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Arévalo Estrada, culpable de 32 muertes infantiles. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
La desaparición de la figura del arraigo del Código Penal y, fundamentalmente, de la Constitución Política de Chiapas, era un paso necesario para el restablecimiento de la ley y la justicia que por desgracia, perdieron su sentido al imponerse figuras retrógradas que solo violentaban los derechos civiles y humanos de los presuntos implicados en la comisión de un delito. En la práctica, el arraigo en Chiapas era inconstitucional en virtud de no haberse adecuado, nunca, a los principios del Derecho Penal Constitucional.
Aunque fue considerada una forma para prevenir la sustracción de la justicia de los presuntos responsables de una ilegalidad, en la práctica fue utilizada como una manera —poco ortodoxa, por cierto— de represión, pues el implicado, por lo general, no era escuchado en audiencia ni por el juez de la causa ni por el agente del Ministerio Público, como lo establecía la normativa.
Común fue que a los ciudadanos, por el simple hecho de ser sospechosos ó, por caprichos personales, eran detenidos y llevados en condiciones inhumanas al centro de arraigos “El Pitiquito”, donde permanecían incomunicados.
Era en sí, un vicio legal que en el fondo, demostraba la incapacidad del Ministerio Público para investigar, pues al solicitar el arraigo, daba indicios claros que no tenía elementos para integrar la averiguación previa y consignarla al juez, quien aún antes de conocer las motivaciones ministeriales, concedía la medida del arraigo. Era una disposición restrictiva que ponía en riesgo la democracia y las libertades, pues se rompía con el principio constitucional de que nadie puede ser privado de su libertad sino por sentencia.
La figura del arraigo que ha sido derogada de la ley en Chiapas, fue creada en 1983 y era solamente una medida precautoria dentro del domicilio del sospechoso. Las posteriores modificaciones la convirtieron en un mecanismo de aplicación indiscriminada, pese a que en 1999, se modificó la ley con la intención de aplicarla únicamente a sospechosos de pertenecer al crimen organizado.
Durante la dictadura pablista en Chiapas, la medida se aplicó aún contra personas acusadas de incumplir con la pensión alimenticia ó contra quienes estaban implicados en un accidente de tránsito. Muchas veces, éstos terminaban siendo acusados de delitos graves, pues daba suficiente tiempo al MP para integrar delitos inexistentes a los inculpados.
La abolición de esa medida, es plausible. Refleja la capacidad intuitiva de un gobernante que no prescribe la medida por cuestiones de popularidad, sino por sentido común, que busca la supresión de las atribuciones parajurisdiccionales del Ministerio Público y garantiza la seguridad jurídica de los chiapanecos.
Los excesos que mutilaban el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, son ahora en Chiapas, parte de un pasado tenebroso, pero al mismo tiempo, el parte-aguas para dar por terminada la arbitrariedad, no solo en Chiapas, sino en todo el país.
La clausura de “El Pitiquito”, es una acción congruente; congruente con la modernización, con las libertades y con un gobierno que no piensa en sí mismo, sino en los demás. Juan Sabines Guerrero rompe con anquilosados esquemas que contravenían los principios de libertad y derechos, sumidos éstos en agonía por un gobierno anterior (la dictadura pablista) que no quiso atender a sus gobernados, sino a su pandilla.
Nunca más tendremos delincuentes fabricados; nunca más, ciudadanos martirizados por consigna. Nunca más, chiapanecos bajo el estigma de la zozobra.
Ojalá, el Gobierno Federal y de otros estados, retomen la idea; no es aceptable, desde ningún punto de vista, que los ciudadanos estén a la merced de leyes insustentables. Chiapas ya puso el ejemplo. No pueden sustraerse de una realidad que exigen los mexicanos.
Tarjetero
*** Erra el Consejo Estatal de los Derechos Humanos al solicitar una investigación contra Pablo Abner Salazar por la muerte de 32 niños en el hospital de Comitán, bajo el endeble argumento que “no castigó a los responsables”. ¡Si el principal responsable es él! ¿Cómo esperan que se hubiese autocastigado? Los del CEDH, deben sopesar otras causas, motivos y acciones. Deben recordar que Pablo desvió recursos de la Secretaría de Salud para otros fines, antes que atender la emergencia sanitaria en ese hospital. Cuando un funcionario menor de la Secretaría de Salud le informó, en una reunión privada, de la emergencia por un virus que se había desatado en ese nosocomio, el exdictador le respondió que ocho niños muertos (todavía no alcanzaba la cifra final) no significaban nada para un proyecto deportivo “de especial trascendencia”, que requería de todos los fondos disponibles. Con el dinero que pudo haber servido para salvar la vida de esos niños, adquirió la franquicia de un equipo de fútbol y reconstruyó el estadio “Víctor Manuel Reyna”, en un terreno que fue finalmente, producto de un despojo. ¿A quién más debió castigar? ¿A Ángel René Estrada Arévalo? ¡Por favor! Si Estrada Arévalo fue su cómplice; el exsecretario de Salud y exrector de la UNACH, fue el responsable directo de desviar fondos para un proyecto que no era la salud de los chiapanecos. Pablo no debe ser castigado por “no castigar”, sino por ser el responsable directo de esas muertes. Él y nadie más, ordenó el desvío de recursos y por tanto, debe pagar por ello. Son 32 muertes de inocentes. Es un delito de lesa humanidad. Así de grave. Así de criminal y asesino es. No deben andar con consideraciones. *** Todo un éxito la presentación de los Parachicos en la villa de Tejutla, San Marcos, Guatemala, en días recientes. Límbano Domínguez, Alcalde de Chiapa de Corzo y Humberto Gómez, edil de Tejutla, se comprometieron a afianzar los lazos de amistad, cooperación e intercambio cultural y turístico de ambas ciudades. Por cierto, en los linderos de Tejutla y San Miguel Ixtahuacán, nace el río Grijalva, que atraviesa Chiapa de Corzo y da magnificencia al Cañón del Sumidero. Marco Aurelio Paz y Genaro Camacho, encargados de turismo y cultura de ambas ciudades, resaltaron las cualidades del encuentro. Y los Parachicos y Chiapanecas asistentes, ni se diga. Apagaron tantas velas como les fue posible en la velada donde la India Maya se hizo notar en todo su esplendor. *** En pleno auge, el torneo de ajedrez organizado por el periódico El Orbe en Tapachula. *** Luego nos leemos.
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