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Policía: reestructuración total. |
Fichero Político
Angel Mario Ksheratto
La opción del “mando único” para las policías estatales que recién se estableció para las ciudades de Tapachula, Tonalá, San Cristóbal de las Casas, Comitán y Tuxtla Gutiérrez, es una medida que se venía tardando, pero que al mismo tiempo, debe observarse con detenimiento, toda vez que el requerimiento no debe limitarse a unas cuantas ciudades, sino a los 118 municipios del Estado, independientemente de su situación en materia de seguridad. La idea central de aglutinar a todas las policías bajo un solo mando es por un lado, evitar la duplicidad de acciones y por otro, lograr un ordenamiento que garantice eficacia y contundencia pero que además, erradique la corrupción en los cuerpos policíacos, factor que ha incidido determinantemente en el crecimiento de la criminalidad.
En ese sentido, la teoría del mando único es todavía desconocida en Chiapas; por ejemplo, no sabemos qué estrategia se va a utilizar para lograr una coordinación capaz de controlar y extirpar algunas bandas criminales que asuelan Chiapas, principalmente en la Costa y la zona Norte de la entidad. Tampoco se ha establecido un criterio sobre el combate a la corrupción y tampoco hemos tenido conocimiento de qué forma se va a capacitar a los cuerpos de policía para que cumplan con eficacia.
Hace unos meses, por la zona donde vivo, varios hombres asaltaron a una pareja que recién había retirado dinero de un cajero automático; los ladrones dispararon a sus víctimas obligándolos a empotrarse en una cerca. Había policías de todas las corporaciones por todos lados, pero nadie protegió las evidencias. Unos muchachitos de la colonia recogieron los casquillos y se los llevaron como recuerdo a sus casas. Esto, ante la mirada de los policías cuyo deber era preservar la escena y recoger evidencias. De ése tamaño la falta de preparación en materia de investigación de un delito.
Más aún, una de las personas involucradas en el incidente, recibió un impacto de bala en la mano derecha, se negó a subirse a la ambulancia y se retiró en un taxi sin protección policial y sin haber sido interrogado para determinar si en realidad fue víctima ó era parte de los delincuentes. Lo deseable era que por lo menos, le preguntaran su nombre. Ni eso.
Si bien en los últimos cuatro años se han establecido estrictos sistemas de control interno en los cuerpos de policía y se aplican métodos confiables para certificar a cada elemento de seguridad pública, la tarea ahora será la de redoblar el trabajo para garantizar que cada uno cumpla con la normativa. En ese sentido, esperamos que las ciudades que han firmado el acuerdo para la policía única, busquen modelos adecuados para fortalecer los vínculos de la policía con los ciudadanos. Ése va a ser factor determinante.
Históricamente, la policía ha sido mal vista por la sociedad; abusos, incompetencia, corrupción y otros tantos males han servido para que los ciudadanos desconfíen de los policías. Una primer acción loable sería que se establezca una escuela para policías donde se les enseñen valores y principios. Una policía humanizada, sería lo ideal; policías que respeten a la gente y no la agarren a culatazos.
Entendemos que el sistema de mando único (mientras no de resultados sólo será una teoría al aire, como apunté líneas arriba) tendrá forzosamente qué estar inserto en el programa federal denominado “Policía Estatal Acreditable”, cuya finalidad es aportar recursos extraordinarios para mejorar las condiciones de los cuerpos de policía ya sea en armamento como en capacitación y, suponemos también, para un mejor salario de los agentes del orden.
Esto último ha sido tema de debate durante años: los policías no tienen un salario decoroso, lo que, según las justificaciones, le obligan a corromperse. Habrá qué esperar si dentro de la nueva modalidad habrá un aliciente que haga de la policía, un cuerpo de seguridad comprometido con la sociedad.
Hay que insistir en un punto: que el mando único se extienda a todo el estado.
Ocozocoautla, ciudad a 20 minutos de la capital ha sido escenario de varios crímenes en los últimos meses. Dos jovencitas asesinadas a la orilla de la carretera, dos adolescentes secuestrados y en la última semana, el asesinato de un conocido lenón junto a una de sus empleadas y el crimen contra un reconocido abogado, exdirector penitenciario y exjurídico del PRI estatal. Los coitecos, por supuesto, desconfían de la policía municipal y de los cuerpos estatales ahí asentados. Si todos los municipios se apegaran a la nueva modalidad, la criminalidad bajaría ostensiblemente, de eso estamos absolutamente seguros.
Ahora bien, será necesario un reclutamiento de policías con mejor preparación académica. En Chiapas hay criminalistas sin empleo que bien podrían robustecer los cuerpos de policía; hay médicos legistas capacitados que deberían ser llamados. Hay investigadores profesionales; por personal, no debe pararse. El asunto está en que se les tome en cuenta.
Tarjetero
*** Para el arzobispo Norberto Rivera, el aborto y la esterilización, son abominables. Considera el prelado que ambas prácticas son “reduccionistas” de la naturaleza humana. Perfecto. Totalmente de acuerdo. Pero habrá que preguntarle sobre el celibato que, al prohibir a los sacerdotes casarse, reducen la naturaleza del hombre de reproducirse, tal como le ordenó Dios a Adán. *** Muy bien el partido de la selección mexicana ante Paraguay. Ojalá así sigan y nos den una alegría en las justas futbolísticas que se avecinan. *** En general, la consulta en el EDOMEX para determinar si la izquierda y la derecha se unen para intentar cerrar el paso al todavía gobernador mexiquense rumbo a la Presidencia de la República, fue raquítica. Según reportes de prensa, hubo municipios donde ni siquiera 400 ciudadanos acudieron a votar. Cualquiera que sea el resultado, dará mucho cordel para halar. *** A Ruperto Portela Alvarado, viejo periodista y amigo, un abrazo por su cumpleaños, ayer. Ya habrá ocasión, ésta semana, de romper cristales, supongo, en El Andariego, lugar común para los bohemios de hueso colorado. *** Luego nos leemos.
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