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Policía amenaza de muerte a usuarios. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
Rabiosamente frustrado por el repudio que los ciudadanos le expresan cada vez más enérgicamente, quien durante la dictadura pablista incitó al odio y el rencor y se apropió descaradamente de las propiedades de los perseguidos, se erigió en provocador solitario, en personaje de ficción que no supo prever las consecuencias de su atrevimiento. Nunca ha tenido un ápice de vergüenza, de pulcritud, de sensibilidad. Ególatra e inmoral, Rubén Velásquez pensó que el olvido habría hecho presa de quienes fueron sus víctimas y se presentó a un evento donde sabía, habría más de un comunicador.
En un acto de congruencia que aplaudo por su contundencia y oportunidad, Miguel González Alonso lo encaró, luego que el cínico senador perredista, desde donde estaba sentado, balbuceaba impertinencias propias de un cobarde que, en algún momento, pensó que le redituarían si no aplausos, el mutismo de los asistentes.
¿Quién es el carnicero de la dictadura pablista para provocar a sus perseguidos? Ninguna autoridad moral tiene para intentar una acción deplorable que solo le desnuda como lo que es: un cínico desquiciado que se niega a entender que el tiempo, poco a poco está sacando a la luz las atrocidades que, junto con el tirano de pacotilla, Pablo Abner Salazar, cometieron al amparo de leyes injustas e injustificables, leyes draconianas mediante las cuales despojaron, persiguieron, encarcelaron, mutilaron todas las libertades civiles.
El senador por la vía del dedazo (recordemos que perdió la elección de manera abrumadora ante el también senador Manuel Velasco Coello) pretende olvidar las ruindades cometidas bajo el manto de impunidad que le otorgó la secretaría de Gobierno durante la dictadura. No recuerda que hubo presos políticos; tampoco que despojaron de sus propiedades a cientos de inocentes que fueron a parar a la cárcel. Lo ha negado sistemáticamente, lo cual demuestra que no tiene pantalones para admitir sus errores.
La anulación del valor masculino a la que el senador recurre para esconder las pifias cometidas en el pasado, lo convierten en un vicioso de la mentira y la simulación. Ninguna respetabilidad puede tener quien no asume el costo de sus actos y piensa que solo cuando se siente a salvo, entre comunes, puede provocar a sus víctimas. Se equivoca el senadorcete de mala figura.
Los verdaderos chiapanecos, tienen memoria y muy buena por cierto. Todos recuerdan, por ejemplo, cuando firmó la ley mordaza y la envió a un Congreso de agachados y sumisos diputados. Nadie olvida la persecución contra los indígenas en la zona norte; es difícil olvidar las barbaridades cometidas contra maestros y estudiantes.
Los líderes sociales, fueron sometidos a punta de pistola. El derroche de violencia contra los opositores a la dictadura, no tuvo jamás, límites. Eso y miles de brutalidades más, pretende olvidar Velásquez, como si el daño fuera poco, como si los chiapanecos estarían en la obligación no solo de creerle, sino de aceptarlo como uno más de la sociedad.
¿Negará acaso que dio órdenes precisas para someter a torturas psicológicas y físicas a los detenidos durante el tiempo en que usurparon el poder público? ¿Ya se le olvidó cuando ordenaba, por mandato del dictadorcillo Salazar, que llevasen a la celda de castigo a determinados presos cuando perdía un partido el equipo Jaguares? ¿Ya se olvidó, por cierto, que prefirieron adquirir la franquicia de ese equipo de fútbol y no suministrar medicamentos al hospital de Comitán donde murieron más de 30 niños? ¡Hipócrita! ¡Desvergonzado!
Velásquez y Salazar, convirtieron los ideales en penalidades; suprimieron las libertades y cerraron las puertas a la democracia. Se comportaron como lo que son: cobardes y salvajes, incapaces de atender el clamor popular. Eso son realmente y no héroes a los que se les deba defender.
Si Velásquez creyó que al pretendido olvido habría que agregar provocaciones, burlas, presiones y amenazas para doblegarnos, se equivocó rotundamente; no pudieron cuando tenían el control absoluto de todas las instituciones —e incluso, de algunos organismos de defensores de los derechos humanos— menos ahora que son poco menos que apestados. Que les quede claro al senadorcete y al exdictador Salazar: no habrá espacio en Chiapas donde no haya un chiapaneco valiente que les encare y recrimine su conducta. Ha sucedido muchas veces y seguirá siendo así, porque sembraron odio y rencor y eso cosecharán.
Tarjetero
*** Hablando de la tiranía, Pablo Abner Salazar insiste en enviar a mi correo personal, “boletines” donde resalta, según él, los logros de su gobierno; falsedades que, si no lo supiéramos a ciencia cierta, tampoco le creeríamos nada. Todos estamos ciertos que su gobierno fue una dictadura insensible, brutal y asquerosa. Sin embargo, él, al igual que el personaje citado líneas arriba, asegura que todo fue bueno. ¿No le dará vergüenza seguir mintiendo? Se me hace un patán sin respeto ni educación. Le he dado de baja y he denunciado como “spam” (correo basura) sus envíos, pero insiste. ¿Cree acaso que le vamos a publicar sus mentiras? Que se las publique quien no tenga conciencia de lo que Pablo Abner hizo en contra de la sociedad. *** Prepotentes y arbitrarios; así son los agentes de tránsito de la ciudad de Tapachula. Según reportes de los usuarios del transporte público, los agentes de esa corporación exigen mordidas a los choferes de combis para no ser molestados. Y cuando éstos se niegan, los multan hasta con 800 pesos, aún cuando no hayan cometido una sola infracción. A los choferes, los retienen ilegalmente hasta media hora ó hasta que pagan la mordida. Ello, obviamente, ha generado inconformidad entre los usuarios, quienes deben llegar tarde a sus centros de trabajo ó escuelas. Los agentes en mención, por lo regular se estacionan por el Seguro Social y roban a los transportistas de Huixtla y otros municipios cercanos a Tapachula. Lo grave es que amenazan de muerte a los pasajeros que les reclaman su mal proceder. *** Luego nos leemos.
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