Peña y Beltrones, coyotes de la misma loma. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Somos los primeros en todo. En producción industrial, los primeros. En combate a la pobreza, los primeros. En ataque a la delincuencia, los primeros. En ciudades seguras, los primeros. Tan primeros, que resulta monótona la cantaleta. Oírla de boca de funcionarios y allegados al régimen calderonista, cansa. Y enfada, porque la realidad del país es otra. Los discursos podrán ser elegantes, estéticamente bien construidos, pero de un impacto pobre, negativo para sus promotores.
Haríamos mal en negar contundentemente que haya avances; son inocultables. Pero de eso a regodearnos en cifras que no corresponden a la realidad, hay una distancia abismal. O al Presidente Calderón le mienten sus colaboradores ó él miente deliberadamente.
No es cierto que la economía esté sobre terreno firme. El retroceso del peso ante el todopoderoso dólar, demuestra que en materia económica, no somos el primer lugar; la constante en el alza de los precios en los artículos de consumo diario, es otro signo inevitable de que estamos en una recesión económica de alto riesgo. Eso, sin duda, nos aleja de los bien estructurados discursos triunfalistas que hemos estado escuchando en los últimos meses.
Si revisamos cada uno de los temas que la Presidencia de la República ha escogido para maquillar el rostro de lo que parece ser el último gobierno panista en el país, encontraremos incoherencias sustanciales que nos obligan a pensar que los propagandistas oficiales, viven en el “País de las Maravillas” y no en el México adolorido, el México ofendido por la violencia, la impunidad, la corrupción y la indiferencia de sus políticos.
Indistintamente, la perorata es la misma: “Vamos bien”, “le estamos ganando la guerra al crimen organizado”, “la economía está más fuerte que nunca”, “la taza de empleos subió ‘tantos’ puntos porcentuales en la última semana”, “somos el primer productor en esto y aquello”, “bajó el índice de pobreza”… Pero cada vez vemos a más gente en los cruceros pidiendo limosna. Cada día aumenta el número de enfrentamientos con saldos escandalosos de daños colaterales.
Todos los días, cientos de ciudadanos se quedan sin empleo. Si hablamos de inseguridad, ¡ni se diga!
Inteligente estrategia sería si en lugar de lavar el cerebro con atroces discursos, se reconocieran los yerros y admitieran las culpas. Daría honor a un gobierno que no pudo encontrar su propia ideología en el ejercicio del poder y a los ciudadanos, la certeza de un país en vías de un verdadero cambio. Porque hasta ahora, podemos asegurar con firmeza, que son los mismos discursos del PRI en la década de los 70’s y 80’s, lo que venimos oyendo.
Reconocimiento y perdón
¿Qué pueden debatir dos hombres cortados con la misma tijera? Los problemas de México son tan complejos que dificultan su análisis a la tenue luz de una tendencia caduca, como la del Partido Revolucionario Institucional. Ocurriría lo mismo entre aspirantes presidenciales de Acción Nacional y la divida izquierda.
Sin embargo, será interesante ver en unos días a Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto, discutiendo sus posturas y propuestas para sacar al país de la debacle en que se encuentra. Esperamos verles partir de dos cosas: el reconocimiento de la culpa de ése partido en la actual crisis y la presentación de por lo menos, disculpas por su mal proceder.
De otra forma, no podría tomarse en serio un debate entre iguales. Tanto Beltrones como Peña, han sido actores fundamentales para que no se llegue a una reforma de fondo. Los dos han sido partícipes directos y activos del desbarajuste político y social y en cierto modo, han prolongado las viejas manías de corrupción que el PRI sembró durante más de siete décadas de un muy mal gobierno.
Por otro lado, los dos aspirantes priístas deberán garantizar gobiernos auténticamente democráticos. No más centralismo a la hora de elegir candidatos a los gobiernos de los estados, ni más centralismo para repartir los recursos públicos. Es lo menos que se espera. De lo contrario, podrían estar confirmando el fin de un partido que se niega a morir para renovarse.
Tarjetero
*** A raíz del escándalo por la “detención” de algunos alumnos del CONALEP en la ciudad de Tonalá, ese centro escolar se ha convertido en un desastre. La directora, Deysi Elizabeth Salvador, pocas veces se presenta al plantel y cuando lo hace, su comportamiento deja mucho qué desear. Como queriéndose ganar la confianza de los alumnos, los incita a juegos poco convencionales e incluso, dicen algunos padres de familia, el vocabulario utilizado es similar al de una cantina. La señora Salvador Escobar finca su desplante en que es muy protegida por el director de la institución, quien por cierto, nada dijo ante la vejación policial sufrida por los alumnos involucrados en una dudosa detención. Bueno, ¿qué podemos esperar si la impunidad reina en el CONALEP? El amiguismo y el compadrazgo, son graves. *** El Director de la Contraloría Social del Gobierno del Estado, sin duda, es un patán. Prepotente, grosero, altanero, abusivo, irresponsable. Haciéndose pasar por licenciado (igual que Pablo Abner Salazar), trata con extrema prepotencia a sus subalternos, quienes hacen su chamba, puesto que el fayuquero, nada, absolutamente nada sabe de los asuntos que le han encomendado. Sí, leyó bien: Juan Pablo Méndez Martínez, era un vendedor de contrabando ó fayuca, como le conocemos. De ahí saltó al servicio público, donde está haciendo un pobre trabajo. ¿Quién lo recomendó ahí? Nadie lo sabe. Lo que sí es cierto es que no tiene ninguna capacidad y para el colmo, es un sujeto que hasta hoy, se ha adueñado de todo. Lo peor es que se siente protegido, sin saber que a quien está dejando mal es a su protector. Eso que ni qué. *** Luego nos leemos.
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