Julián Domínguez, protector de directora abusiva. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
La salud de los partidos políticos en Chiapas, es precaria; a unos meses de las elecciones, los aspirantes a la gubernatura sencillamente reflejan la carencia de propuestas y la ausencia de seriedad. Personajes que durante el negro sexenio del pabliato se escondieron para no señalar los abusos de éste y otros más que se le aliaron para saquear las arcas del Estado, ahora se pintan como los idóneos para alcanzar la gubernatura, aún cuando saben a ciencia cierta que no podrían convencer ni a sus familias.
Gobernar a un estado como Chiapas, requiere de hombres y mujeres inteligentes, con un proyecto certero, eficaz, congruente. Políticos con vocación y convicciones firmes; con una personalidad a prueba de todo cuestionamiento. Por desgracia, los que hasta ahora se han apuntado para contender por la gubernatura, son gente sin escrúpulos, ignorantes y absolutamente cuestionables, desde el punto de vista que se le quiera ver.
Es gente que cree que porque ya entregó una despensa, es merecedora de la adulación y la obligatoriedad del voto a su favor. Equivocados, rotundamente equivocados.
De la larga lista de aspirantes que hasta hoy se conoce, podemos estar contundentemente convencidos que ni uno solo sabe dónde queda el ejido “Liberación” y es muy probable que tampoco sepan quién es don Estractónico Ramírez. Si les hacemos un cuestionario de historia general de Chiapas, podemos estar seguros que no sacarían ni dos puntos. Es tal la ignorancia, tal el desapego a los valores de la tierra que pisan, que francamente, no sabemos de dónde sacaron la brutal idea de querer gobernar a un estado tan rico en cultura, como nuestro Chiapas.
Y ya no hablemos de su conocimiento de las condiciones actuales de la entidad. Pero todo esto es reflejo de la decadencia de los partidos políticos. Hace muchos años que no escuchamos nada de las famosas “escuelas de cuadros” en éstos. En esas escuelas se formaban jóvenes para la brega política. De ahí salieron políticos bien formados: cultos, educados, serios, responsables, conocedores de su entorno. Muchos llegaron a ser alcaldes, gobernadores, presidentes, senadores, diputados.
Todavía hace unas cuatro ó cinco legislaturas en Chiapas, los representantes de los partidos eran gente con la ideología bien metida en la cabeza y en sus acciones.
Los panistas y los perredistas, defendían con inteligencia sus posturas. No cualquiera pertenecía a esos partidos. ¿Quién no recuerda a Valdemar Rojas, Carlos Bertoni, Enoch Araujo, Gilberto Gómez Maza, Jack Demóstenes, Emma Toledo, Paco Rojas, Juan Carlos Cal y Mayor, Domingo López Ángel, por mencionar a unos cuantos? En su momento, formaron una oposición digna, congruente. Fueron parte esencial del cambio que hoy se ha visto, lastimosamente, atrofiado con las ambiciones de gentuza (perdonen el calificativo, pero es indignante ver que cualquier pelagato se cree con poderes súper especiales para atracar el servicio público) que francamente, nada tienen que ver en política.
En honor a la justicia, en PRI también tuvo grandes personajes en sus filas. Gente muy comprometida, muy profesional; personajes que sabían entender su momento. Hoy, por desgracia, hasta los chuchos del dueño en turno de cualquier partido, quieren ser gobernadores.
Por salud de la política, de los partidos, sus actuales dirigentes deben poner reglas claras para evitar que para las elecciones venideras, el elector tenga que optar por el menos ignorante ó por el abstencionismo. De por sí, la gente casi no vota. El porcentaje de electores es cada vez más bajo. Y si ahora se agrega el que analfabetas de la política aparezcan en las boletas, es muy probable que sentencien a los chiapanecos a ser gobernados por una ralea de ignorantes.
Es urgente que los partidos reaccionen. Responsabilidad suya es escoger a los mejores hombres y mujeres. Tanto ciudadano honrado, trabajador hay por todas partes; de ellos se debe echar mano, no de aprendices de politiqueros, esos oportunistas que por el solo hecho de creerse listos, ya piensan que pueden engañar a toda la sociedad. Están a tiempo de salvar a Chiapas de caer en las peores manos.
Tarjetero
*** En Tonalá se desató un escándalo mayúsculo tras la aparatosa detención de cuatro alumnos dentro de las instalaciones de la escuela CONALEP 170, acusados del robo de una computadora portátil y algunos celulares. Los detenidos, ya habían sido víctimas de robos y pese a que los reportaron, la directora Deysi Elizabeth Salvador Escobar, nada hizo. Pero ésta vez, curiosamente, sí actúo y de la peor forma. Según relato de los padres de familia, la directora —que se ufana de ser amiga y protegida de Julián Domínguez López Portillo, director general del CONALEP. ¡Ah! Y además, comadre del Procurador— fue quien llamó a las fuerzas del orden; llegaron varias patrullas con elementos fuertemente armados, ingresaron violentamente a la escuela y se llevaron a los chamacos, igual, con lujo de violencia, como si de narcotraficantes se hubiera tratado el asunto. Lo grave es que, se dice en Tonalá, Elizabeth Salvador, sabe a ciencia cierta quiénes son los que roban en ese plantel, pero los protege. Pero eso no es todo; resulta que desde el momento de la detención, el comandante de la Policía Ministerial, un sujeto de apellido Chandomí, está presionando a los padres de los cuatro muchachos para que le den 20 mil pesos por cada uno, a cambio de liberarlos. Nos preguntamos: Si éstos chavales son culpables, ¿por qué no los consignan? Todo indica que es un negociazo entre la directora del CONALEP y el jefe policial. Ochenta mil pesos no les caerían mal. De ahí que la exigencia sea por ahora, la destitución fulminante tanto de la señora Salvador Escobar, como de Chandomí, pues hay claras evidencias de abuso, extorsión y quién sabe cuántos delitos más. Julián Domínguez, que es un hombre culto y muy respetuoso, tiene la determinación en sus manos. ¿O preferirá que su buen nombre se desprestigie con la pésima acción de una subalterna suya? Y es destitución, no cambio de plantel, lo que se exige. *** Por cierto, ya son tres los comandantes señalados de abusos y corrupción; el de Berriozábal, que ya fue destituido. El de Coita que apenas ayer, se supo que había sido echado por corrupto. Silver Corzo, alcalde coiteco lo venía protegiendo en una serie de extorsiones a jóvenes “fresitas” a quienes provocaba para detenerlos y luego soltarlos a cambio de grandes sumas de dinero. Y ahora, el tal Chandomí. ¿Hay ó no hay control? *** Luego nos leemos.
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