El anonimato, forma de demostrar cobardía. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Ayer, Alonso Lujambio, Secretario de Educación, volvió a poner el dedo sobre la llaga en el caso de las sanciones a los tuiteros que propaguen versiones irresponsables en las redes sociales. Las reacciones fueron diversas; al funcionario le tildaron de todo. Y no se diga al gobernador de Veracruz, a quien se le acusa de promover leyes atentatorias contra las libertades civiles. Y sí, viendo el reglamento veracruzano, encontramos excesos que no solo delimitan la libertad de expresión, sino que se contraponen a diversos tratados internacionales que tienen qué ver con los derechos humanos.
Sin embargo, en lo tocante a la responsabilidad personal, nada se ha dicho. Los defensores de los tuiteros, se rasgan las vestiduras, lanzan miles de epítetos contra las autoridades, pero no son capaces de articular normas que regulen la actividad en las redes sociales.
Los principios éticos, que toda persona con la mínima conciencia social debe tener, están totalmente ausentes cuando se recurre a dichas redes. Algunos esgrimen el “temor a represalias” y otros, sencillamente, por la mera gana de incomodar al adversario, difunden versiones inexactas ó irresponsables, mismas que rayan en la cobardía.
Hay, por desgracia, un uso inmoderado e irresponsable de las redes sociales. En Chiapas por ejemplo, es común encontrar a miles de tuiteros y feisbukeros que operan bajo el anonimato. Desde ahí, desde la oscuridad, desde la cobardía, insultan, mienten, arremeten, acusan, señalan. Todo por supuesto, sin pruebas, sin fundamento. Esa parte es la que los defensores de los usuarios no ven.
Hace algunos días, un grupo de estudiantes me preguntaba si era ético recurrir a las redes sociales bajo el anonimato; les respondí que aparte de no ser ético, es una cobardía. Argumentaron que el anonimato era para evitar ser encarcelados.
Francamente, no veo ningún riesgo que vaya más allá de la responsabilidad civil tanto del que hace publicar sus ideas como las del destinatario. Mientras no se incurra en irresponsabilidades, creo que las redes son un buen elemento para hacer periodismo social. Pero si se recurre a tácticas inmorales, soy de la opinión que debe, por supuesto, haber una sanción. Como en todo. En los deportes, por ejemplo, hay sanciones severas para quienes no observan los reglamentos de la competencia.
Igualmente debe ocurrir en las redes sociales.
Por desgracia, no existe un reglamento, pero sí, existe la ética, los valores, los principios. Y esos han ido quedando rezagados. A menudo encuentro gente que no pide, exige que en éste espacio se critique con dureza al Gobierno del Estado. Les pido pruebas documentales. No las tienen. Se enojan y se van pensando que no se tiene el valor para hacerlo. Sí lo hay. Lo que no podemos es incurrir en irresponsabilidades.
No creo en leyes limitadoras; creo en un reglamento ético para las redes sociales. De hecho, las compañías que prestan esos servicios, tienen una política muy clara, pero nadie la sigue. Y éstas por su parte, las incumplen. Por ejemplo en Facebook, se supone que está prohibido subir fotos con contenido sexual y sin embargo, muchos usuarios bajo el anonimato, ponen como foto de perfil, la de una chica desnuda.
Prohíben la inserción de contenidos comerciales, pero empresas como las telefónicas y las agencias de edecanes, tienen abiertas páginas para promover productos ó servicios sexuales.
¿Qué hacer? Insisto: recurrir a la ética y recoger un poco de yemas. No se puede ir por el mundo bajo el estigma de la irresponsabilidad. Ello nos está arrastrando a las garras del Estado. Ante la irresponsabilidad, la creación de leyes tajantes.
Obviamente, no hay justificación, pero es la única opción que la sociedad les deja. En el caso de los tuiteros de Veracruz, inicialmente, me sentí indignado por la actitud de las autoridades. El día que salieron aquel hombre y la mujer, me arrepentí y lamenté que los hayan liberado. Independientemente de la facha de trogloditas, que no influyó en mi decisión, encontramos a un par de patanes irresponsables, groseros, nacos y mil adjetivos más. “Chingue a su madre el gobierno y a los hijos de puta que están en él”, grito la mujer durante una improvisada conferencia de prensa.
Incurrieron en una irresponsabilidad; causaron pánico y terror en la sociedad veracruzana (por cierto, derivado del pánico causado, una mujer quedó gravemente herida al chocar su auto cuando corría a la escuela de su hijo donde supuestamente, según esos tuiteros, se había desatado una balacera; eso, los defensores de éstos patanes, jamás lo han mencionado), fueron, de buena fe, liberados y con todo, siguieron haciendo de las suyas. Por mí —Y tíldenme de insensible y cabrón, si quieren— los hubiera dejado por lo menos, un año en prisión para que aprendan a respetar a los demás.
En resumen, debemos aprender a ser civilizados. A educarnos para usar las redes sociales y otros artefactos que nos ha dado la tecnología. En el blog http://ksheratto.blogspot.com, me vi en la penosa necesidad de moderar los comentarios y borrar casi todos. ¿Por qué? Porque la mayoría son insultos, insinuaciones dolosas, acusaciones sin fundamento. No tenemos la cultura de la opinión moderada, adecuada, sensata, respetuosa.
En Facebook y Twitter, elimino a quien utiliza ese espacio para denostar. Primero, porque en su mayoría, son anónimos; segundo, porque no saben otra cosa que mentar madres. Así, no se puede. Y no es porque se tenga la piel sensible; es porque no podemos permitir que gente cobarde, desahogue sus frustraciones donde no debe. Lo peor —y eso me da mucha risa—, que la mayoría de quienes exigen que se critique con dureza al Gobierno, por ejemplo, son gente que trabaja para el gobierno; que cobra y come de esa entidad.
Pero en fin, aprendamos a ser responsables y solo de esa forma, seremos parte de una sociedad civilizada. Mientras, no lloremos ni pataleemos por nuestros excesos. Exceso engendra exceso.
Tarjetero
*** Es para atacarse de la risa: Primero, Peña Nieto dice que el candidato a vencer es Manuel Andrés López Obrador. Ahora, MALO responde y dice que es Peña Nieto el rival más fuerte. Ambos ya se creen candidatos “de unidad”. Lo que ignora la dividida izquierda mexicana es que en realidad, el rival más débil es la imposición que pretenden hacer en la figura de MALO. Con ésas, seguramente tendremos un años de circo gratis. *** Luego nos leemos.
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