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De nuevo, la historia sexenal izquierdista. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Otra vez, “casilla por casilla, voto por voto”; la exigencia perdió hace seis años, vigencia. Y la perdió porque la legalidad fue a lo último que intentaron recurrir quienes consideraron que la elección habría sido un fraude. Primero doblegaron a millones de mexicanos con medidas excesivas que cortaron muchas libertades civiles. Acarrearon para sí, el desdén y la rechifla nacional, asunto que con el paso del tiempo, se convirtió en factor para que de nuevo, la sociedad respondiera con un no a esa izquierda turbulenta y sedienta de los recursos públicos.
La exigencia de Andrés Manuel López Obrador y el séquito de seguidores que piensan que la democracia solo existe cuando ellos “ganan”, está demás dentro del esquema electoral. Está también por encima de la lógica matemática. En el supuesto que las autoridades electorales admitieran un nuevo conteo general de votos, dudamos mucho que las cifras se muevan. Y si ocurriese a favor de la izquierda, los números del lado de ésta serían poco generosos.
Debemos recordar que en cada casilla, hubo observadores de diversa tendencia; representantes de casilla de todos los partidos y funcionarios, cuyo trabajo revisaron cuidadosamente los representantes de los candidatos. El mismo Andrés Manuel ha agradecido la labor de sus representantes; los ha elogiado hasta el hartazgo.
Al exigir un conteo general de votos, ¿está acaso acusando a su estructura electoral de haberle traicionado? ¿Está admitiendo que ésta, en la que dice haber confiado, resultó ser ineficiente, incapaz? ¿Todos los representantes de casillas pudieron ponerse de acuerdo en todo el país para propinarle un golpe de tal magnitud? Es más, los grupos de chavales que una noche antes de la elección y durante la jornada se constituyeron en “caza-mapaches”, ¿resultaron incompetentes?
La exigencia entonces, no es hacia la autoridad electoral, sino contra su propia gente que, a juzgar por las sospechas del candidato izquierdista, le falló, permitió que los votos fueran mal contados. Tendremos qué decir entonces que el enemigo de la izquierda, no estaba enfrente, sino dentro de la casa donde AMLO ha permanecido desde que se entercó pro la Presidencia de la República.
Lo que no quieren respetar es el principio democrático de quien gane o pierda, lo hace con un solo voto a favor o en contra. Según los analistas de la casa de campaña de AMLO, hay por lo menos, un millón de votos dentro del margen de lo que llaman fraude. Perfecto. Asígnensele ese millón de votos a la izquierda y todos en paz. Les faltarían más de dos millones de votos para alcanzar la silla más preciada de Los Pinos. ¿A qué tanto brinco siendo el suelo tan parejo?
Lo que encontramos grave es que la ambición por el poder de un solo hombre, mantiene al país en jaque. Nos parece irresponsable y temerario, mantener una postura de necedad que están aprovechando pequeños grupos de rijosos, dispuestos, dicen ellos, a levantarse de todas las formas posibles contra las instituciones de México, amenazando con ello, la paz y tranquilidad de todos.
Manuel Andrés López Obrador, firmó un pacto de civilidad; se comprometió a respetar los resultados electorales. Está incumpliendo, lo que nos habla de un hombre sin palabra, sin capacidad para cumplir lo que firma. Por el contrario, está siendo intolerante con los millones de mexicanos que votaron en contra. Más de 12 millones que votaron por Josefina Vásquez Mota; casi 19 millones a favor de Peña Nieto; un millón de Quadri de la Torre y más de un millón de votos nulos, no favorecieron a AMLO, que alcanzó 15 millones y medio.
No respetar esas cifras, es inaceptable. Son, exactamente, 33 millones 520 mil 669 ciudadanos que dijeron no a su proyecto. Eso, con el 98.95 de las actas computadas. ¿Ignorará AMLO a esa gente que no lo apoyó?
A lo anterior agreguemos que el país cuenta con más de 112 millones de habitantes. Es decir, poco más del 7 por ciento estuvo de acuerdo con él. No puede —si se lanza de nuevo a las calles y azuza al puñado de disponibles a ensangrentar más al país—, afectar a 97 millones de mexicanos honrados y trabajadores; y más, a por lo menos, quince millones de gente leal y derecha, que confió en él. No creo que 500 mil gentes abandonen la cordura por ir en pos de una aventura riesgosa. Ahí que lo vea AMLO. Responsabilidad absolutamente suya es si el país cae en desgracia.
Con ello solo demostrará que lo que persigue es el poder y no servir a la gente. Insistir en una locura, es grave. Ojalá y reflexione. Por el bien de todos.
Tarjetero
*** ¡Ay, sí! ¡Muy digna ella! La diputada Guadalupe Rovelo, abandonó ayer la Sala de Sesiones del Congreso, al percatarse (porque estaba ocupadísima enviando mensajes por el celular) que otra colega suya (tampoco de buen trabajo legislativo), hablaba en Tribuna, de las probidades del virtual presidente electo, Enrique Peña Nieto. Rovelo, que como otros de los actuales diputados, ha brincado de partido en partido, se ofendió por la aburrida perorata de Catalina Herrera Díaz, pese a que su apoyo durante el pasado proselitismo, ¡fue para el candidato del PRI! Incongruencias. *** Por cierto, ayer regresaron a su curul todos los diputados que, según, se fueron como candidatos a otros cargos de elección popular. ¡Hasta la derrotada edecán que sirvió como candidata del PANAL, reapareció en los pasillos del Congreso! Según nos comentaron algunos diputados, a los suplentes que habían tomado posesión, apenas anoche les avisaron vía telefónica, que ya no se presentaran a sesionar. Esto, como todos sabemos, es una violación al Reglamento Interno de la Cámara. *** La derrota de María Elena Orantes López, es indefendible. Ella en realidad, no hizo campaña. Las agrupaciones que intentaron apoyarla, se quejaron que no quiso soltar el recurso para lo necesario. “Pónganlo ustedes y cuando estemos en el poder, se los repongo”, cuentan que les respondía. Ni modos. Habrá que preguntar a los dirigentes de los partidos el asunto del recurso. *** Luego nos leemos.
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