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| De talentoso priísta a lider perredista. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Hablar de Luis Raquel Cal y Mayor Franco, es hablar del priísta nato; del militante de base que lo da todo por nada, del colaborador incansable, del trabajador partidista que abandona a su familia por un sueño: el de escalar cada peldaño hasta ocupar aquel que de holgura financiera… Por lo menos. Raque, como le decimos quienes le conocemos de cerca, ha sido un priísta ejemplar. Nunca se queja del exceso de trabajo que los flojos de arriba le imponen; siempre está atento a los movimientos de los adversarios para hacerles frente y nunca está indispuesto para encarar a los revoltosos perredistas.
Desde que le conozco, su militancia dentro del Partido Revolucionario Institucional ha sido impecable. Ya como representante del PRI en instancias electorales, ya como “mosquetero” para frenar los ímpetus del enemigo natural de los priístas, los perredistas.
Aunque no suele quejarse de las injusticias clásicas dentro del vetusto PRI, de vez en cuando expresa su frustración por la ingratitud de los dirigentes de paso que le han ofrecido cargos de elección popular y le incumplen por componendas cupulares. “Ya tendré chance de ser diputado por mi partido, el PRI”, dice con un brillo esperanzador en los ojos, a mitad de la modorra de fin de semana.
Es obstinado; sabe que la esperanza de portar el botoncito dorado en la solapa de la guayabera que lo identifique como diputado del tricolor, es lo último que morirá en él. Se tiene fe a sí mismo y desde luego, confía ciegamente en los dirigentes priístas.
Por eso, Luis Raquel no se dispone a descansar nunca. Desde muy temprano se acerca a las bases para ir construyendo la fuerza que tarde ó temprano, lo catapultará a un cargo político que le aliviane las ansias de representar a su amado partido. Lo intuye cada vez más y así se pasa el tiempo: soñando con que al fin, la cúpula del PRI le compense los desvelos, el trabajo, el abandono familiar, el desgaste personal.
Es sin duda, un priísta que a pesar de todo, sigue creyendo en la democracia interna como un valor innegociable; lleva muy dentro la lealtad a los colores de su partido. Conoce sus debilidades y se dice estar siempre dispuesto a portar la playera tricolor, pésele a quien le pese. Es un priísta distinguido, muy distinguido; tan distinguidísimo que ésta mañana, ¡amaneció con el gafete de presidente del Partido de la Revolución Democrática!
Cosas de la vida. Se partió el lomo en el PRI y nunca obtuvo ni media regiduría; nadie supo cuándo y cómo llegó al PRD y ¡ya es su dirigente estatal!
Evidentemente, no se debe a la generosidad de un partido de izquierda que no encuentra siquiera un callejón para salir de su debacle, sino una de tantas cosas: Que el PRD no tiene una estructura sólida y confiable; que a los perredistas les importa un bledo su presente y futuro político. Que la izquierda real dejó de luchar por su propio derecho. Que el PRD ya solo es un cascarón en venta.
Es obvio que el partido que ahora dirige un distinguido priísta, ya no es una organización competitiva ni interna ni externamente. De hecho, no lo ha sido. Casi desde su fundación en Chiapas, no ha presentado a candidatos propios, sino a militantes de otros partidos. Es más, sus últimos dos dirigentes, uno ha sido del Partido Verde Ecologista y otro del PRI. Con Luis Raquel, suman tres… Más los que vengan, si es que Raque logra levantar al muertito.
Del que acompaña a Cal y Mayor Franco en la terna, poco ó nada se sabe. Es como hablar de las pulgas de la chucha del tío Fanfarrias. Un ilustre desconocido que habrá de ingeniárselas para hacer la oposición interna, como ya es tradición en las tribus que se atropellan en lo que fue un buen intento por dignificar a los que pensaban distinto a los del PRI. Ni modos.
Luis Raquel Cal y Mayor, me consta, es un buen tipo, pero ubicado en el lugar más equivocado que haya tenido enfrente. Habrá quienes digan en su descargo que el equivocado soy yo, en virtud que el PRI, de regreso a su habitual manipulación, por fin recompensó a un militante distinguido, otorgándole la franquicia perredista. Todo puede ser posible.
Tarjetero
*** Hablando de partidos, el dirigente nacional del PRI, Humberto Moreira, criticó ayer los altos sueldos de los funcionarios federales. Tiene razón, solo que está escupiendo al cielo, toda vez que durante su gestión como gobernador de Coahuila, sus colaboradores eran de los mejor pagados del país. La insolvencia moral, por delante, lo que le resta seriedad a sus comentarios.*** hasta ahora, la pelea por la candidatura de la destartalada izquierda mexicana a la Presidencia de la República, es vista por los dos principales contendientes, como “una competencia” y no como una ruptura. Despacio que vamos gateando; esperemos los últimos meses del año cuando tengan qué enfrentarse a la consulta interna a ver si estarán en los límites de una competencia leal y responsable. Conociendo a Manuel Andrés López Obrador, no dudemos que los botellazos estarán a la orden de cada minuto. MALO, lo sabemos todos, es un mal perdedor, al grado que suele convertirse en un ser incivilizado y violento. El tiempo nos los dirá. *** El Alcalde de Ocozocoautla enfrenta serias acusaciones de corrupción. Según fuentes bien informadas y documentos en nuestro poder, durante la feria de Coita, echó la casa por la ventana, contratando a artistas que cobraron muchos, pero muchos miles de dólares. Sí, leyó bien: dólares. Eso, pese a que la ciudad carece de agua potable y alumbrado público. Para el colmo, la inseguridad es cada vez más grave. Solo basta echarse una vueltecita al único “Oxxo” sobre el libramiento de Coita para darse cuenta del alto grado de descomposición social que existe ahí. ¿Que no es culpa de Silverio Corzo? Por supuesto que sí. Él otorgó permiso para expender bebidas embriagantes las 24 horas y para que los parroquianos las consuman ahí mismo. No tardará en que ocurra una tragedia en ese lugar, pues, se quejan los vecinos, se ha vuelto normal que hombres con armas de alto poder, se estacionen ahí a ingerir licor. Incluyendo a los policías municipales. Bueno, con decirle que hasta el alcalde anda en estado inconveniente molestando a los ciudadanos. ¡Qué barbaridad! *** Luego nos leemos.
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