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Los huevos, por las alturas. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
¡Ah, bueno! Es solo eso. Aún así nos preguntamos: ¿Para qué tanto escándalo y por qué seguir alentando a chamaquitos groseros y agresivos a seguir la ruta de la violencia? Manuel Andrés López Obrador, candidato presidencial derrotado, dijo ayer que la pretendida defensa del voto que encabeza, irá por la ruta “tranquila”. Pero además, subrayó: “Solo queremos demostrar cuántos votos compró el PRI”.
Como alegoría para calmar a sus financiadores, el anuncio suena bien; para el pueblo que está pendiente de sus acciones, suena mucho mejor. Pero para quienes analizan a fondo sus cada vez más cambiantes discursos, lo expresado por el tabasqueño solo puede ser una más de sus tretas para ganar tiempo y reacomodarse tras el trauma de la derrota.
Sin embargo, hay quienes ven en su nueva postura, la desesperación de un político para salir de la crisis que provocó su tozudez. Puede que tengan razón. El haber presumido un eventual fraude sin aportar las pruebas inmediatas —tan inmediatas como la aceptación de la derrota por parte de la candidata oficial y de otros personajes de la vida política nacional como el Presidente mismo—, lo encerró en un callejón sin salida.
Vino el silencio de personalidades que ya saboreaban el poder; ninguno de los que estaban ya en el gabinete adelantado, abrió la boca. La izquierda racional, el ala inteligente de esa agrupación, se sumó al silencio de Manuel Andrés. Ninguno ha avalado las supuestas pruebas de fraude.
Ahora bien: en las redes sociales circula infinidad de presuntas pruebas. Pero solo es ahí. No han sido presentadas ante la autoridad, lo que las descalifica como tales y pone en aprietos de credibilidad al ya excandidato y a sus seguidores, quienes, todo lo indica así, solo esperan la voz del autoritarismo para actuar. Y actuar en tonos no deseados por nadie.
Los mexicanos, si bien es cierto, necesitan despertar para que el país mejore, no es en condiciones de agresividad e intolerancia, sino en torno a un diálogo sesudo, y eficaz. Manuel Andrés podría ser una voz importante para ese diálogo. La oportunidad está ahí. Convocar a una rebelión, le quitaría la autoridad moral, pues millones de mexicanos, no comulgan con la idea de un movimiento violento. Ya mucho es la guerra contra el crimen organizado, como para seguir poniendo muertos. Y esa es responsabilidad del derrotado tabasqueño.
Como quiera que sea, la disyuntiva de éste está ahí: O se prepara para dar la batalla de las ideas para un México mejor, o pone las condiciones para más derramamiento de sangre.
Por lo demás, el resultado de la elección es irreversible, según los conteos. ¿Cuántos votos presumen los del movimiento pejista que podrían “recuperar” con el reconteo de voto por voto? Ellos mismos han admitido que probablemente, serían unos 400 mil votos. ¡Por favor! La diferencia es de poco más de 3 millones. Como ya he dicho en otros espacios, la cosa es sencilla: asígnensele a López Obrador uno o dos millones de votos y aún así, pierde… Con votos regalados. No tiene a dónde ir, entonces.
Bueno, sí. A su rancho, aquel que hizo famoso y que según él, se ubica en Chiapas. Pero en vista que no existe ni aquí ni en otra parte del mundo, utilice MALO la imaginación y váyase, exactamente, al nombre de su ficticio nombre.
Tarjetero
*** De pena; Carlos Morales Vásquez es un hombre a quien tengo afecto personal. Antes de su primer derrota a la alcaldía ante Victoria Rincón del PAN, gozaba de mi admiración como político. Pero en esa ocasión, decepcionó a todos. Ganó limpiamente la elección a la panista que mal gobernó a la capital. Negoció suciamente y recibió como premio de consolación, una regiduría, aún cuando todo mundo supo que fue ganador indiscutible. No peleó su triunfo. Se doblegó. Y lo peor, solo utilizó a sus seguidores para lograr un sueldito en el Ayuntamiento. Luego, se olvidó de ellos. De nuevo, sale con que le robaron la elección. No le creo, francamente, no le creo. Ya verá; en cuanto le ofrezcan una chambita de lector de medidores de agua, dejará su movimiento y a todos, colgados, como es su maña. Lo grave es que, irresponsablemente, está haciendo llamados a una rebelión sin sentido. Ojalá lo manden por un tubo. No se vale. Su contrincante, no es santo de mi devoción. No creo que vaya a hacer un buen trabajo. Pero ganó. Punto. En la democracia, se gana por un solo voto. *** Ayer, las autoridades federales anunciaron que habrá cárcel para quienes suban el precio del huevo. Bien hecho. En Soriana, que ha estado de boca en boca por el caso de las tarjetas fraudulentas del PRI, el cono estaba hasta en cuarenta y tantos pesos, lo cual es un robo. Ojalá y la PROFECO, que ayer fue una de las instituciones que hizo el anuncio junto con otras secretarías de estado, se dé una vueltecita en ese supermercado. Y en otros, donde el huevo se fue para arriba. *** ¡Ya! Los del famoso “Yosoy132”, ahora quieren meterse hasta en los otorgamientos de licencias matrimoniales. Su tiempo ya pasó. Fueron factor para crear escenarios violentos a favor de la izquierda y el proceso electoral, ya pasó. Chamacos, regresen a sus aulas y dedíquense a prepararse para su futuro. No vayan a salir igual de burros e idiotas como los políticos a quienes apoyan y critican. *** Entregaron constancia de mayoría a algunos candidatos ganadores. Entre éstos, al Torito de Tapachula, junto con su suplente, Enrique Zamora Morlet. *** La hipocresía del expresidente Fox, no tiene límites. Ahora resulta que fue gran propulsor y defensor de la libertad de expresión. ¿Cree acaso que ya nos olvidamos que su mujer, Martha Sahagún, demandó a varios medios y periodistas que divulgaron sus excesos? Fox no tiene memoria. Bueno, seamos más sinceros: no tiene seso. *** Luego nos leemos.
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