea uno solo. Por otro lado están los intereses. Hay gente que acusa a los periodistas de “no decir la verdad”, de “no tener valor”. Deberían entender que los periodistas, solo somos obreros de la comunicación. Ojalá tuviésemos un medio de periodistas. Quizá las cosas cambiarían. Otros, nos acusan de “vendidos”. En parte, somos culpables. Porque somos desunidos; porque nos falta capacidad para reconocernos unos a otros; porque cada quien se asume como el mejor. Porque nadie acepta que nos necesitamos mutuamente. Y porque hemos dejado que bandidos y mercenarios, se adueñen de los espacios que deberían ser para verdaderos periodistas. Por eso nos tildan de todo. Solo en el sexenio pasado, más de 150 “medios” salieron a la luz pública. No fue ni es abundancia de libertad, sino un abuso que al final, lo está pagando quien abrió al principio, las compuertas de la prosperidad; creó un monstruo que lo está devorando. Se lo dijimos en su momento. Ojalá, algún día el verdadero periodismo —el que se compone de hombres y mujeres de todas las edades, el que da a luz verdades, el que pare bajo el sol, la lluvia o el viento, noticias de verdad—, resurja y queden atrás, quienes solo ven en la noticia, un negocio. A todos los periodistas de Chiapas, los de la calle, los que sudan, los que corren, los que están en todas partes recabando información, mi abrazo y reconocimiento. Nombrarlos a uno por uno, sería imposible. ¡Somos tantos! Y no festejemos, ¡vamos a celebrar como lo hacemos siempre: con bohemia, que es lo nuestro! *** Hablando de quienes acusan a los periodistas de “no publicar la verdad”, ayer el diputado Jesús Alejo Orantes, nos reclamó desde la Tribuna del Congreso, precisamento eso. Afortunadamente el señor, es un payaso y sus reclamos, fueron el chistorete del día. Nos hizo reír el señor. En lo personal, me cae bien; trata de ser sincero, pero cada palabra que dice, es contra él mismo. *** Luego nos leemos.
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